Misofonía: el odio hacia ciertos sonidos
Para conocer la misofonía y lo que supone, leamos este relato: “Llevo así toda mi vida, es horroroso. Ir en cualquier medio de transporte me desquicia por completo. Si no llevo tapones o música con cascos, me pongo muy nerviosa e irascible. Escuchar el teclado del ordenador, que coman chicle, que muerdan el tenedor al comer, sorber la sopa… un sinfín. Solo sueño con algún día poder estar tranquila y no tener que estar sola o con mis cascos, de no imitar o mirar mal a la gente que lo hace… No puedo tener pareja estable, es normal acabar odiando a una persona como yo”.
Lo que acabas de leer es un relato real de una persona que padece misofonía. Pero entonces, ¿qué es la misofonía? Básicamente, la misofonía se define como una gran sensibilidad (hipersensibilidad) a un determinado tipo de sonidos.
“La reacción es la ira en su mayoría, no es disgusto. La emoción dominante es la ira. Parece una respuesta normal, pero luego ocurre en exceso”
-Doctor Sukhbinder Kumar. Universidad de Newcastle-
Se trata de una de las afecciones que implican baja tolerancia al sonido, en conjunto con la hiperacusia y la fonofobia. En las personas con misofonía el cuerpo reacciona de cierta manera cuando es expuesto a determinados estímulos sonoros.
La palabra “misofonía” fue acuñada por los médicos Pawel Jastreboff y Margaret Jastreboff en el año 2000. Este término deriva del griego “misos”, que significa aversión y “foné”, que significa sonido. Así, la misofonía también se puede definir como “sensibilidad selectiva al sonido”.
¿Qué es realmente la misofonía?
Como hemos comentando, la misofonía consiste en una disminución de la tolerancia a ciertos sonidos. Quien la padece no tolera escuchar algunos sonidos específicos. Lo que para la mayoría de las personas son sonidos de fondo, para otros resultan sonidos profundamente desagradables.
Ruidos como el masticar, el tintineo de unos cubiertos o el tamborileo de los dedos se hacen insoportables para las personas que sufren de misofonía. Algunos de los sonidos que provocan este malestar tienen una intensidad relativamente baja, del orden de 40 a 50 decibelios.
“La cafeína y el alcohol empeoran la condición, lo cual supone una desventaja para estos pacientes”
-Doctor Sukhbinder Kumar-
Esta animadversión por los sonidos se amplifica si las personas que los producen tienen lazos sentimentales con quienes los producen. Por ejemplo, si pertenecen a la misma familia o son amigos íntimos. Una maestra de escuela primaria de Baltimore, Meredith Rosol, diagnosticada de misofonía, afirma que ya no come con sus padres. Solo come con ellos si se pone un tapón en los oídos.
Uno de los problemas ante los que nos enfrentamos con este trastorno es su difícil diagnóstico. Por lo tanto, también se hace complicado dar con un tratamiento efectivo: hasta hace poco no había sido catalogado como enfermedad.
“Estos pacientes se saturan cuando escuchan los sonidos que disparan la reacción”
-Doctor Sukhbinder Kumar-
¿La misofonía es un trastorno psicológico?
Hay quien argumenta que la misofonía no es un trastorno psicológico, no es una fobia. Se trataría entonces de una condición neurológica. Este trastorno neurológico probablemente esté localizado en determinadas estructuras del sistema nervioso central.
De dónde surge exactamente esta reacción “tan visceral” sigue siendo una incógnita. Podría tener algo que ver con el daño en la corteza prefrontal medial, similar a lo que se produce en otra condición médica llamada tinnnitus. El tinnitus es un timbre fantasma u otro ruido en el oído. Es una percepción comúnmente causada por las células ciliadas dañadas en la cóclea.
Síntomas de la misofonía
Las personas que sufren este trastorno o enfermedad sienten malestar, ira, enfado, pánico, temor… Incluso pueden llegar a imaginar atacar al que produce dichos sonidos. Los sonidos pueden ser tan normales como los producidos al comer, beber, sorber, respirar, toser, etc.
