Pon orden a tu caos externo para ser más feliz
¿Alguna vez te has preguntado por qué un día, sin motivo aparente o consciente, te levantas y tienes la necesidad vital de poner orden en el armario? ¿O por qué tienes deseos irrefrenables de cambiar de sitio los muebles, de despejar la mesa de trabajo de papeles que antes no te molestaban o de tirar objetos a los que de repente ya no encuentras sentido?
Cuando eso ocurre es que tu mente está pidiendo a gritos una renovación y recuperar la motivación y energía perdidas. Es importante que estés atento a estas señales para ponerte manos a la obra y resolver la situación cuanto antes.
A menudo un cambio externo es el primer paso para conseguir un cambio interior profundo. Seguro que, si te paras a pensar unos segundos, recordarás alguna vez que has ordenado tu habitación o tu casa y ello se ha transformado en una tranquilidad interior que antes no tenías.
¿Qué te aporta ordenar el espacio físico?
El orden exterior puede promover en ti una mayor paz interior. De hecho, Marie Kondo, autora del best-seller mundial La magia del orden, afirma que una casa ordenada es el primer paso hacia la felicidad.
Un ambiente ordenado e iluminado puede proporcionarte una mayor sensación de bienestar y comodidad que un entorno descuidado. El entorno físico en el que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo afecta muchas veces la forma en que pensamos y sentimos.
Ordenar nuestro caos cotidiano contribuirá a que se produzcan grandes cambios en nuestra vida.
Organizar es la primera tarea que nos permitirá después abordar otros cambios en nuestra vida. En primer lugar, porque nuestra energía necesita de espacios ordenados y renovados para fluir libremente. En segundo lugar, el caos externo suele ser resultado del desorden interior y éste se produce a causa de acumular sentimientos desagradables como el temor o el desánimo.
Nuestra mente los ubica con una cierta lógica aprendida y allí se quedan hasta que saltan las alarmas. La primera alarma es la necesidad de poner en orden todo lo que nos rodea con la intención de que nuestra mente también lo haga. Es más sencillo realizar primero un cambio externo para después hacerlo a nivel interno.
El vínculo entre el orden y los nuevos ciclos
Muchas veces los prontos de empezar a ordenar nuestro espacio físico aparecen cuando comienza un nuevo ciclo:
- Cuando empezamos el año
- Cuando iniciamos un nuevo curso en septiembre
- Cuando volvemos de vacaciones
- Después de nuestro cumpleaños
- Cuando empezamos un nuevo trabajo
- Cuando cambiamos de casa o de ciudad
Estos son momentos habituales en los que decidimos cambiar. Así podemos pasar página y empezar una nueva etapa con el cronómetro a cero. Cuando conseguimos poner las cosas en su sitio, deshaciéndonos de lo que podemos considerar inútil y recolocamos lo que queremos conservar. No sólo hemos puesto orden a nuestro espacio físico, también hemos ordenado nuestro ‘armario mental’.
¿Cómo te puedes deshacer de lo innecesario?
Cuando eres capaz de diferenciar lo necesario de todo lo accesorio, de aquello que guardas pero que estás convencido que nunca más volverás a utilizar, verás la realidad más clara. Si te cuesta discernir entre lo útil de lo que no lo es, un consejo sería que tires todas las cosas que no hayas utilizado en el último año (ropa, libros, documentos…).
Y si tienes ‘fobia a tirar’ porque sientes que estás abandonando una parte de ti mismo, piensa que estos pensamientos son parasitarios y completamente falsos. Lo que tienes que hacer precisamente es actuar y ello te ayudará a crear más espacio para lo nuevo (tanto físico y mental como emocional).
En muchas culturas, existen ceremonias en las que se queman objetos viejos y representaciones simbólicas de personas que se consideran negativas para recuperar la paz interior. Por ejemplo, en San Juan se lanzan a la hoguera objetos que traen malos recuerdos o bien cartas que llevan escritos los miedos y los nombres de las personas que no se quiere que sigan formando parte de su vida.
El orden y el pensamiento positivo
Es absolutamente cierto que hay una correlación entre el orden y la generación de pensamientos agradables. A medida que ordenas, ya sea por impulso o de forma premeditada, reflexionas sobre qué te hace feliz, qué te preocupa y qué te molesta.
Cuando vas llenando las bolsas de cosas inservibles, vas tomando conciencia de todo aquello que no es importante y de lo que sí lo es, de modo que cada objeto que tiras se corresponde con alguna vivencia que no deseas mantener en tu vida. Vas aligerando, poco a poco, el equipaje.
Poner orden en tu mente te ayuda a sanar tu dolor y a desapegarte de lo innecesario.
Priorizar y pensar en el futuro
Ordenar te ayuda a priorizar y a pensar en necesidades inmediatas y futuras, así que te recomendamos hacer una lista y, con ella, marcar objetivos realistas. Saturarte de metas no es bueno, ya que sólo conduce a no poder cumplirlas y, por lo tanto, esta situación desencadenará un estado de frustración y desánimo. Entonces, todo lo alistado se acabará quedando en el cajón del olvido.
Ordenar tu mente y tu conciencia te servirá para dar más sentido a tu vida, ayudándote a vivir en el momento presente, a dejar ir lo innecesario y a quedarte con lo esencial, mirando el futuro con nuevos ojos.
Así pues, un mayor orden físico te ayudará a tener un mayor orden mental y emocional para asumir los nuevos retos con más energía. Si te encuentras al principio del camino y estás preparado, piensa que sólo te queda una misión. ¡Hacerlo!