¿Alguna vez has querido rescatarte de tu pasado?
¿Alguna vez has tenido la sensación de querer rescatarte de tu pasado, de pretender resolver ahora aspectos del ayer que hoy ya no tienen influencia en tu presente? ¿Crees que la forma en la que te comportaste alguna vez no representa lo que de verdad eres? No pasa nada, bienvenido al interminable juego de “salve a su ego antes que a sí mismo”.
Todo ello tiene que ver con que los seres humanos escondemos una fragilidad curiosa. Nuestra memoria emocional, albergada en la zona de la amígdala, nos juega muy malas pasadas. Queremos estar en paz con el pasado, decir la verdad que nunca dijimos, hacer patria de nuestra personalidad que un día estuvo quizás estuvo anulada.
No asumimos que bajo cualquier circunstancia y en cualquier momento fuimos nosotros. Toca abrazar eso, en lugar de intentar remediarlo. No tienes que rescatar nada de tu pasado para ponerte a flote ahora. Tienes que seguir nadando con esa mochila.
Puede resultar de corcho y mantenerte a flote por el aprendizaje que has obtenido de ella o contener un sinfín de piedras que amenacen con hundirte. Piedras tan pesadas como las que se esconden bajo el condicional ” debería haber sido” o “me hubiera gustado que”.
No intentes desenmarañar nada, te quedarás atrapada en el proceso
Es mejor no desenmarañar telarañas del pasado. Quien no es un “funcionario de la vida”, sino que arriesga sin tener nada seguro tendrá 365 días al año para equivocarse y los mismos para aprender. A veces ni tan siquiera aprenderás nada pues te limitarás al placer finito de la vida.
Cada vez que intentes tirar de un hilo para averiguar algo que no te termina de encajar de tu pasado, solo conseguirás hacer una maraña en tu cabeza o deshacer todo lo que estaba entrelazado. Hay hilos que se conectan, otros que solo enredan y deshacen lo que ya has conseguido. Lo mejor es volver a tomar las agujas y seguir tejiendo.
Si intentas salir de un hoyo cavando en él te hundirás en el fondo de la tierra. Si intentas desenmarañar una tela de araña te quedarás atrapada, nunca llegarás tirando de sus trazas al principio de la historia de tu vida. No hay puntos de partida ni asuntos sin resolver, pues todo es un continuo. Todo lo que quieras “salvar del pasado, serán pérdidas en tu presente y futuro”.
Imagínate cavando y cavando para intentar salir del hoyo. Cada vez que intentas encontrar respuestas del pasado hundes más. Piensa si esa azada es la herramienta que necesitas para salir a flote o por si lo contrario deberías soltarla y coger otras herramientas.
Nunca sabremos por qué nunca fuimos capaces de enfrentar los retos con la serenidad que tenemos ahora. Piensa que gracias a que nos hemos enfrentado continuamente a dificultades hemos conseguido relativizar y afrontar las situaciones con al calma que requieren. Es así como hemos ganado la visión que tenemos ahora.
Hay veces que buscas un porqué, otras ponerte a salvo
En nuestro proceso de construcción personal necesitamos en ocasiones responder a algunos porqués. Sin embargo, la mayoría de las veces lo que intentamos en ponernos a salvo. La diferencia estriba en dos puntos importantes:
- Si necesitamos responder a preguntas para recuperar algo valioso que perdimos y queremos volver a recuperar, estamos buscando explicaciones sanadoras. Intentamos aclarar algo para mejorar nuestro presente.
- Si necesitas volver a hablar de algo pasado para justificarte, mejorar tu imagen o tratar de perjudicar a alguien que te hizo algo malo estás jugando a poner a salvo tu ego. No estás invirtiendo tu tiempo en construir absolutamente NADA.
Por todo ello no necesitas nada de tu pasado, cavar más en él. Encontrar respuestas a preguntas cuyo tiempo ya se cerró. Estás aquí y ahora. Deja de cavar y toma las herramientas para plantar semillas, recolectar tierra y regar con atención y cada día flores de tu jardín; no para cavar y seguir hundiéndote. Encontrar respuestas de tu pasado para salvar tu ego puede agigantar las dificultades de tu presente. Para a tiempo y sal al jardín antes de que con cada palada te hundas más.