¿Por qué ha aumentado la ansiedad de los adolescentes?
La pandemia ha sido el catalizador para los problemas de salud mental en niños y adolescentes. El confinamiento desnudó la vulnerabilidad mental de las generaciones más jóvenes. Los trastornos de ansiedad se dispararon en este y otros sectores de la población.
Los datos sobre la psicopatología en población adolescente son demoledores. A los cambios hormonales y a los desafíos que entraña de por sí el paso a la vida adulta se han añadido una serie de factores que han desembocado en las peores consecuencias imaginadas, como el aumento de las autolesiones y los suicidios.
Si hoy preguntáramos a un adolescente qué caracteriza a esta época de su vida, hay una probabilidad muy alta de que nos diga que la ausencia total de sentido. En otras épocas eran problemas más concretos, mientras que ahora existe una gran desorientación sobre lo que se siente y lo que significa tener una meta.
Sin relaciones con amigos en el día a día, sobrecargados de actividades extraescolares, no tienen tiempo para desarrollar este sentido de la vida que se va generando en situaciones espontáneas y no tan premeditadas, en el contacto con la naturaleza y en una ociosidad sin culpa. La única herramienta que les hemos dejado para que se “entretengan” es una tablet, mientras que al mismo tiempo nuestro dedo acusador les señala.
Los principales motivos del aumento de la ansiedad en los adolescentes
Este estudio sobre la mayor incidencia de problemas de salud mental en la pandemia dejó pocas dudas sobre el sufrimiento psicológico de los jóvenes. Los niños y los adolescentes aparecen en el primer puesto de la lista de damnificados en su salud mental debido al confinamiento.
Así, para evaluar las posibles causas del aumento de la ansiedad en los adolescentes, nos fijaremos en los cambios que se han producido en nuestro entorno y que nos ha hecho a todos, y también a ellos, más vulnerables.
1. Su sentido de la vida está perdido
Lo primero que llama la atención en un estudio que se realizó con adolescentes sobre el sentido de la vida es el sentimiento de vacío que les acompaña, y que en muchas ocasiones también les supera . Antes, los adolescentes se preocupaban por encajar. Hoy son muy escépticos con el valor real que puede tener esta meta.
En el estudio, los jóvenes consideran que la familia y los amigos son su principal fuente de sentido, a distancia de otros aspectos de su vida. Esto es fundamental a la hora de entender por qué está aumentando la ansiedad en los adolescentes.
Si consideran que sus familiares y amigos son el sentido de su vida, ¿por qué cada vez más se reducen más los espacios y el tiempo para estar con ellos?
2. Sin experiencias directas, los adolescentes tienen hasta miedo de coger el teléfono
Cuando no hay experiencias diarias con los amigos y la familia, existe demasiado tiempo para rumiar por el pasado. No hay distracción, el cuerpo no se cansa, no existe la experiencia genuina y auténtica diaria de contacto con los demás, que es lo que forma como persona.
Hace tan solo 15 años, las experiencias de los adolescentes pasaban por hablar por el teléfono fijo muchas horas, además de salir a la calle, hacer amigos y conocer personas de otros barrios. Quedaban para ver una película en el cine, lo que se transformaba en una experiencia única compartida.
Ahora, los niños están muy ocupados, o al menos esa es la sensación, porque siempre están haciendo o mirando algo. Sin embargo, la realidad es que cuando se trata de explorar más allá de las pantallas y conocer algo nuevo, muchos están absolutamente perdidos.
3. Sienten que no tienen los mismos valores generacionales
Otro gran problema es el abismo generacional que existe entre padres e hijos en la actualidad. Dicen que si existe amor y comprensión, la familia siempre sale adelante, pero ese cariño y esa comprensión también está basado en compartir valores que no sean diametralmente opuestos.
Actualmente, vemos adolescentes totalmente desconectados de los gustos y preferencias de sus padres. Cada vez se sienten más lejanos de sus valores y actitudes.
Antes se solía señalar a ese miembro de la familia como “la oveja negra”. En la actualidad, esas “ovejas negras” parecen ser una generación completa. Muchas de las personas que se incorporan al mundo adulto lo hacen con la sensación de que otras generaciones no han cuidado demasiado del planeta o no han peleado lo suficiente por terminar con las desigualdades. Sienten que la herencia recibida compromete mucho su futuro.
4. El poder de las redes sociales
Respecto a los síntomas de ansiedad y depresión, son cada vez más los estudios que relacionan el tiempo pasado en el ordenador con síntomas depresivos y de ansiedad. En un estudio publicado en The Canadian Journal of Psychiatry se evidencia que el sobreconsumo de las redes sociales, el ordenador y, en general, de la visualización de contenidos audiovisuales es un factor que intensifica/reproduce los síntomas de ansiedad en el transcurso de este período.
