¿Qué es y cómo se resuelve un trauma?
En líneas generales, se puede decir que los traumas son experiencias vividas en etapas pasadas que pueden hacer que una persona se sienta “desbordada” a nivel psicológico.
En vista de la gran carga emocional que le suponen a la persona, estas experiencias de alguna forma bloquean su capacidad para digerir la experiencia y gestionar los pensamientos y las emociones que conforman su mundo psíquico.
Son muchas las personas que deciden solicitar ayuda psicológica después de un trauma. Profundicemos más en este tema a continuación.
Un trauma es una herida en la mente
La palabra trauma es de origen griego y significa ‘herida’. Hablamos de una herida en el plano psíquico y emocional, resultado de uno o varios acontecimientos que han provocado un miedo intenso y la incapacidad por parte de la persona de manejar ese miedo, ya sea por un peligro real o no.
Nos referimos entonces a un shock emocional que produce un daño duradero en el inconsciente de la persona. Esto se debe a la intensidad emocional que tuvo el acontecimiento para ella, impidiéndole con ello procesarlo de manera sana, es decir, de manera consciente. En cambio, es como si esa información se quedara “bloqueada” en su memoria, sin poder ser “digerida” de manera correcta.
Las causas de un trauma pueden ser aquellos acontecimientos, que por su gravedad, provocan una ruptura en el equilibrio mental de una persona. Algunas de las causas más comunes son:
- Accidentes.
- Abuso sexual.
- Muertes cercanas.
- Catástrofes naturales.
- Maltrato físico o psicológico.
El cerebro y los traumas
El cerebro posee un sistema de adaptación y curación que a veces se bloquea, lo cual puede ocurrir porque los mecanismos de afrontamiento fallan, o bien porque no los hemos desarrollado todavía (si la situación traumática se da en edades muy tempranas).
En resumen, esto ocurre cuando algo nos ha generado un miedo o terror tan intenso que no hemos estado preparados para afrontarlo y manejarlo. Así, la experiencia vivida se queda almacenada y encapsulada en una zona del cerebro que no es la correcta.
Hay quien ha sufrido un trauma y aparentemente “borra” el recuerdo, pero esto no es del todo real, lo que ocurre es que este quedó almacenado de forma “no dolorosa”. Así, de forma consciente parece que no ha ocurrido o no ha producido consecuencias. Sin embargo, lo cierto es que sí ha dejado secuelas que pueden aparecen en la vida cotidiana, tales como:
- Insomnio.
- Ansiedad alta y constante.
- Irritabilidad y cambios de humor.
- Dificultades en las relaciones con los demás.
- Problemas de rendimiento académico o laboral.
- Sensación de miedo sin que haya nada que lo desencadene de forma concreta.
- Cierta sensación de “anestesia” emocional o dificultades para experimentar emociones, sobre todo las positivas.
En otros casos, hay personas que tienen un trauma y lo reviven de manera frecuente o incluso continua, como si estuviera ocurriendo de nuevo de forma real.
Las consecuencias que se derivan de un trauma son lo suficientemente importantes (y a veces graves) como para necesitar resolverlas mediante un tratamiento psicológico. En consulta, las consecuencias más comunes que se mencionan son:
- Dificultades en la interacción social.
- Mal manejo de las emociones propias.
- Trastorno por estrés postraumático.
- Otros trastornos: disociativos, alimentarios, de ansiedad, depresión y algunos de personalidad.
¿Cómo se resuelve un trauma?
Como exponíamos en las líneas anteriores, un trauma consiste en un recuerdo que se queda atrapado, de manera incorrecta, en las redes de la memoria. Por tanto, la forma más eficaz de resolverlo es trabajando directamente sobre esa parte inconsciente, haciendo una intervención en las emociones.
Hoy en día, una de las técnicas que resultan más rápidas y efectivas para resolver un trauma es la técnica de EMDR, con avalados resultados científicos que dan garantía de éxito para esta problemática.
El método EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento de Situaciones Traumáticas) permite acceder a esos recuerdos, para entonces procesarlos de un modo adaptativo y pasar a la resolución del trauma.
Existe un sistema fisiológico innato diseñado para transformar el material perturbador en una resolución adaptativa y psicológicamente sana.
La técnica consiste en la estimulación bilateral del cerebro a través de movimientos oculares, de sonidos en ambos oídos o tapping, siguiendo un protocolo de aplicación según la Asociación Americana, Europea y Española.
La técnica EMDR ayuda a desbloquear las experiencias emocionales, desensibilizarlas y darles un significado más adaptativo a nivel racional.
Otras de las técnicas también utilizadas para resolver un trauma son la hipnosis, (que permite reestructurar el recuerdo y disminuir también la intensidad de las emociones asociadas), el brainspotting y TICs (técnicas de reprocesamiento cerebral).
Una de las características importantes también de la resolución de un trauma es el desarrollo de estrategias de afrontamiento, para el presente y futuro, de posibles acontecimientos estresantes que se puedan dar, ya que es algo natural en la vida de toda persona.
Superar un trauma implica ganar una mayor sensación de control y, con ello, experimentar mayor seguridad y autoconfianza, algo necesario para seguir adelante sintiéndonos preparados y menos vulnerables antes las distintas situaciones.