16 preguntas para resolver problemas
Las preguntas para resolver problemas son más útiles y necesarias que nunca. En un contexto de cambios e incertidumbre sería maravilloso tenerlo todo claro y no dejar espacio a los miedos. Sin embargo, la vida tiene poco de poética y es bastante compleja.
Algo que tenemos claro desde un punto de vista psicológico es que nos faltan recursos en el buen arte de la resolución de problemas. Por término medio, muchas personas se bloquean ante los contratiempos, no saben ver las prioridades y, poco a poco, quedan atrapadas en la maraña de la ansiedad. Potenciar la alfabetización en esta competencia revierte de manera directa en nuestra calidad de vida.
Estas sencillas estrategias nos permitirán desarrollar recursos nuevos para manejar las incidencias y desafíos cotidianos.
“La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos”.
-Henry Ford-
Preguntas para resolver problemas
A lo largo de nuestra existencia nos encontramos múltiples baches en el camino. Algunas piedras son más pequeñas y otras se alzan ante nosotros como auténticas montañas. Lo complejo de la resolución de problemas es que muchas veces tenemos que lidiar también con nuestras emociones. Miedo, ansiedad, incertidumbre, inseguridad, angustia…
Estudios, como los realizados en la Universidad de Maryland, indican que condiciones como la ansiedad bloquean por completo nuestra capacidad de cognición. En esas situaciones en las que nos sentimos muy ansiosos cuesta focalizar la atención, reflexionar, priorizar y tomar decisiones.
No podemos descuidar tampoco el factor emocional y la sobreactivación fisiológica que cursa cuando vemos desafíos en nuestro horizonte. Estrategias como plantearnos un conjunto amplio de preguntas para resolver problemas nos pueden ayudar en lo siguiente:
- Identificar los aspectos más relevantes.
- Organizar la información.
- Tomar contacto con nuestras necesidades.
- Plantear múltiples soluciones de manera creativa.
- Simplificar la complejidad.
- Replantear los problemas para verlos desde múltiples perspectivas.
El listado de preguntas que viene a continuación puede ser una buena herramienta para hacer frente a los desafíos diarios.
1. ¿Cuáles son los aspectos más importantes de este problema?
El primer paso es clarificar qué es lo más destacable de este problema. Muchas veces, las personas nos dejamos llevar por las ramas situando la atención en aspectos secundarios y no en el núcleo principal de ese obstáculo.
2. ¿Estoy haciendo algo que puede empeorar esta situación?
Entre las preguntas para resolver problemas no puede faltar esta. En ocasiones, acabamos haciendo lo opuesto a lo que debemos. Por ejemplo, aumentamos nuestras preocupaciones, no pensamos en lo que nos ocurre o esperamos a que las cosas se resuelvan solas.
3. ¿Estoy culpando a otros por esta situación? ¿Gano algo con ello?
Una tendencia que demuestran muchas personalidades es encender el ventilador y repartir culpas. En lugar de asumir la responsabilidad de lo sucedido o la simple obligación de hacer frente a aquello que a uno le preocupa, prefieren buscar culpables a sus contratiempos. No es lo adecuado.
Un paso prioritario a la hora de solucionar un problema es situar la responsabilidad sobre nosotros mismos y alzarnos como protagonistas en esa solución. Si buscamos culpables, incrementamos las emociones negativas y perdemos tiempo.
4. ¿He hecho algo para solucionar este desafío? ¿Me ha sido de utilidad?
Una clave decisiva es valorar qué hemos hecho hasta el momento para solucionar lo que nos quita la calma. Si hemos llevado a cabo algún tipo de acción es momento de valorarla y pensar qué aspectos podríamos mejorar.
5. ¿Me he visto antes en una situación parecida?
¿Hemos estado en el pasado en alguna situación semejante? ¿Cómo salimos del paso? ¿Podemos aplicar a este problema las mismas estrategias?
6. ¿Estoy reforzando la preocupación con pensamientos como “seguro qué, lo peor es qué, lo que puede pasar es qué”?