Estas personas también pueden llegar a sentir molestias por otro tipo de sonidos repetitivos, como masticar chicle, hacer pompas con él, el crujir de los huesos, etc. Estas personas manifiestan ansiedad y conductas de evitación ante las personas que los producen. En algunos casos muy graves, la persona puede volverse tan intolerante que se puede presentar comportamientos violentos hacia objetos, personas o animales involucrados.
Las personas con misofonía pueden desarrollar una verdadera obsesión con respecto a estos ruidos. Entonces la hipersensibilidad se extiende y se produce una intolerancia hacia esas personas y/o situaciones donde se producen esos sonidos.
Siento que hay una amenaza y tengo el deseo de atacar, me pongo en modo “pelea o huída”
-Mary Jefferson, persona afectada de misofonía-
Problemas psicológicos que se derivan de la misofonía
Las personas que sufren de misofonía pueden desarrollar graves problemas a nivel psicológico. Pueden mostrarse agresivas o tomar la decisión de evitar aquellas situaciones que preceden o motivan su malestar. Así, pueden llegar a aislarse y a sentir una profunda soledad.
Debido a que existen pocos recursos para tratar su dolencia, no se favorece su integración social. Únicamente disponen de la posibilidad de utilizar tapones de oídos o auriculares para reproducir música. Es decir, están destinados a no escuchar los sonidos que producen el malestar, pero no a resolver el problema de raíz.
“Cualquier persona que coma patatas fritas siempre me va a molestar. El susurro de la bolsa es suficiente para desatar la reacción. Inmediatamente pienso “Ay, dios mío, ¿qué es ese sonido? Necesito irme o detenerlo”
– Paul Clark, persona afectada de misofonía-
¿Cuán frecuente es la misofonía?
Desconocemos la prevalencia de la misofonía. Las personas que la sufren sugieren que es más común de lo que se reconoce. En pacientes con tinnitus se reporta una prevalencia de hasta el 60 por ciento.
Y es que los problemas de audición son más comunes de lo que pensamos. Muchas veces existe un tratamiento adecuado, pero otras veces es más difícil establecer un tratamiento efectivo, sobre todo cuando el problema es la hipersensibilidad a ciertos sonidos. Esto es debido a que los factores físicos y psicológicos interaccionan en este tipo de problemas.
“Todavía no está claro qué tan común es el trastorno, ya que no hay una forma clara de diagnosticarlo y ha sido descubierto recientemente”
-Doctor Sukhbinder Kumar-
¿Cómo se trata la misofonía?
A día de hoy no se conoce una cura para la misofonía. A algunos pacientes les ha sido útil la terapia cognitivo-conductual y la terapia de recapacitación del tinnitus. En otros, estas intervenciones no han sido tan efectivas. Muchos médicos desconocen la existencia de este trastorno porque ha sido reconocida hace poco. Esto implica que en muchos casos todavía no se diagnostique.
“Una idea es usar bajos niveles de electricidad dirigida a través del cráneo, que según se sabe, ayuda a ajustar la función cerebral”
-Doctor Sukhbinder Kumar-
Existen ciertos tratamientos psicológicos e hipnóticos que también han resultado eficaces en algunos pacientes, pero en general no se puede afirmar que exista una cura para esta condición. A la espera de un tratamiento más adecuado, las personas afectadas siguen condenadas a vivir en un estado de ansiedad o de aislamiento si optan por evitar los sonidos que no soportan.
Referencias bibliográficas:
Herráiz C. (2005). Mecanismos fisiopatológicos en la génesis y cronificación del acúfeno. Acta Otorrinolaringol Esp 2005; 56(8):335-42.
Herráiz Puchol C, Hernández Calvín FJ. (2002) Acúfenos: actualización. Barcelona: Ars Médica.