¿Por qué la felicidad no es tan buena como parece?

¿Por qué la felicidad no es tan buena como parece?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 08 septiembre, 2019

 

La búsqueda de la felicidad es un signo de nuestros tiempos. Pero, como veremos más adelante, está demostrado que no es buscar la felicidad lo que nos hace felices. Entonces, ¿Qué hacer para ser felices? ¿Es la felicidad a lo que debemos aspirar en la vida? Si buscar la felicidad no nos hace felices, ¿Qué nos queda?

En este artículo trataremos de diferenciar la felicidad de la satisfacción. Siguiendo las conclusiones de investigaciones recientes y uno de los mejores escritos sobre la felicidad que jamás se hayan publicado, descubriremos el gran error del planteamiento común sobre la felicidad y la vida en la actualidad, y cuál es el verdadero secreto de tener una vida plena y satisfactoria.

 

Una experiencia real sobre el objetivo de la vida

 

En 1946, Viktor Frankl publicó el best seller El hombre en busca de sentido, en el que habla sobre sus experiencias en los campos de concentración nazis. Frankl, psicólogo y neurólogo judío, fue capturado en septiembre de 1942, junto con sus padres y su esposa. Él sobrevivió, pero su familia no. En su libro, Frankl nos da la clave. La conclusión de su libro es clara.

La diferencia entre los que vivieron y los que murieron se reducía a una sola cosa: el significado.

Frankl trabajó como terapeuta en los campos de concentración. En su libro, cuenta el ejemplo de dos reclusos suicidas que encontró allí. Como muchos otros, estos hombres se sentían sin esperanzas. Frankl escribió que, en ambos casos, era una cuestión de conseguir que se dieran cuenta de que la vida todavía estaba esperando algo de ellos.

Y es que, según Frankl, todo se puede tomar de un hombre menos una cosa: la última de las libertades humanas, que no es otra que elegir su actitud en cualquier conjunto de circunstancias, la de elegir su propio camino.

Frankl observó, en los campos de concentración nazi, que las personas que encuentran significado incluso en las circunstancias más terribles eran mucho más resistentes al sufrimiento que los que no lo hacían.

 

Viktor Frankl

El sentido de la vida y la situación actual

 

Este mensaje atemporal de Frankl puede parecer que está en contradicción con nuestra cultura actual, en la que parece que la gente está más interesada y comprometida con la búsqueda de la felicidad individual que en la búsqueda de sentido. Al menos, eso es lo que nos quieren vender (y con bastante éxito, por cierto).

Diferentes encuestas e investigaciones en las que se compara la satisfacción de la gente que busca la felicidad con la que busca el sentido de la vida ofrecen resultados muy interesantes, sobre los que merece la pena reflexionar.

En este sentido, en diversas encuestas se puede apreciar como un porcentaje muy amplio de la población no ha descubierto un propósito en su vida que les resulte satisfactorio, independientemente de que sientan satisfechas sus necesidades inmediatas.

 

Felicidad Vs Significado

 

La investigación ha demostrado que el tener un propósito y significado en la vida aumenta el bienestar general y la satisfacción, mejora la salud mental y física, aumenta la resistencia, fortalece la autoestima y disminuye las posibilidades de depresión. Sin embargo, la búsqueda decidida de la felicidad está haciendo que las personas sean menos felices, según una investigación reciente.

Curiosamente, Frankl ya escribió que es la misma búsqueda de la felicidad lo que impide la felicidad.

Es por eso que algunos investigadores advierten acerca de buscar como objetivo en la vida el de ser simplemente ser feliz. En un estudio publicado en Journal of Positive Psychology , los científicos  preguntaron a casi 400 personas si pensaban que sus vidas eran significativas  y / o felices.

Los investigadores encontraron que la gente feliz consigue alegría al recibir, mientras que las personas que llevan una vida significativa consiguen alegría al dar a los demás. “La felicidad sin significado caracteriza a una vida relativamente poco profunda, absorta en sí misma, o incluso egoísta, en la que las cosas van bien, las necesidades y el deseo son fáciles de satisfacer”, escribieron los autores.

