¿Sabes pedir perdón?
Todos cometemos errores, metemos la pata y nos equivocamos. Habitualmente cuando esto sucede nos damos cuenta rápidamente: igual que hacemos o decimos también contamos con un mecanismo de evaluación que ponemos en marcha casi de manera automática y que nos insta a pedir perdón.
A veces, nuestros fallos perjudican o van en contra de las personas que queremos, por contradictorio que pueda parecer. Quién no ha herido alguna vez con un comentario fuera de tono, con una acusación infundada, ha juzgado a alguien sin el tener menor derecho a hacerlo o ha pagado un enfado consigo mismo con la primera persona que ha encontrado.
Cuando esto pasa y nos damos cuenta, solemos afrontar la tarea de pedir perdón o disculpas. Algo que desde fuera parece tan sencillo a menudo se convierte en un proceso complicado: podemos pensar que pidiendo perdón estamos reconociendo no solamente nuestro fallo sino también mostrando nuestra debilidad.
También puede suceder que la persona que ha recibido el daño nos haya dañado a nosotros antes y no se haya disculpado ¿Por qué deberíamos de hacer ese esfuerzo si la otra persona no lo ha hecho?
“Pedir perdón no siempre significa que estamos equivocados y que el otro está en lo cierto. Simplemente significa que valoramos una relación mucho más que a nuestro ego”
-Anónimo-
Otras veces son las propias circunstancias, simplemente no volvemos a coincidir con la persona a la que hemos dañado; en ocasiones la vergüenza también actúa como barrera limitante. Finalmente, un motivo que se puede unir a los anteriores es que no sepamos cómo hacerlo.
Así, una buena disculpa tiene tres partes
Si quieres aprender a pedir perdón de la manera correcta, debes saber que hacerlo bien consta de 3 partes que no se pueden suprimir. Cada una de ellas tiene su importancia. ¿Cuál de estas 3 partes es la que más te cuesta?
1. Lo siento
Cuando pides disculpas le dices a la otra persona que haberla herido de alguna forma te ha hecho daño a ti también, que no es lo que querías que pasara y que si pudieras volver atrás lo harías de otra forma.
Con esta parte, de alguna manera abres el canal empático con la otra persona y preparas un canal de diálogo en el que los principales protagonistas sean los sentimientos. Si consigues esto, vas a poder acceder a lo más profundo de la herida que has causado y curarla desde lo más profundo
2. Me he equivocado
Cuando pides disculpas asumes la responsabilidad de lo que ha pasado. Asumes que has sido tú y no otra persona la que carga con la responsabilidad de lo que ha pasado. Esta parte, refleja la madurez de la persona que se disculpa y a la apersona que la recibe le trasmite confianza.
3. ¿Cómo hago para corregirlo?
A veces el daño que hemos hecho no se puede reparar de manera inmediata pero otras veces sí y muchas veces no sabemos cómo hacerlo. Restituir voluntariamente a la persona dañada o mostrar la voluntad de hacerlo le mostrará que le damos toda la importancia que merece.
Muchas veces sólo es tiempo, la persona dañada necesita saber que la disculpa que estamos haciendo no es un mero trámite o una manera de echar tierra sobre el asunto y considerarlo cuanto antes agua pasada.
“… no hay peor falacia que pedir perdón por el pasado cuando se actúa con parecida soberbia o ceguera en el presente”
-Eduardo Muñoz Molina-
Si tu perdón contiene estas tres partes tendrás muchas más posibilidades de que sea efectivo y de que la persona que lo recibe entienda y se se sienta reconfortada por lo que quieres trasmitir. En ocasiones, las palabras las lanzamos porque hemos aprendido a decirlas así. “Te quiero”, “lo siento”, son algunas de las más utilizadas y que terminan perdiendo su sentido.
Pedir perdón de la manera adecuada le hará saber a la persona a la que va dirigida que en verdad lo sentimos, que se lo decimos de corazón y de que estamos dispuestos a no volver a hacer lo mismo.
No tengas miedo
Que no te de miedo pedir perdón. Se trata de un proceso curativo con uno mismo y con los demás. Pedir perdón no es síntoma de ser débiles ni de ser menos que nadie. Al contrario, el acto de pedir perdón demuestra valentía. Cuando pedimos perdón tenemos miedo porque pensamos que algo hemos hecho mal, por lo que podemos interpretarlo como que somos imperfectos.
“Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más”.
-Oscar Wilde-
Una frase mental que recorre nuestras mentes, consciente o inconscientemente, puede ser la siguiente: “si pido perdón es que me he equivocado, y si me he equivocado es porque he cometido un error, y si cometo un error es que soy imperfecto”. La tolerancia al error es baja porque muchos lo interpretan como un sinónimo de escasa valía personal. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Admitir un error y pedir perdón es la mejor forma de crecer y evolucionar.