Reuniones con uno mismo: una forma de potenciar la productividad personal

Las reuniones con uno mismo favorecen el análisis de cómo trabajamos y de los resultados que estamos obteniendo. Son un excelente espacio para evaluarnos e introducir cambios positivos en nuestro trabajo.
Reuniones con uno mismo: una forma de potenciar la productividad personal
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 24 mayo, 2022

Puede parecer algo descabellado eso de hacer reuniones con uno mismo. ¿Acaso no está cada persona con una misma siempre? La verdad es que no. Pasamos buena parte de nuestro tiempo pensando en asuntos externos y con la mente enfocada en mil cosas, pero no en nosotros como tal.

Precisamente por eso, las reuniones con uno mismo pueden ser una excelente idea. En este caso, vamos a hablar acerca de los beneficios que esto produce en el plano laboral. Este podría ser un factor que incremente la productividad, ya que se trata de espacios que permiten ordenar ideas y proyectarnos de una forma más acertada.

Así como se hacen reuniones con otros para tramitar asuntos laborales, también se pueden hacer reuniones con uno mismo con objetivos similares. De hecho, deberían realizarse de una forma muy parecida y generar resultados análogos. Hablemos de todo esto con mayor detalle.

Tu mirada se aclarará solo cuando puedas ver dentro de tu corazón. Aquel que mira hacia afuera, sueña; aquel que mira hacia adentro, despierta”.

-Carl Jung-

Las reuniones con uno mismo

Cuando se habla de reuniones con uno mismo lo primero que causa desconcierto es la palabra “reunión”. Se supone que esta hace referencia a la intersección atencional de dos o más personas. Sin embargo, en este caso se trata de juntar esa parte de nosotros mismos que está enfocada en lo externo  con aquella dimensión que mira hacia adentro.

Así mismo, se le da este nombre porque siguen un esquema similar al de una reunión en la que participa más de una persona. Precisamente se trata de trasladar ese concepto a la actividad individual.

Estas reuniones con uno mismo están especialmente recomendadas para las personas que realizan múltiples actividades y tienen poco tiempo. También para los que se enfrentan a grandes responsabilidades o pasan por una situación de crisis en el plano laboral. Es en estas circunstancias cuando se les saca mayor beneficio, pero lo ideal es que, sea cual sea la situación, se hagan una vez por semana.

Ejecutiva trabaja con su portátil desde casa
Las reuniones con uno mismo son muy recomendables para ejecutivos y jefes de equipo.

La planificación de estas reuniones

La planificación de las reuniones con uno mismo se lleva a cabo igual que cualquier tipo de reunión. En primer lugar, se debe definir una fecha y una hora de inicio y de terminación. Después deben consignarse en la agenda y respetar ese tiempo, tal y como se haría cuando hay reunión con otras personas.

En general, este tipo de reuniones tienen como objetivo evaluar  la labor propia y reestructurar aquellas actividades o tareas que lo ameriten. Sin embargo, es importante que se defina un objetivo específico para cada uno de estos “encuentros individuales”. Cuanto más concreto sea ese propósito, más probable es que los resultados de la reunión nos ayuden a conseguirlo.

El propósito puede ser, por ejemplo, identificar una metodología más funcional para llevar a cabo determinada tarea. O quizás, evaluar los motivos por los que se han producido varios retrasos en la realización de cierta labor. También puede tratar, simplemente, de evaluar el desempeño que se tuvo a lo largo de la semana. Lo importante es precisar el objetivo.

Mujer escribiendo notas
Las reuniones con uno mismo permiten tanto evaluarnos como planificarnos y organizarnos en el ámbito laboral.

El desarrollo de la reunión con uno mismo

Las reuniones con uno mismo siguen el mismo protocolo que otras reuniones. En este caso es fundamental bloquear por completo la agenda, ya que esta actividad no debe ser interrumpida. Lo mejor es programarla con tiempo y a una hora en la que sea improbable que haya otra actividad. Lo más indicado es planificarlas con una semana de anticipación.

Al momento de planificar, también es importante identificar cuál es el material y las herramientas que se van a necesitar. Pueden ser los diarios de trabajo, el cronograma de labores, los apuntes que se elaboran ocasionalmente, un llamado de atención por escrito, etc. La reunión es más productiva cuando se cuenta con los insumos necesarios.

También es recomendable que exista un plan de actividades o una agenda, como en toda reunión. ¿Qué se va a hacer? ¿En qué orden? Si la reunión es para autoevaluarse, por ejemplo, una buena agenda puede ser la de dividir el desempeño por áreas (puntualidad, cumplimiento del cronograma, calidad de los productos, etc.), calificar cada una de ellas de 1 a 5 y sustentar la calificación. Luego, sacar conclusiones.

Cada persona puede desarrollar sus propias estrategias y herramientas. Lo más importante es que no haya distracciones. En las reuniones con uno mismo hay que desconectarse de todo, para poder reconectarse con el auténtico sentido que tiene nuestro trabajo. Esos espacios ayudan a tener más orden mental y a potencializar la labor que cada persona desarrolla.


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  • Gutiérrez Pulido, H. (2010). Calidad total y productividad.
  • López Fresno, P. (2018). Estudio exploratorio sobre el concepto, tipología y significados de las reuniones de trabajo (Doctoral dissertation, Universitat Rovira i Virgili).

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