En concreto, los investigadores descubrieron que las personas que son felices tienden a pensar que la vida es fácil, están en buen estado de salud física, y son capaces de comprar las cosas que quieren y necesitan. La vida feliz se define por la ausencia de estrés o preocupación. Los investigadores dijeron, dicho así, los seres humanos no son los únicos seres que pueden ser felices. Los animales también pueden sentirse felices cuando sus necesidades están satisfechas.

Pero lo que diferencia a los seres humanos, aparte de los animales no buscan  la felicidad, es precisamente la búsqueda de significado en la vida, como bien recordaron los autores del estudio. Los participantes en el estudio encontraban el significado al dar parte de sí mismos a los demás, en utilizar  sus fortalezas y talentos más altos para pertenecer y servir a algo que creen que es más grande que ellos mismos.

 

Qué es encontrar el significado de la vida

 

El significado también  trata de trascender el momento presente. Mientras que la felicidad es una emoción sentida en el aquí y ahora, en última instancia, se desvanece, como hacen todas las emociones. Sin embargo, el significado perdura.

En el estudio, las personas que vivían más el presente eran más felices, pero las personas que pasaban más tiempo pensando en el futuro o sobre las luchas del pasado encontraron más significado.

Otro estudio lo confirma. Las personas que tienen significado en sus vidas, en forma de un propósito claramente definido, calificaron su satisfacción con la vida de manera superior, incluso cuando se sentían peor que los que no tenían un propósito claramente definido.

Y esto nos devuelve a la vida Frankl, concretamente a una experiencia decisiva que tuvo antes de ser enviado a los campos de concentración. Siendo aún muy joven, Frankl se había establecido ya como uno de los principales psiquiatras en Viena.

En 1941, sus teorías habían recibido la atención internacional y fue a trabajar como jefe de neurología del Hospital Rothschild de Viena, donde arriesgó su vida y su carrera, haciendo falsos diagnósticos de los pacientes con enfermedades mentales para que no fueran ejecutados por los nazis.

Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento

La decisión de Frankl

 

Con su carrera en la cima y la amenaza de los nazis cerniéndose sobre él, Frankl solicitó un visado para ir a los Estados Unidos, que le fue concedido en 1941. Para entonces, los nazis ya habían comenzado a llevar judíos a los campos de concentración, centrándose en los ancianos primero. Frankl sabía que sería solo cuestión de tiempo que los nazis llegaran a sus padres.

Una vez que lo hicieron, Frankl sintió que tenía la responsabilidad de ayudarles a superar el trauma de la adaptación a la vida de aquel lugar. Por otra parte, como un hombre recién casado con su visado en la mano, sintió la tentación de huir a la seguridad que le ofrecía América, donde podría distinguirse aún más en su campo.

En un aquella difícil situación en la que debía para tomar una decisión, Frankl se dirigió a la catedral de San Esteban de Viena para despejar la cabeza. Necesitaba una señal. Y la encontró al volver, cuando descubrió un pedazo de mármol encima de una mesa de su casa: parte de los escombros de una  sinagoga que los nazis habían destruido, tal y como le explicó su padre.

Contenía un fragmento de uno de los Diez Mandamientos: honrarás a tu padre ya tu madre. Para Frankl la señal fue clara y se quedó.

La sabiduría que Frankl deriva de sus experiencias en los campos, en medio del sufrimiento humano inimaginable, es tan relevante ahora como lo fue entonces. El ser humano siempre apunta, y se dirige, a algo o alguien que no es uno mismo.

Cuanto más se olvida uno de sí mismo, al entregarse a la causa de servir o amar a otra persona, con más intensidad manifestamos nuestra parte más humana. Al dedicar nuestras vidas a dar en lugar de tomar, también reconocemos que hay más cosas buenas en la vida que la simple búsqueda de la felicidad.

 


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.