3 mitos sobre la mentalidad de crecimiento
Las personas con la mente abierta al crecimiento tienen una actitud favorable hacia el aprendizaje y el desarrollo personal. Se trata de creer que podemos mejorar nuestras habilidades y superar los desafíos, a través del esfuerzo y la práctica constante. En este artículo, exploraremos mitos y esclareceremos algunas de esas creencias comunes sobre la mentalidad de crecimiento.
Quienes la poseen, se enfocan en el proceso y el esfuerzo, más que en los resultados finales. Además, valoran el progreso y la superación, reconociendo que el camino hacia el éxito implica altibajos y obstáculos. Estas personas aprovechan oportunidades, se desafían a sí mismas y salen de su zona de confort.
Sin embargo, a medida que el concepto ganó popularidad, también surgieron algunos mitos y malentendidos que vale la pena analizar.
¿Cuáles son los mitos de la mentalidad de crecimiento?
La mentalidad de crecimiento es un concepto desarrollado por la psicóloga Carol Dweck, referente a la creencia de que nuestras habilidades y talentos mejoran a través de la práctica, el esfuerzo, la perseverancia y el aprendizaje continuo. Así lo sugiere un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology.
En contraste, la mentalidad fija se basa en la creencia de que nuestras cualidades son innatas y no pueden cambiarse significativamente. En cuanto a la mentalidad de crecimiento, a continuación, detallamos los mitos más comunes que se le vinculan.
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1. No implica negar las limitaciones
Un malentendido común sobre la mentalidad de crecimiento es que implica por completo negar las limitaciones y creer que cualquier objetivo es alcanzable sin importar las circunstancias. La realidad, es que esta mentalidad reconoce las limitaciones y trabaja en superarlas de manera activa.
Es importante entender que todos tenemos ciertas barreras, ya sea en términos de habilidades, recursos o circunstancias. La mente en crecimiento busca superarlas y desarrollar nuevas capacidades, pues, como sugiere un estudio publicado en Medical Teacher, su base es que las habilidades son cambiantes y no fijas.
Se trata de adoptar una actitud de aprendizaje y resiliencia, reconociendo que el camino hacia el crecimiento quizás acarree desafíos y obstáculos, pero que con empeño y determinación es posible superarlos.
Si bien comprendemos que el crecimiento requiere tiempo y paciencia, estamos dispuestos a enfrentar los desafíos y trabajar para mejorar en esas áreas específicas. En lugar de conformarnos con las limitaciones propias, nos esforzamos por convertirlas en fortalezas.
La mentalidad de crecimiento implica aceptar que hay áreas en las que podemos tener más dificultades o limitaciones, pero en lugar de asumirlas como barreras infranqueables, las entendemos como oportunidades para aprender y crecer.
2. No es solo tener pensamientos positivos
Uno de los mitos más comunes sobre la mentalidad de crecimiento se reduce a tener pensamientos positivos y repetir afirmaciones del mismo tipo. Aunque tener esta actitud favorece, la mentalidad de crecimiento va más allá.
Esta dimensión implica un compromiso real con el aprendizaje, el desarrollo y la mejora constante. Requiere tomar acciones concretas y enfrentar desafíos, incluso, cuando se presenten dificultades.
Se trata de salir de la zona de comodidad, asumir riesgos y aprender de los errores. Además, supone una mentalidad de esfuerzo y perseverancia, donde se valora el proceso de aprendizaje continuo y se asimila que el éxito no siempre es inmediato ni lineal. Esta mentalidad nos cultiva en cada experiencia, hasta en aquellas que parecen adversas; también motiva a desarrollar la curiosidad.
En vez de evitar los desafíos o sentir desánimo por los fracasos, la mentalidad de crecimiento impulsa a verlos como parte integral del proceso de aprendizaje y como coyunturas para fomentar nuevas fortalezas. Reconocemos que habrá momentos difíciles y obstáculos hacia el crecimiento, pero no nos rendimos o abrumamos, nos concentramos en avanzar y buscar soluciones creativas.
Por ejemplo, como se señala un estudio de American Psychological Association, la mentalidad de crecimiento puede llevar a una mayor resiliencia y una mejora académica, en algunos casos. El sustento de todo es hallar lecciones y oportunidades en cualquier situación.
3. No garantiza el éxito instantáneo
Otro de los mitos sobre la mentalidad de crecimiento es que garantiza el éxito instantáneo en cualquier área de la vida. Algunas personas creen que si adoptan tal mentalidad lograrán sus metas y superarán todos los obstáculos de modo automático. Sin embargo, la realidad es que el crecimiento personal y el logro de propósitos requieren tiempo, esfuerzo y constancia.
Una mentalidad de crecimiento anima a abrazar el proceso, reconociendo que el éxito, a menudo, se construye a través de pequeños pasos. No es obtener resultados instantáneos, sino mejoras graduales y superar los desafíos a lo largo del camino.
También nos impulsa a ver los fracasos como espacios de aprendizaje y nos enseña a persistir, a pesar de los problemas. Es importante entender que el crecimiento no siempre sigue una línea recta ascendente. Habrá momentos en los que nos enfrentemos a contratiempos y retrocesos, pero la mentalidad de crecimiento contribuye a mantener el enfoque en los objetivos.
Reconocemos que el éxito no es lineal, sino un proceso lleno de altibajos, y estamos dispuestos a aprender de cada experiencia, sea positiva o negativa.
Un concepto ligado al autocrecimiento
La mentalidad de crecimiento es un enfoque poderoso que anima a creer en nuestro potencial. No se trata de negar las limitaciones, sino de superarlas de manera activa y ganar nuevas habilidades. Tampoco ocupa solo pensamientos positivos, sino que nos compromete con el aprendizaje y el desarrollo constante, conduciendo hacia el éxito mediante la perseverancia y esfuerzo.
Al esclarecer estos mitos, es posible adoptar una mentalidad de crecimiento más informada y efectiva. Esta nos brinda las herramientas para abrazar los desafíos, aprender de los errores y avanzar en todas las áreas de nuestra vida.
Es importante destacar que la mentalidad de crecimiento no es exclusiva de ciertas personas o grupos; cualquier individuo la adopta y aprovecha su poder transformador. No hay límites de edad, género o antecedentes; todos tenemos la capacidad de aprovechar su esencia para el autocrecimiento.
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