¿En qué consiste la terapia experiencial?

La conexión entre mente y cuerpo es un punto importante al momento de recordar experiencias pasadas. Esta es la idea principal de la terapia experiencial, un enfoque que te presentamos en esta lectura.

Escrito y verificado por La psicóloga Yurdey Fernanda Herran Murillo.

Última actualización: 09 septiembre, 2023

La terapia experiencial tiene sus orígenes unos años antes de los 50, a partir de diferentes corrientes filosóficas. El filósofo Eugene Gendlin trabajó con Carl Rogers, quien desarrollaba estudios en psicoterapia. La unión entre ambas profesiones llevaría a que Gendlin planteara su teoría del experiencing (flujo de experiencias) y con ella señalara algunas características de «experienciar».

Esta es una teoría que surgió de la mano de la psicología humanista y representó nuevos enfoques teóricos, prácticos e investigativos, a través de los cuales se planteó como una herramienta útil para tratamientos breves. En este artículo te contamos en qué consiste dicha terapia.

Orígenes de la terapia experiencial

Es difícil puntualizar el año de aparición de esta teoría, porque sus raíces provienen de varios enfoques psicológicos y filosóficos que Eugene Gendli unificó a lo largo de varios años. Lo que se puede precisar es que, a partir de la colaboración de Gendlin y Carl Rogers, la terapia experiencial se consolida como una propuesta terapéutica.

En principio, Gendlin desarrolló el concepto de focusing, publicado en su obra Focusing-oriented psychotherapy: A manual of the experiential method. Este enfoque se presenta como una forma de explorar y acceder a las experiencias y emociones subyacentes en el proceso terapéutico.

Luego, durante los primeros años de la década de 1950, Eugene Gendlin formó parte del equipo de investigaciones de la Universidad de Chicago, liderado por Carl Rogers. En ese tiempo, profundizó en las ideas de Rogers, en conjunto con sus propios postulados para desarrollar el método.

La terapia experiencial de Eugene Gendlin

Eugene Gendlin notó que los consultantes tenían mayor éxito cuando hablaban desde las emociones (proceso) y no de ellas (contenido); por ello, desarrolló este enfoque orientado al focusing, basándose en la terapia centrada en el cliente de Rogers, el existencialismo y la fenomenología.

El enfoque se sustenta en una visión de la experiencia humana inmediata. Esto quiere decir que serás un agente activo en la compresión de dificultades, recursos y bloqueos actuales. Ahora bien, el rol del terapeuta es el de facilitar el proceso desde la búsqueda de la integridad y el crecimiento del ciclo vital.

Estos métodos vienen desde la experiencia de vida y trabajan con acontecimientos recientes que ocurren en las relaciones de las personas con los otros. Incluso, abarca la relación actual con el propio terapeuta.

Así, cuando se habla de experiencia no solo se refiere a hechos, sino que se habla de la búsqueda de la propia experiencia interna y la expresión de emociones.

Explorar la experiencia interna implica un encuentro con la emoción. Por ejemplo, es posible que un psicólogo humanista que realice terapias experienciales invite al consultante a vivir la experiencia interna de la siguiente forma: «¿Puedes quedarte con ese dolor y esa tristeza por un minuto y sentir cómo es eso?».

De acuerdo con un artículo publicado en la revista Revista de Psicoterapia, es una técnica directiva, dado que se rige a un proceso establecido. Sin embargo, no es autoritaria, además de que está centrada en las emociones, sin ser sistemática.

¿Qué es lo experiencial?

En este punto, es necesario abordar la conciencia corporizada. Aquí, es el cuerpo el que relata su vínculo con el ambiente y con lo que pasa en la vida diaria. De esta manera, la experiencia no se narra, sino que, en el espacio de la terapia, la invitación es a sentir alegría, tristeza, asco, enojo, entre otros.

En la terapia experiencial la mente y el cuerpo no se dividen, ambas vivencian la emoción. No se trata nada más de hablar sobre cómo viviste las situaciones, sino de experimentar esas emociones en compañía del psicólogo.

Al ser experiencial, se asume que eres tú quien simboliza la experiencia. Para cada persona, esta es única y particular. Esta dinámica permite observar los significados ocultos que pueden surgir al prestar atención al cuerpo. Este nos habla.