Cuando los adolescentes reducen el uso de las redes sociales y las pantallas de ordenador, así como el tiempo que ven televisión, sus síntomas de ansiedad mejoran.
A medida que las generaciones Y y Z llegan al mundo del trabajo o la educación superior, son más claras las diferencias entre quienes se criaron con internet y quienes no lo hicieron. Internet es una fuente inagotable de información, en la que se confunden la verdad y la calidad con la mentira y la basura.
Los trastornos de ansiedad y depresión de estos jóvenes parecen deberse, al menos en parte, al aumento de la consciencia del mundo que les rodea. “Aburridos” de cara al mundo o “asqueados” por lo que sucede en otra parte del planeta. Tanta información les resta energía para afrontar su propio día.
Ver cada día imágenes de personas que parecen vivir una vida con la que ellos sueñan es también un factor de ansiedad. Ya sea en las redes, en el trabajo o en los estudios, es sobre todo el sentimiento de frustración al compararse lo que genera ansiedad y depresión.
Antes, te comparabas con tu entorno más próximo, pero interactuando con él. Sin embargo, ahora los adolescentes se comparan con las mejores versiones de sus amigos en redes y con otros famosos que parecen próximos, pero con los que no comparten ningún aspecto de su vida.
5. Las altas expectativas de éxito
Entre las pruebas estandarizadas y una cultura de logro, los jóvenes de hoy experimentan formas de presión que sus generaciones anteriores prácticamente desconocían. Las fuentes de presión, ya sea en los estudios, en los primeros trabajos o en la imagen social en general se han intensificado.
El ejemplo más elocuente es el de Japón. El país con mayor tasa de suicidios (14,3 personas de cada 100 000 según la OMS). Entre 2017 y 2018, se suicidaron 250 en Japón: 6 suicidios de escolares, 84 de primaria y 160 de secundaria. Un hecho que podemos entender si somos conscientes de la presión académica que afecta a todos los niños japoneses: para aspirar a entrar en una buena universidad y, por lo tanto, ganarse el respeto de la familia, es necesario aprobar exámenes de ingreso realmente difíciles.
La solución pasa por un trabajo coordinado de varios agentes sociales
La mayoría de los comportamientos que adoptan los jóvenes sin ayuda son pasar más tiempo en su habitación, hablar poco o generar conflictos para poner de relieve el propio malestar. Entre ellos también destacan el refugio en las redes sociales, la evitación de situaciones de estrés y el consumo de sustancias.
Las soluciones deben ser cercanas, accesibles y que exijan presencialidad. Para que un adolescente con ansiedad acceda a una rutina distinta a la habitual, debemos hacer que cada persona encuentre planes lo más accesibles y apetecibles posibles.
Los adolescentes deben empezar a ser partícipes de sus propias calles y realidades, estar presentes en actividades locales y de voluntariado. Así podrán desarrollar habilidades sociales y asertividad en un momento tan crítico del desarrollo.
La ansiedad se trata en terapia, pero solo mejora con recursos sociales accesibles
La ansiedad de los adolescentes no para de crecer, pero la solución no pasa solo por ir a terapia: el adolescente en terapia debe encontrar sus valores vitales y estar decidido a conseguir unas metas, pero la responsabilidad no está solo en él.
La salud mental también es responsabilidad de los padres, porque deben garantizar que sus hijos tengan derecho a tiempo libre, así como pasar tiempo de calidad junto a su familia. Los gobiernos y los agentes de salud tienen que incorporar a su agenda planes de prevención primaria, secundaria y terciaria subvencionados para garantizar el acceso a planes y tratamientos de salud mental.
Por último, se debe estimular un debate que garantice la independencia de los padres, una alternativa de vivienda asequible y planes de trabajo relacionados con los estudios y formaciones, evitando que se oferten plazas que no tengan una proyección en el mercado laboral. Por último, en el fondo, debemos dar un paso adelante en la defensa de los servicios que cuidan de nuestra salud mental.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Khouja JN, Munafò MR, Tilling K, Wiles NJ, Joinson C, Etchells PJ, John A, Hayes FM, Gage SH, Cornish RP. Is screen time associated with anxiety or depression in young people? Results from a UK birth cohort. BMC Public Health. 2019 Jan 17;19(1):82. doi: 10.1186/s12889-018-6321-9. PMID: 30654771; PMCID: PMC6337855.
- PSICOSOC. Centro de Estudios Superiores Don Bosco. El sentido de vida en los jóvenes: redes sociales, relaciones significativas y actividades de ocio.
- Estilo AMA Bueno-Guerra N. COVID-19 e Impacto Psicológico. enciclopedia _ 2022; 2(1):400-408. https://doi.org/10.3390/enciclopedia2010024