¿Qué caminos hacen que nos perdamos cuando intentamos acortar la distancia?
Vivimos en tiempos donde el estrés forma parte de nuestra vida, la rapidez y la urgencia es máxima en todo lo que hacemos y esto pasa factura a nuestra salud, física y mental. Por eso buscamos soluciones rápidas.
Por ello, con frecuencia nos sentimos mal, nos damos cuenta de que nuestra salud física se deteriora o se debilita, en muchos casos como consecuencia psicosomática del ritmo de vida que nos hemos impuesto. Y en otras ocasiones, el malestar no sabemos cómo definirlo, ni dónde situarlo, se trata de una insatisfacción general, de bajo ánimo, ansiedad, miedos, baja autoestima, etc…
Aunque desconozcamos los motivos o incluso no sepamos definir lo que nos genera malestar, lo que sí parece que sabemos, cuando llegamos a nuestro límite, es que necesitamos un cambio, y queremos hacerlo ya.
¿Cómo podemos sentirnos mejor?
Actualmente con el sistema de salud que tenemos, la solución rápida que nos ofrecen para sentirnos mejor, en muchos casos, aparentemente eficaz, son los fármacos.
Sin embargo, la experiencia propia o ajena, nos dice que mientras tomamos la medicación recomendada, notamos que mejoraran los síntomas. Y por tanto, nos sentimos mejor, sin ninguna duda, pero por un tiempo.
Cuando traspasamos el tiempo de habituación de los fármacos, suceden dos cosas, una que es necesario subir la dosis para seguir manteniendo la misma mejoría, y en segundo lugar, se generado una dependencia física o psicológica al fármaco. Lo que quiere decir que no puedo dejar de tomarlo, sino me volveré a sentir tan mal como al principio.
Entonces, es cuando empiezan a ser crónicos los tratamientos.
¿Entonces seguimos teniendo el problema?
Podríamos decir que sí, ya que tu cerebro y organismo no ha hecho nada para mejorar, para aprender, para superar el problema que tenía en origen.
Al aplicar el fármaco, hemos aliviado los síntomas, pero sin solucionar el problema que lo generaba, y cuando pasa el tiempo, nos damos cuenta de que ahora, tenemos dos problemas, el que teníamos más la dependencia a los fármacos.
¿Existen las soluciones rápidas, “mágicas” y sin ningún esfuerzo?
Tras muchos años de experiencia como psicóloga, y muchos éxitos conseguidos por el trabajo de mis clientes. Puedo asegurar que la mayoría de problemas psicosomáticos, así como mentales, tiene solución, ahora bien, supone un esfuerzo encontrarla.
No existen las soluciones rápidas ni la pastilla mágica
Existen fármacos, que en algunos casos son convenientes utilizar para calmar determinados síntomas, a la misma vez, que se trata el problema, a través de una terapia psicológica, sea cual sea el método o enfoque elegido.
Los fármacos, acompañantes de un proceso psicológico
Sólo existe una forma de solucionar los problemas personales, y es afrontarlos, resolverlos, superarlos, creciendo con ellos.
Para esto, es necesario que la persona quiera hacerlo y dedique tiempo, esfuerzo y en muchas ocasiones, dinero para ello.
Existen muchas formas de hacerlo, y en ocasiones, la persona investiga, lee, y comparte con otras personas que pasaron un proceso parecido y aprende por sí sola a enfocar su vida de forma diferente y más saludable.
En otras ocasiones, es necesario el acompañamiento de uno o varios profesionales. Tal es el caso de aquellas personas que deciden tomar tratamiento farmacológico, a la misma vez, que realizan una terapia psicológica para aprender a manejarse en la vida.
Sea cual sea la forma escogida, será adecuada, si la persona aprende a hacer cambios en sus actitudes, pensamientos y conductas que mejoran considerablemente su estado de salud física y emocional. Quizás, sólo quizás, podríamos decir que esto si que es magia, al tratarse de un cambio real hecho por la misma persona que hace tan sólo unos meses sufría sin consuelo.