Un ejemplo de lo anterior podría ser cuando una persona vive una experiencia para luego verbalizar: «Ese es el dolor más grande, esa es mi mayor tristeza». Lo anterior es parte de lo que pasa por su mente, pero la vivencia del cuerpo puede estar representada por una gran sensación de vacío en el estómago, un nudo en la garganta y el deseo intenso de llorar.

En el ejemplo, mente y cuerpo responden como un organismo total a la experiencia. Por ello, se habla de conciencia corporizada.

La importancia del cuerpo

La terapia con base en experiencias busca alejarse de la dicotomía mente y cuerpo. Según esta lógica, el cuerpo no es solo un instrumento que nos permite trabajar, gozar y crear. Mediante este modelo se propone abandonar la instrumentalización de «tener un cuerpo». Para esto, es importante reconocer que «somos un cuerpo».

Y el cuerpo como organismo total permite la sensación-sentida. En el proceso terapéutico, la sensación-sentida implica la interacción entre las sensaciones corporales, los sentimientos, la tonalidad afectiva y los significados.

Cuando las personas logran repetir el proceso de la sensación-sentida, sucede lo que Gendlin llama «estar en contacto con el fluir de las experiencias». Por consiguiente, la experiencia no es meramente cognitiva, emocional o corporal.

Principios de la experiencia

Desde lo planteado por Gendlin, la terapia en cuestión se compone de cuatro principios fundamentales, los cuales presentamos a continuación.

1. Experiencia

Tienes una vivencia única, como cada persona. Por tanto, no hay un preconcepto. No son válidas las definiciones inmóviles que caracterizan la experiencia. El psicólogo está allí para acompañar la vivencia, sin clasificarla o asignar etiquetas.

2. Autenticidad

La autenticidad es la capacidad que tenemos como seres humanos de llevar adelante algo. Así, las personas viven el presente en el que coexiste su historia futura y pasada. Quienes están situados en el presente construyen elementos que les permiten desarrollarse y alcanzar su potencial.

3. Orientación

Las vivencias de las personas son continuas en su historia de vida. Una experiencia no es aislada, ya que tuvo o tendrá impacto. Lo experiencial, cuando es terapéutico, tiene una finalidad. Por tanto, no toda vivencia constituye una experiencia de desarrollo y bienestar.

4. Interacción

La experiencia se da en interacción con los otros y el ambiente. Además, esta interactúa con lo interno: sensaciones, sentimientos y pensamientos, incluso cuando no se ha hablado sobre ello. La interacción implica que lo cognitivo, emocional y corporal tienen un momento indiferenciado; es la sensación-sentida resonando con un otro que acompaña la vivencia.

Un enfoque con buenos resultados

La terapia experiencial permite el trabajo en distintos contextos con múltiples finalidades, dado que lo experiencial, como enfoque terapéutico, da la oportunidad de prestar atención a los problemas y tensiones, comprender cómo llevarse bien con ellos y modificarlos.

Este enfoque es un vehículo para el crecimiento del paciente, ya que posibilita un aumento de la consciencia personal y sus sensaciones corporales o, en su defecto, es una forma de obtener una experiencia positiva de sí mismo.

De hecho, un estudio exploratorio sobre la eficiencia de la esta terapia para abordar el trastorno de ansiedad generalizada, publicado en la revista Psychotherapy, obtuvo como resultados cambios positivos en el funcionamiento emocional, la ansiedad, la autoaceptación, la confianza y la autocomprensión.

Asimismo, la terapia centrada en las emociones se considera un enfoque útil en el tratamiento de la depresión, ya que a través de ella se consigue acceder y transformar recuerdos esquemáticos emocionales desadaptativos, considerados fuente de la depresión. Y, durante el proceso, transformar dichas emociones desadaptativas y preparar a la persona para respuestas adaptativas adecuadas.

La terapia experiencial, una alternativa

En conclusión, a partir de la conexión entre las emociones y las sensaciones corporales es posible desarrollar habilidades que ayuden a afrontar las experiencias.

Ahora bien, recuerda que, como todo enfoque terapéutico, debe desarrollarse bajo la supervisión de un profesional, quien será el único que podrá determinar qué tan beneficioso puede ser este modelo, según las características y situación del paciente.