Niños con baja autoestima
¿Crees que se nace con un tipo determinado de autoestima? ¿Consideras que quererse a uno mismo es algo importante para el día a día? ¿Se puede influir en la autoconfianza de los hijos? En este artículo encontrarás la respuesta a todas estas preguntas.
La autoestima es la pieza fundamental del puzzle de cada uno. Es sobre lo que construimos todo nuestro yo. Por ello, es importante trabajarla desde pequeños. Así, hacer conscientes a los niños de la importancia de su grado de valoración hacia ellos mismos es fundamental, es clave para forjar unos cimientos estables, capaces de sostenerlos en los momentos más críticos, en lugar de hacerlos tambalearse.
Ahora bien, hay muchas acciones que podemos llevar a cabo sin darnos cuenta que en lugar de fortalecer la autoestima de nuestros hijos, la van minando poco a poco. Algunas de las más comunes son las siguientes:
- Felicitar y premiar a nuestros hijos por acciones que no dependen de ellos. Por ejemplo, ser guapo o ser alto. Esto hará que los niños no desarrollen sus capacidades ni se sientan orgullosos de su trabajo ni de lo que hacen. Como consecuencia, tendrán una autoestima baja.
- No dejar que nuestros hijos tengan responsabilidades. Esto ocurre cuando les damos todo hecho sin que tengan que esforzarse por mejorar y cuando nos les enseñamos a ser conscientes de todo su mundo interno ni de todo lo que conllevan sus decisiones. Al actuar así, no podrán darse cuenta de todo lo que valen cuando realizan las cosas bien, ni podrán hacerse cargo de sus sentimientos y de las consecuencias derivadas de sus actos.
- No mostrarles cariño. El amor incondicional fortalece a los niños. Si se sienten queridos y arropados, desarrollarán una buena autoestima. Así, crecerán sabiendo que sus acciones podrán estar bien o estar mal, pero siempre habrá alguien que les quiera y les proteja.
- Impedir que se expresen. Cuando no nos permitimos expresar lo que llevamos dentro, no nos conocemos realmente; y por ello, no podemos construir una buena imagen de nosotros. Como consecuencia de esto, un niño al que se le impide expresarse y ventilar sus opiniones y emociones desarrollará una baja autoestima.
Como vemos, es fundamental educar conscientemente desde el respeto y el amor a través de una comunicación sincera y clara para criar niños con autoestima sana. Ahora bien, para ello es imprescindible comprender qué es la autoestima. Profundicemos.
¿Qué es la autoestima?
La autoestima es la percepción evaluativa que tenemos sobre nosotros mismos, es cómo nos valoramos. Un proceso que se foja desde la infancia y que fluctúa a lo largo del desarrollo evolutivo. Por lo tanto, la autoestima es el acto de valorarnos, querernos y priorizarnos. Es el amor propio que nos profesamos.
La autoestima es lo que nos hace reconocernos ante el espejo y amar lo que vemos. Una buena autoestima proporciona una base estable para construir sobre ella. Cuando esta falla esta, falla todo lo que somos.
Los niños con baja autoestima no han aprendido a quererse por encima de sus acciones concretas. No han aprendido a valorarse, no se esfuerzan si a la primera fallan, porque no saben qué son las metas a largo plazo. No aprenderán a querer a otra persona porque ni siquiera saben quererse a ellos mismos.
Los niños con baja autoestima son adultos que van a sufrir si no solucionan su problema porque se encadenan al malestar, a la dependencia hacia los demás y al desprecio de sí mismos. Por lo general, no están preparados para el mundo porque no han desarrollado un amor incondicional hacia ellos mismos. Es como si fueran invisibles a sus ojos.
La autoestima nos permite desarrollarnos con amor y seguridad. Nos ayuda a crear una buena imagen de nosotros mismos que proyectaremos en todas nuestras relaciones. Se trata de nuestro mayor tesoro; y por ello, hay que cuidarla y trabajarla. Hay que dedicarle el tiempo que merece y mimarla, porque una buena construcción y desarrollo de la autoestima nos permite crecer en calma.
Los niños con baja autoestima crecen en la desconfianza, desvaloración e inseguridad hacia sí mismos.
¿Pueden mejorar los niños con baja autoestima?
Como hemos dicho, la autoestima se empieza a construir desde muy pequeños. Las primeras palabras que dedicamos a los niños influyen en su desarrollo. Por ello, debemos ser conscientes de la importancia del lenguaje que utilizamos y de todo lo que proyectamos sobre ellos. Los niños toman referencias de fuera para ir construyendo poco a poco todo lo que son. Las que tendrán al principio serán las de los adultos que les acompañen durante los primeros años de vida.
Ahora bien, lo que se aprende durante la infancia ¿es inamovible? Por suerte, no. Lo ideal sería que todos creciéramos en un ambiente con un vínculo de apego seguro; es decir, con amor incondicional, capacidad de exploración y sensación de protección. Pero aquellos niños que no tengan esta suerte y crezcan desarrollando una baja autoestima, necesitarán en el futuro una reconstrucción de su propia imagen.
Así, los niños con baja autoestima tendrán que enfrentarse de nuevo a retos y ver que sí pueden fallar. Tendrán que darse cuenta de que son importantes, de que son mucho más que sus actos, que no son estos los que les definen, sino todo su conjunto como persona. Deberán descubrir que han de hacerse valer, que el amor propio requiere paciencia y que a veces se equivocarán, pero que siempre podrán volver a intentarlo.
Como vemos, la autoestima nos hace ser quienes somos y si esta es segura, nos permite desarrollar todo lo demás partiendo de una base segura. Por eso, el proceso de desarrollar una verdadera confianza en nosotros mismos es uno de los más importantes que podremos llevar a cabo en la vida.