Rasgos de las personas perfeccionistas
La perfección se define en la RAE como la cualidad de perfecto. A su vez, aquello perfecto es aquello que tiene el mayor grado posible de bondad o de excelencia o que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto. Pero, ¿realmente existe la perfección? ¿Cómo son las personas que están en búsqueda constante de la perfección, es decir, las personas perfeccionistas?
En general, son personas que anhelan que todo esté bien, ordenado y limpio, esforzándose para ello. En este sentido, son constantes y muestran un gran sentido de la responsabilidad. Además, quieren que las tareas estén siempre bien desarrolladas; son personas autoexigentes y a las que les cuesta delegar. Rozan, incluso, rasgos un poco más obsesivos. ¡Conoce algunos de sus rasgos más característicos, aquí!
Rasgos de las personas perfeccionistas
Las personas perfeccionistas no deben confundirse con aquellas que padecen un trastorno de la personalidad (TP) obsesiva, aunque comparten muchas características (la necesidad de orden y control, el propio perfeccionismo, etc.). En el caso del TP, estamos hablando de un trastorno que afecta a la personalidad de base y que interfiere verdaderamente en el bienestar y funcionamiento de la persona.
En cambio, cuando hablamos de alguien perfeccionista simplemente nos referimos a alguien que tiene una manera de ser de este tipo, pero no se considera, ni mucho menos, un trastorno. Os dejamos algunos de los rasgos psicológicos de este segundo grupo, las personas perfeccionistas.
Marcada autocrítica
Uno de los rasgos de las personas perfeccionistas es una marcada autocrítica hacia muchas de sus acciones y resultados. Además, pueden tender hacia la autoevaluación negativa, y son muy exigentes con ellas mismas. Su miedo a fracasar les puede llevar a este tipo de autoevaluaciones y críticas.
Elevada exigencia
Las personas perfeccionistas se marcan, mentalmente, unos estándares de perfección casi inalcanzables; en otras palabras, son personas muy exigentes con ellas mismas. Si no llegan a dichos estándares, pueden frustrarse y sentirse muy mal, ya que siempre aspiran a un rendimiento óptimo. Además, cuando consiguen sus logros, pueden tender a minimizarlos y ya se están planteando cómo superarlos.
Dificultades para delegar
Son personas a las que les cuesta mucho delegar; es decir, sus estándares son tan elevados que no se fían de que nadie haga las tareas de la misma manera (o con la misma exigencia). Les da “miedo” que los demás no realicen las tareas tan bien como ellas, y por eso prefieren asumir más responsabilidades y carga de la que realmente pueden soportar. En muchos casos, lo hacen motivadas por el miedo a que los demás no pongan el interés o obtengan tan buenos resultados como ellos.
Esto lo podemos ver fácilmente en los trabajos en grupo, por ejemplo; siempre hay el/la típico/a que asume más carga, que teme que sus compañeros no cumplan con los plazos y que termina verdaderamente amargado por lo que piensa que falta. No es que las personas perfeccionistas sean paranoicas y no confíen en los demás “sin más”, sino más bien buscan anisadamente la perfección y les da miedo que los demás no estén a la “altura” (pero más por su propia autoexigencia que por otra cosa).
Pensamiento dicotómico
Pueden también presentar una distorsión cognitiva llamada pensamiento dicotómico; todos hemos sido alguna vez víctimas de él, eliminando el continuo que separa a dos extremos y tomando como polarizada una dimensión que en realidad no lo es. Esta distorsión fue dada a conocer por el psiquiatra estadounidense Aaron Beck en 1967. Beck inicialmente propuso 6 tipos de distorsiones, pero más adelante, en 1979, las amplió junto a sus colegas hasta un total de 11.
Volviendo a las personas perfeccionistas, a través de este tipo de pensamiento, éstas creen que sus éxitos “son o no son”, al igual que sus fracasos. Así, la autovaloración que realizan sobre sus logros se basa en este tipo de pensamiento, lo que les puede hacer pensar que un error en una área puntual es un error global (aquí también aparece otra distorsión cognitiva, la sobregeneralización).
Necesidad de orden y control
Otro de los rasgos de las personas perfeccionistas es esa necesidad de tenerlo todo controlado. Son amantes del orden (no solo a nivel físico, sino también en un sentido mental). Es decir, una persona perfeccionista puede buscar mucho el orden “mental” y tenerlo todo controlado, pero ser desordenada con sus cosas, por ejemplo. Así, control y orden muchas veces van de la mano en este tipo de personas.
En este sentido, son personas que prefieren lo planificado y predecible a lo imprevisible o espontáneo. Esto es así porque les cuesta convivir con la incertidumbre que encierra el producto o la consecuencia de todo caos.
Énfasis de la responsabilidad
Son personas muy responsables, sobre todo en el ámbito laboral o académico. Así, ponen muchas ganas a todo lo que hacen en estos campos, se organizan bien y quieren que todo esté “perfecto”. En este sentido, puedes fiarte de esta faceta suya si necesitas a alguien resolutivo y que se implique de verdad en las tareas, ya que se las toman como una verdadera responsabilidad.
Rigidez mental
Otro rasgo de las personas perfeccionistas es su rigidez mental; así, les cuesta ser flexibles y ampliar la perspectiva cuando quieren las cosas de una única manera. Esto también se relaciona con la autoexigencia ya comentada y con una marcada disciplina.
Se muestra incansables en la persecución de sus metas personales, pero les cuesta cambiar su foco o adaptarse a posibles obstáculos o contratiempos. Según Mª Luisa Regedera, psicopedagoga y directora de ISEP Clinic Mallorca, “son personas autocríticas y exigentes también con los demás, rígidas de pensamiento y comprensión de la vida“.
Aspectos positivos de las personas perfeccionistas
Hemos visto algunos de los rasgos de las personas perfeccionistas y aunque parezca que todo son “inconvenientes” o puntos débiles, la realidad es que no: las personas perfeccionistas tienen una gran cantidad de puntos fuertes. De hecho, todo lo explicado anteriormente, por ejemplo, puede beneficiarles si el rasgo es tan solo marcado y no radical.
Por otro lado, en muchas ocasiones son la mecha o la llama que produce que determinados productos se mejoren. La que motiva e incentiva a los demás para que no se conformen con lo ya logrado. Suman especialmente aun grupo cuando son capaces de gestionar bien la frustración que les puede producir el hecho de que los acontecimientos no sigan exactamente el curso que esperan o con el que se sentirían cómodas. Por otro lado, suelen ser extraordinariamente fiables y trabajadoras.
“El perfeccionista es una persona que ama con la misma intensidad que es capaz de criticar su realidad, por lo que es constante, afectuosa de manera intensa y leal”.
-Mª Luisa Regedera-
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- Bermúdez, J. (2004). Psicología de la personalidad. Teoría e investigación (Vol. I). Unidad Didáctica de la UNED. Madrid.
- Real Academia Española. Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.3 en línea]. <https://dle.rae.es>