Los razonamientos condicionales y catastrofistas no son útiles a la hora de abordar un desafío. Evitemos incrementar el malestar pensando en lo peor o dudando de nosotros mismos.
Se trata de aplicar un enfoque más objetivo, autocompasivo y lógico. Es momento de confiar en nosotros.
7. ¿Cuáles son mis mejores virtudes y fortalezas? ¿En qué me pueden ayudar en esta situación?
Entre las preguntas para resolver problemas no puede faltar esta. Lo ideal es hacer un listado de esas cosas que se nos dan bien y que pueden ayudarnos en esta circunstancia. Todos tenemos un potencial evidente que no siempre apreciamos como deberíamos.
8. ¿He pedido ayuda a alguien?
A veces pesa más el orgullo o incluso la vergüenza. Son muchos los que no dan el paso para solicitar ayuda, consejo o apoyo porque no les agrada demostrar vulnerabilidad o falibilidad. Sin embargo, nada es tan valiente y acertado como permitirnos recibir ayuda cuando lo necesitamos.
9. ¿Qué tipo de planes puedo trazar para solucionar este problema?
Es momento de diseñar no una, sino varias estrategias. Potenciemos el ingenio para diseñar múltiples planes de acción.
10. ¿Qué excusas me estoy poniendo para no empezar a poner en práctica esos planes?
“Ya es tarde. Todo está perdido. Si a tal persona no le ha funcionado tampoco me funcionará a mí. Lo mejor es no hacer nada y esperar a ver qué ocurre. Es lo que hay, esto le pasa a todo el mundo ahora y no hay más opción que aguantarse”.
No lo hagas, no alimentes tu mente con excusas o te quedarás situado para siempre en el cercado del miedo y el fracaso. Desinfecta estos pensamientos de tu mente y siembra esperanza, resiliencia y coraje.
11. Si tuviera que dar un paso valiente y creativo ¿cuál sería?
Todos tenemos un gran potencial creativo capaz de diseñar estrategias altamente innovadoras. En momentos de necesidad, debemos ser más arriesgados y originales que nunca.
12. ¿Qué me frena para poner en práctica esa decisión valiente?
Entre las preguntas para resolver problemas esta es una de las más decisivas. Debes identificar qué alambradas limitan tu valentía. Es momento de afrontar tus miedos.
13. ¿A qué debería renunciar ahora mismo para tener éxito en esos planes?
Aunque no lo creas, hay muchas trampas psicológicas que están limitando tu avance y tu capacidad para resolver ese problema. Ejemplo de ello son la inseguridad, el temor a salir de tu zona de confort, a iniciar algo nuevo, a decepcionar a ciertas personas… Piensa en ello.
14. ¿Confío en mí o hay algo (alguien) que me lo impide?
¿Confías en tus recursos y capacidades para afrontar ese cruce en tu destino? ¿Cómo de fuerte son ahora mismo tu autoestima, tu autoconcepto y tu autoconfianza? ¿Hay alguien que te boicotea o infravalora? ¿Qué deberías hacer ante esto?
15. ¿Qué puedo hacer si al aplicar esa estrategia fracaso?
Es momento de pensar en planes alternativos, en salidas diferentes en caso de que el primer plan fracase. Los errores son comunes, nadie tiene éxito a la primera.
Sin embargo, un paso atrás no es más que una manera de tomar más impulso. Diseña más planes de acción.
16. ¿Cómo sería mi vida si lograra solucionar ese problema?
La última de nuestras preguntas para resolver problemas es una invitación directa a visualizar cómo sería tu vida si tuvieras calma y bienestar. ¿Cómo sería tu realidad cotidiana si pudieras vencer y solucionar ese contratiempo, ese problema o ese bache en el camino? Piensa en ello porque esa imagen debe ser tu motivación cotidiana para superarte.
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- Franestian, I & Suyanta, & Wiyono, A. (2020). Analysis problem solving skills of student in Junior High School. Journal of Physics: Conference Series. 1440. 012089. 10.1088/1742-6596/1440/1/012089.
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