¿Qué es la acrofobia y por qué ocurre?
Es raro asomarse a un acantilado y no sentir un nudo en el estómago. El miedo a las alturas es adaptativo, pero, en ocasiones, va más allá de lo racional y se convierte en acrofobia.
Esta fobia a las alturas es muy limitante, hasta el punto que la persona siente angustia siempre que note distancia entre sus pies y el suelo. Acciones tan sencillas como limpiar las ventanas de casa o bajar una escalera se convierten en batallas emocionales para quien las sufre.
Además, se trata de un miedo que cuenta con muy poco apoyo social, ya que todo el mundo siente algo de temor cuando se encuentra en un punto elevado. Se tiende a tildar de exagerados y dramáticos a los que sufren esto como un trastorno. Por tanto, te invitamos a conocer más a fondo el tema y analizar sus causas y su tratamiento.
La acrofobia, una fobia específica
La acrofobia se encuentra tipificada en el DSM-V dentro de las fobias específicas. Estas están catalogadas entre de los trastornos de ansiedad y se definen como el miedo intenso y desproporcionado a un estímulo o situación. En este caso, dicho estímulo serían las alturas.
Para diagnosticar una fobia específica, el profesional que la evalúa se basará en los siguientes criterios:
- La respuesta de ansiedad o pánico es inmediata e intensa.
- Este miedo se activa de forma persistente, al menos, durante 6 meses.
- Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica. En este contexto, las alturas.
- El temor causa malestar clínico en la persona y un deterioro significativo en su vida cotidiana (laboral, social, familiar…).
- Dicho miedo es desproporcional respecto al peligro que plantea el objeto o situación, así como al contexto sociocultural.
- Esta alteración no se explica por otros trastornos (agorafobia, TOC, traumas, etcétera) ni es efecto de sustancias.
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Síntomas
Los efectos de la fobia a las alturas afectan a nivel conductual, físico y cognitivo. A continuación, te los especificamos por separado:
- Conductuales: evitación de lugares elevados y conductas de compensación, como agacharse o pegarse a las paredes.
- Físicos: sensación de vértigo, mareo o pérdida de equilibrio, taquicardia, dificultad para respirar, dolor en pecho y estómago, sudoración excesiva y dolor de cabeza.
- Cognitivos: distorsiones de pensamiento que favorecen el miedo o lo mantienen, como el catastrofismo («ese puente se va a caer en cuanto pase por encima y me voy a matar»).
Si el miedo se eleva demasiado, es posible que la persona sufra un ataque de pánico.
Causas de la acrofobia
Como mencionamos, el miedo a las alturas es natural. Sin él, los accidentes de caídas serían mucho más numerosos, pues existe para preservar la vida. No obstante, cuando se exacerba hasta llegar al punto de lo irracional, no suele ser por casualidad o por exageración. Algunas de las causas más comunes que desencadenan la acrofobia son las siguientes:
- Experiencias traumáticas: una caída desde una altura elevada es un gatillo habitual de la fobia a las alturas. El miedo intenso que se experimenta en el accidente se generaliza a todas las situaciones similares, aunque estas no sean peligrosas.
- Estilos de crianza: crecer con alguien que te prohíbe subir a sitios altos, que sufre esta fobia o que tiene creencias distorsionadas, quizás genera (de manera «heredada») que la persona desarrolle un miedo desproporcionado.
- Sesgos y distorsiones cognitivas previas: un estilo de interpretación catastrófico o ciertas creencias adquiridas aumentan la respuesta emocional a la exposición a las alturas. Dichos pensamientos pueden provenir de la experiencia.
Como ves, es relativamente sencillo dar pie al miedo a las alturas, pues procede de un temor adaptativo y generalizado. Se estima que entre el 5 y 10 % de la población mundial padece fobias específicas, siendo las más frecuentes aquellas que se relacionan con estímulos naturalmente temidos (serpientes, arañas, agujas, alturas, etcétera).
Tratamiento para la fobia a las alturas
A pesar de que se trata de un trastorno que llega a limitar, es posible tratarlo en terapia y superarlo. De hecho, todas las fobias se tratan de la misma manera: mediante la exposición. Es decir, enfrentándose al objeto del miedo.
Esto, sin embargo, no se hace de manera brusca, sino mediante la exposición gradual, una técnica propia de la corriente cognitivo-conductual que busca producir una desensibilización sistemática. Así, se establecen gradientes de exposición y se avanza en intensidad a medida que el paciente pierde la respuesta de pánico.
Otra alternativa para tratar el miedo a las alturas es el uso de la realidad virtual, ya que permite una exposición sin riesgos. Asimismo, en consulta se aborda una reestructuración cognitiva para abandonar creencias desadaptativas y pensamientos distorsionados. Si se trata de un caso grave, es posible que se recomiende complementar la terapia con un tratamiento farmacológico.
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Importancia del apoyo social frente a este miedo
Las fobias, al producir reacciones emocionales y conductuales tan intensas, suelen provocar rechazo social. No obstante, el apoyo de los demás es un factor demostrado de recuperación en trastornos mentales.
Por eso, si crees que puedes sufrir una fobia o te la diagnosticaron, no te olvides de educar también a quienes tienes cerca. Nadie debe transitar solo en el cuidado de la salud mental.
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