No hagas nada, solo escucha qué quiere decirte tu malestar

Todo lo que sentimos (el estrés, la ansiedad y la depresión) tiene una causa. Por ello, es importante validar todas tus emociones para aprender a gestionarlas.
No hagas nada, solo escucha qué quiere decirte tu malestar
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 16 septiembre, 2024

En ocasiones no hacer nada es lo más difícil que te pueden pedir o que puedes intentar cuando sientes malestar. Creemos que la escucha de lo que sentimos, aunque sea desagradable, sin la intención de buscar una solución, es tarea inútil. Por otro lado, nos comportamos como si el malestar en lugar de ser escuchado, reconocido y aceptado tuviera que ser escondido o apartado porque las emociones que duelen o nos dañan son inaceptables.

Se nos olvida tener en cuenta que hay emociones que ocupan espacios de manera sigilosa, sin apenas ruidos, que están llenas de información y su escucha nos hará reconocerlas y conocernos mejor. Recuerda que no hay emociones buenas o malas, sino que todas y cada una de ellas son necesarias para poder apreciar nuestro mundo y mostrarnos tal y como somos.

Pero aprender a escuchar nuestras emociones requiere tener la habilidad de aceptar incondicionalmente lo que nos llega, no juzgar a nadie ni a nada y, en definitiva, ser capaces de vivir en el presente. Todo esto no resulta nada fácil, por ello, en este artículo te enseñaremos a aceptar el malestar y a usar el mindfulness como herramienta para vivir en el presente.

Las circunstancias que nos toca vivir, por duras que sean, solo ponen a prueba nuestra capacidad de enfrentarnos a ellas.

Escucha y valida tus emociones, son parte de ti

Escuchar, aceptar y validar nuestras emociones no implica resignarnos a la realidad. Resignarse o rendirse es dejarse vencer y convencerse a una misma de que nada se puede hacer ante lo que nos ocurra. En cambio, aceptar y validar aquello que sentimos nos ayuda a comprender lo que nos pasa, a sentirlo y asimilarlo como una parte más de nuestro universo emocional.

Mujer pensando con los ojos cerrados

Esto nos hará ser conscientes del poder que tienen nuestros pensamientos, emociones y nuestro propio lenguaje interno. Recuerda que aquello que nos decimos o que pensamos (sin necesidad de comunicárselo a nadie), puede hacernos más daño que aquello que ocurre de verdad. Además, este daño se multiplica cuando te niegas a aceptar aquello que sientes.

Te sorprenderías de lo beneficioso que suele resultar escuchar el malestar. En la consulta, cuando le pedimos a nuestros pacientes que hagan caso de sus emociones se suelen producir importantes cambios. Por ejemplo, recuerdo a un paciente dejó de intentar eliminar las crisis de ansiedad cuando las sentía y al hacerlo se dio cuenta de esa ansiedad nacía del dolor estaba producido por la muerte de su hijo. Una vez conocida la causa, las crisis fueron disminuyendo su intensidad hasta desaparecer.

La sabiduría que esconden las emociones aparecerá en el momento en el que las escuches y hagas caso de tu malestar.

Esto mismo que aplicamos a la ansiedad nos sirve para otras emociones de valencia negativa, como la tristeza o el enfado. Dejarlas estar contigo es difícil, pero es el principio para dejar que hablen y puedas escuchar su mensaje. Por eso te presto una idea sencilla : permite que tus emociones dolorosas estén contigo, escucha su mensaje sin tratar de eliminarlas antes de tiempo, y si te ves desbordado por ellas, busca ayuda profesional.

Mindfulness como herramienta de aceptación y escucha

Una de las maneras más sencillas para comenzar a escucharnos y aceptar nuestro malestar radica en la práctica del mindfulness. Ten en cuenta que la escucha de nuestras emociones resulta más sencilla si observamos nuestra mente. Así, darnos cuenta de lo que pensamos en cada momento nos permite captar detalles de nuestra vida emocional que de otra manera ignoraríamos.

Mujer haciendo mindfulness

Este es el poder de la observación: solo reparamos en los matices de nuestra experiencia cuando observamos con atención, si utilizamos nuestra capacidad de escucha. Por este motivo observar qué pensamos, qué sentimos y qué notamos en nuestro cuerpo es tan importante. Además, para sacarle todo el partido a esta observación hay que hacerlo sin dejarnos arrastrar por las experiencias que aparezcan ante nosotros. Para ello, puedes seguir las siguientes estrategias:

  • La respiración como punto de partida y encuentro: la respiración es una de las formas más fáciles de actualizarnos al momento en que vivimos. Centrarte en ella resulta esencial para empezar a practicar mindfulness. Además, en el momento en el que pierdas el foco atencional y te fundas en tus pensamientos, volver a ella te traerá al momento presente.
  • Todo empeora antes de mejorar: cuando comenzamos a practicar la escucha de lo que sentimos, a aceptar lo que nos ocurre, muchas veces nuestro malestar empeora. Sin embargo, recuerda que este descenso es corto y si lo hacemos bien vamos a tardar muy poco en empezar a mejorar.
  • Escanea tu cuerpo para conocerlo de verdad: Nuestro cuerpo guarda multitud de información. Ser consciente de sus sensaciones, sus tensiones, hará que te conozcas más y que liberes las emociones.
  • Sé amable contigo y la experiencia: Muchas veces somos nuestros peores jueces. Condenamos todas nuestras experiencias negativas y multiplicamos nuestros sentimientos haciendo un juicio de valor sobre ellos. Lo que ocurre no es ni bueno ni malo, simplemente ocurre y la mayor parte de las veces no podemos cambiarlo. Acepta y déjalo ir como una parte más de la experiencia, ya que juzgarlo no te ayudará con ella.

Ahora cuentas con armas para no evitar los pensamientos, las sensaciones y las emociones que te perturban. Ahora puedes vivir sin alimentar el malestar tratando de evitarloSimplemente escucha qué quiere decirte tu malestar y aprende de él porque te dará las pistas necesarias para superarlo.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.