¿Por qué algunas personas mienten en terapia?
Personas que sufren, que admiten que necesitan ayuda y que, finalmente, dan el paso de acudir a terapia. Para muchas, además, supone un esfuerzo económico y emocional adquirir los servicios de un profesional de la psicología. Dado todo este proceso, la valentía y el esfuerzo que supone para algunos, ¿por qué muchas personas mienten en terapia?
Pensándolo detenidamente, es una paradoja. Una vez que has decidido abordar tu problema y pasar por todo lo bueno y lo malo de la terapia, ¿por qué sabotearla o ralentizarla con mentiras? Y más sabiendo que el profesional con el que te estás viendo no te va a juzgar.
Los estudios realizados al respecto indican que la incidencia de este comportamiento es de un 70-96 %, dependiendo del país. Dada esta situación, se debe tener en cuenta algo importante: cada persona es un mundo, y la terapia aún está en pañales en cuanto a aceptación social. Por eso, vamos a ver más datos sobre este fenómeno y a ahondar en su complejidad. No te pierdas nada.
Mentir en terapia: ¿por qué?
Al final, para abrirse en terapia y poner todos los problemas sobre el diván, es necesario que la determinación psicológica y la emocional estén en consonancia. Poniendo un ejemplo, una persona puede autoconvencerse de que la terapia le va a ayudar a mejorar su ansiedad, pero teme las consecuencias negativas de explorar los aspectos de su personalidad que la favorecen.
No obstante, y aunque esta disonancia suele ser una de las más comunes, existen otros muchos factores que favorecen la aparición de las mentiras en la clínica. Vamos a ver las más habituales.
1. No se ha establecido una correcta relación psicólogo-paciente
Hay que recordar que los profesionales de la psicología también son personas y que, como tales, no siempre encajan con todo el mundo, incluyendo a los pacientes. Dejando a un lado una mala ejecución de la profesión (que también puede ocurrir), es posible que la forma de llevar las sesiones o la propia personalidad del psicólogo no sean las ideales para el paciente.
2. Se experimenta rechazo hacia la terapia
Es necesario recordar también que no todas las personas acuden de forma voluntaria al psicólogo. Parejas con ultimátums, adolescentes, niños pequeños, todos ellos son ejemplos de personas que pueden sentir rechazo ante el tratamiento. Por eso, la mentira es una manera muy común de desafiar a las personas que les han llevado allí.
3. Por vergüenza
Aunque se establezca desde el principio que el psicólogo no está ahí para juzgar, algunas personas mienten en terapia porque no son capaces de deshacerse de la vergüenza que sienten por sus actos o sus pensamientos. Una persona con una adicción, por ejemplo, podría mentir sobre una recaída o sobre la cantidad de sustancias que consume, aunque el psicólogo no dé muestras de juicio moral al respecto.
4. Por deseabilidad social
Relacionada con el apartado anterior está la deseabilidad social o, dicho de otra manera, la necesidad de crear una imagen positiva de la propia persona. Esto se relaciona también con las propias creencias del paciente, así como a aquellas que atribuye al terapeuta. Por ejemplo, alguien que se acuesta con diferentes personas, pero no ha revisado sus valores morales sobre la monogamia podría omitir este hecho.
5. Existe una falta de introspección
Al final, el proceso terapéutico pone al paciente frente a frente con sus temores, sus ideas distorsionadas y con sus dinámicas insanas. Todo ello tiene un componente inconsciente que se va eliminando a medida que el paciente profundiza en sus propios pensamientos y formas de comportarse.
Por el camino aparecen las mentiras como mecanismos automáticos, ya sea por ideas preestablecidas, defensas emocionales, etcétera. Un ejemplo habitual es justificar comportamientos contradictorios: hasta que la persona no desgrane ese proceso psicológico, no se dará cuenta de las verdaderas razones de sus actos.
En este caso, se trataría de una mentira involuntaria, algo que rasca la mente consciente del paciente, pero que este no se atreve a abordar hasta que llega a consulta.
¿Qué hacer si una persona miente en terapia?
Si estás leyendo esto y estás en el otro lado del escritorio, quizá te preguntes qué puedes hacer para evitar que tus pacientes te mientan. Aquí tienes algunos consejos que podrían resultar útiles en tu práctica profesional:
- Todo el mundo miente: es muy probable que te encuentres con alguna mentira, aunque sea inocua, dentro de la terapia (ya has visto las cifras). Es importante tenerlo presente.
- Trabaja en crear un ambiente seguro: es necesario que cualquier persona se sienta libre de ser juzgada y con capacidad para ser ella misma en el ámbito terapéutico.
- Mejora tus habilidades de comunicación: al final, las terapias se basan en el intercambio verbal entre ambas partes, por lo que es la habilidad más básica que necesitas.
- Trabaja la autoestima de tu paciente: al final, las personas que mienten en terapia por miedo, vergüenza o deseabilidad social tienen algo que mejorar en su autoevaluación.
- Dejar claro que las mentiras no son constructivas ni útiles desde el principio de la terapia.
Como ves, el hecho de que la mentira aparezca en el proceso terapéutico es habitual y no tiene por qué suponer un problema si se soluciona a tiempo. Por eso, si estás desde el lado profesional, asegúrate de producir un ambiente propicio para que el paciente se abra. Y, por último, si eres una de esas personas que mienten en terapia, recuerda que estás aquí para volver a ser feliz y tener paz en tu vida.
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