El procesamiento profundo: cuando todo debe tener un significado
¿Eres de los que se siente decepcionado ante un mundo que, en ocasiones, es demasiado superficial? En una sociedad en la que valen más las apariencias que las esencias, cuesta mucho encontrar el sentido a lo que nos envuelve. En una actualidad dominada por relaciones frágiles y el poder de la inmediatez, cuesta lo indecible hallar significados.
Si te percibes de esta manera, es probable que pertenezcas a ese sector que necesita procesar las cosas de manera más profunda. No eres el único. Hay días en que todo parece ir tan rápido que te faltan los ánimos, las fuerza y las estrategias para adaptarte a los cambios. Por no hablar de la gran cantidad de información que recibes cada día, ¿cómo manejar todos los estímulos que te rodean?
Cuando uno se caracteriza por un enfoque mental que necesita analizar cada aspecto y sutiliza del ambiente de forma meticulosa, el mundo se nos antoja caótico. ¿Cómo procesar lo que nos pasa, cómo tomar buenas decisiones y navegar por el viaje de la vida cuando todo es tan ruidoso y complicado? Si esta sensación te es conocida, te explicamos la razón.
«Los pensamientos se desenredan cuando pasan por los labios y las yemas de los dedos».
-Dawson Trotman-
¿Qué es el procesamiento profundo?
Definimos el procesamiento profundo como la capacidad de organizar cada estímulo e información recibida de manera meticulosa, analítica y reflexiva. La principal característica de esta manera de manejar lo que nos llega es el objetivo que la promueve: obtener un significado. Es conseguir un valor de un contenido, una enseñanza de una experiencia y un sentido lógico de una situación cualquiera.
Asimismo, los cerebros definidos por esta característica evidencian una tendencia mayor hacia la observación y la conexión con el entorno. Podríamos definirlos como esponjas sensoriales, como antenas capaces de captar mayores estímulos, pero con la necesidad de hallar un sentido a todo lo que les llega. Y ese es su mayor problema…
Estamos ante un rasgo que no solo puede consumir muchos recursos mentales, sino también emocionales. El procesamiento profundo busca relacionar cada experiencia con los conocimientos previos, con el propio baúl de valores, del bagaje vital e intuiciones para encontrar un significado concreto. Esto puede agotar y también frustrar, porque no todo lo que nos rodea tiene siempre un sentido…
«Los ríos poco profundos son ruidosos. Los lagos profundos están en silencio».
-Proverbio-
¿Cómo saber si me define este tipo de enfoque?
Aunque todos nosotros aplicamos el procesamiento profundo en ciertos momentos, hay quien lo aplica de manera constante. Esto se explica por rasgos de personalidad. Es decir, hay quien, por su forma de ser, necesita dedicar más tiempo al análisis y meditación de cada situación vivida, de cada conversación tenida o hecho observado.
Veamos ahora qué características se asocian a este enfoque mental:
- Procesar cada situación de manera profunda significa que te pasas horas e incluso días pensando en algo que te acaba de suceder. A veces, puedes pasarte una noche entera dando vueltas a ese diálogo que has tenido con alguien.
- Pensar a ese nivel de meticulosidad te agota y te deja bajo mínimos.
- Eres una persona muy observadora, tienes la necesidad de poner la mirada en aspectos nimios a los que no todos suelen prestar atención.
- El procesamiento profundo se relaciona con la sensibilidad sensorial. Es decir, a veces, los escenarios ruidosos o con muchas luces te abruman.
La alta sensibilidad y la búsqueda de significado
Las personas altamente sensibles (PAS) suelen evidenciar este patrón de procesamiento. Esa profundidad a la hora de observar, comprender y obtener información del contexto que les rodea es una cualidad definitoria de este rasgo de personalidad.
Una investigación realizada por Bianca Acevedo, investigadora del departamento de Ciencias Psicológicas y del Cerebro de la Universidad de Santa Bárbara, destaca algo al respecto.
Los hombres y las mujeres altamente sensibles revelan una mayor conciencia y capacidad de respuesta ante todo estímulo ambiental. No solo se ven más afectados por el entorno, sino que demuestran un mayor detenimiento a la hora de procesar cada situación. De hecho, las resonancias magnéticas demuestran que sus cerebros presentan ciertas particularidades que explicarían esta característica.
Hay una mayor activación en las redes nerviosas vinculadas a la atención, también al hipocampo y la ínsula (relacionada con en el procesamiento cognitivo). Hay toda una base neurológica que subyace a dicha particularidad.
¿Cuál es el fin de esta particularidad?
La mente en una persona altamente sensible rara vez descansa. Suelen caer en infinitos laberintos de análisis, se pierden durante horas en las ramas de la reflexión. Para ellas, un gesto cualquiera debe encerrar mil significados ocultos. Una conversación reciente será analizada mentalmente durante días.
Una situación mundana se pondrá bajo el microscopio del análisis mental en busca de aspectos poco visibles. ¿Por qué razón el cerebro altamente sensible necesita de ese procesamiento profundo? La doctora Elaine N. Aron explica que este rasgo de personalidad pudo ser en el pasado una ventaja evolutiva. Esa capacidad de análisis y sensibilidad podía anticipar riesgos y tomar mejores decisiones para el grupo social.
Sin embargo, estas situaciones generan fatiga cognitiva. La búsqueda de significado persistente es a menudo infructuosa, y hasta decepcionante. Sumando la gran cantidad de información que nos rodea, la incertidumbre y la ambigüedad existente en muchas de nuestras relaciones, podemos explicar ese malestar que a menudo sienten sus protagonistas.
Las personas altamente sensibles son como la lente de una gran cámara: pueden captar mayores datos, pero deben procesarlos con meticulosidad para tener una panorámica completa de la realidad que les envuelve.
¿Qué podemos hacer?
El psicoterapeuta humanista Rollo May dijo algo interesante en alguna ocasión. Libertad humana es también darnos una pausa entre un estímulo y su respuesta. Es decir, no todo lo que nos rodea tiene por qué ser susceptible de un análisis ni de una búsqueda persistente de significado. A veces, vale la pena saber decidir qué merece nuestra atención y qué no.
El procesamiento profundo exige invertir un gran esfuerzo mental por nuestra parte, y esto no es algo que merezca la pena hacer en cada circunstancia. Es más, no todo lo que nos rodea y nos ocurre tiene por qué tener un significado. A veces, ese gesto en nuestra pareja no implica que haya dejado de querernos; puede que sea solo cansancio.
En ocasiones, no todo lo que nos sucede implica tener que tomar una decisión. Hay veces en que es suficiente con aceptar lo sucedido y dejarnos llevar. No actuar también es una decisión. Por tanto, recordemos que, en este mundo apresurado y caótico, es necesario saber dónde situar la atención. Aprenderlo reducirá cuotas de ansiedad y mejorará nuestro bienestar.
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- Acevedo BP, Aron EN, Aron A, Sangster MD, Collins N, Brown LL. The highly sensitive brain: an fMRI study of sensory processing sensitivity and response to others' emotions. Brain Behav. 2014 Jul;4(4):580-94. doi: 10.1002/brb3.242. Epub 2014 Jun 23. PMID: 25161824; PMCID: PMC4086365.
- Acevedo BP, Santander T, Marhenke R, Aron A, Aron E. Sensory Processing Sensitivity Predicts Individual Differences in Resting-State Functional Connectivity Associated with Depth of Processing. Neuropsychobiology. 2021;80(2):185-200. doi: 10.1159/000513527. Epub 2021 Feb 9. PMID: 33561863.
