La rumia hace que la tristeza dure mucho más: de minutos a varios días
La rumia hace que la tristeza dure más. Y no solo un poco, sino aproximadamente 4 días más que el resto de las emociones. Aunque este es un hecho que podíamos sospechar, la ciencia lo confirma. La duración de las emociones es un campo de estudio de la psicología básica que puede ser de gran valor para entender los trastornos psicopatológicos.
De todo el rango de emociones, hemos prolongado una que no es precisamente la más placentera. La educación, el procesamiento emocional y la forma de catalogar los eventos de la vida puede invitarnos a rumiar constantemente los fracasos y las desgracias. Esto no da naturalidad a la tristeza, sino que la desvirtúa y la perpetúa.
En lugar de albergar tristeza y de emocionarnos con ella, la convertimos en un látigo moral, personal y cognitivo. La rumia provoca que la tristeza se albergue en nosotros de una manera anómala, hasta llegar a convertirse en una especie de “adicción”.
Por ello, cuando llega, la tememos tanto. Podemos no saber cómo gestionarla de forma adecuada o negarnos a considerarla -llevamos tanto tiempo teniéndola como ruido de fondo que parte de nuestro sistema atencional pude ignorarla, por mucho que siga generando un buen volumen de malestar-.
La reacción ante eventos traumáticos
Muchas personas se enfrentan a experiencias estresantes y traumáticas (p. ej., duelo, desastres naturales, asesinatos, accidentes de tráfico, divorcios…) que suelen provocar síntomas postraumáticos graves. Y algunas pueden comprender e interpretar su experiencia individual a su manera. Este afrontamiento cognitivo se denomina creación de significado (Park, 2010), el cual puede desempeñar un papel en la adaptación a tales experiencias.
Se descubrió que la creación de significado es central en la recuperación de experiencias estresantes como el duelo, la enfermedad y los ataques terroristas (Gillies y Neimeyer, 2006; Kernan y Lepore, 2009; Park et al., 2012). Esta alivia los síntomas postraumáticos y provoca cambios positivos tras la experiencia.
Park (2010) propuso el modelo de creación de significado. Este marco teórico identifica dos niveles de significado: el global y el situacional. El significado global se refiere a los sistemas generales de orientación de los individuos, que consisten en creencias, objetivos y cosmovisión. El significado global, profundamente arraigado de los individuos, implica la creencia de que el mundo es benévolo, predecible y significativo, y que el yo es digno (Janoff-Bulman, 1989).
Por otro lado, el significado situacional se produce a partir de la valoración de una situación específica. El modelo postula que cuando las personas perciben una discrepancia entre sus significados globales y situacionales experimentan angustia, lo que hace que tengamos que hacer un esfuerzo de creación de significado para hacer frente a la discrepancia.
Dos tipos de rumiaciones
Según Greenberg (1995) y Park y George (2013), la rumiación sobre las experiencias estresantes es un factor importante en la creación de significado porque promueve la reevaluación del trauma o la revisión esquemática.
Tedeschi y Calhoun (2004) propusieron dos tipos de rumiación identificados en el procesamiento cognitivo de creación de significado, que es un paso necesario en el ajuste y el cambio positivo:
- La rumiación intrusiva. Involucra pensamientos e imágenes no intencionales y no deseados que son difíciles de controlar y con contenidos relacionados con los eventos estresantes. La discrepancia entre los significados global y situacional conduce a la rumiación intrusiva (Greenberg, 1995; Park, 2008).
- La rumiación deliberada. Implica tratar voluntaria y deliberadamente de comprender los eventos y sus implicaciones, por ejemplo, respondiendo preguntas como: “¿he aprendido algo?” o “¿ha cambiado la experiencia mis creencias sobre el mundo?”. Es más probable que la rumia deliberada esté relacionada con el crecimiento postraumático.
El experimento que midió su duración exacta
La tristeza tiende a asociarse con eventos que tienen un impacto significativo a largo plazo en la vida de las personas, como el duelo. La rumiación mental es el determinante central de por qué algunas emociones duran más que otras.
Las emociones asociadas con altos niveles de rumiación durarán más. Las emociones de duración más breve suelen ser provocadas, aunque no siempre, por supuesto, por acontecimientos de importancia relativamente baja. Por otro lado, las emociones duraderas suelen ser algo muy importante.
El estudio de Verduyn & Lavrijsen
Para observar los impresionantes efectos de la rumia en la perpetuación de la tristeza, se realizó este estudio publicado en la revista Motivation and Emotion. El objetivo del estudio es proporcionar una imagen detallada de la variabilidad en la duración entre las emociones y dar cuenta de esta variabilidad.
Se pidió a los participantes que recordaran episodios emocionales recientes, informaran sobre su duración y respondieran preguntas sobre evaluaciones y estrategias de regulación. De 27 emociones, la tristeza fue la que duró más tiempo, mientras que la vergüenza, la sorpresa, el miedo, el disgusto, el aburrimiento, el ser tocado, la irritación y el alivio fueron las emociones más breves.
Una dimensión de evaluación y una estrategia de regulación representaron casi la mitad de la variabilidad en la duración entre las emociones. En particular, en comparación con las emociones cortas, las emociones persistentes suelen ser provocadas por eventos de gran importancia y se asocian con altos niveles de rumiación.
Esta conclusión se mantiene en todas las definiciones de duración de las emociones y sigue siendo válida cuando se tienen en cuenta la actualidad y la intensidad de las emociones.
El asco y la vergüenza suelen durar 30 minutos, mientras que la tristeza se mantiene en un promedio de 120 horas. El aburrimiento tiene tendencia a pasar después de un par de horas, aunque cuando lo experimentas parece durar una eternidad.
También hay vínculos fascinantes entre una emoción similar a otra. Por ejemplo, el miedo tiende a ser de corta duración, mientras que su “prima hermana” la ansiedad es más prolongada. Del mismo modo, la vergüenza desaparece con relativa rapidez, pero la culpa tiende a permanecer durante mucho tiempo.
Los límites de la rumia
Todos estos datos nos hacen reflexionar sobre el espacio que le damos a la rumia. Si entendemos la preocupación como una forma de ser más adultos o productivos, al menos de forma cognitiva, probablemente también seremos muy vulnerables frente a la rumia. Piensa que no somos más productivos, mejores personas o más creativos por estar continuamente rumiando.
Sin embargo, la rumia intrusiva también es necesaria para orientar los procesos cognitivos hacia un cambio positivo y es una respuesta normal que sigue inmediatamente a las experiencias estresantes y traumáticas. La rumiación intrusiva también es un mecanismo de afrontamiento importante como estrategia de supervivencia para protegernos rápidamente de una amenaza.
Por lo tanto, la rumiación intrusiva puede ser tan importante como la rumiación deliberada para encontrar significado. Solo nosotros podemos saber dónde está el límite de la rumia como puerta directa al comportamiento depresivo.
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- Verduyn, P., & Lavrijsen, S. (2014). Which emotions last longest and why: The role of event importance and rumination. Motivation and Emotion, 39(1), 119-127.
- Kamijo Namiko, Yukawa Shintaro. The Role of Rumination and Negative Affect in Meaning Making Following Stressful Experiences in a Japanese Sample. Frontiers in Psychology. 2018. https://www.frontiersin.org/article/10.3389/fpsyg.2018.02404