Sacúdete grita baila y exprímete
Si necesitamos manifestar nuestras emociones, y nos sentimos alegres, hagámoslo con plenitud, con fuerza. Si por el contrario, nos invade la desesperanza y la tristeza, no escondamos lágrimas en soledad, compartámoslas, demostremos a quienes nos rodean que cuando deseamos cantar lo hacemos con pasión, sin susurros (por mucho que desafinemos). Saltemos, bailemos como si creyéramos que nadie nos observa.
QUE NUNCA NOS ETIQUETE LO QUE : ” ESTÁ BIEN VISTO HACER”.
Vivimos, o más bien sobrevivimos, adaptándonos a un entorno que restringe la espontaneidad, que limita nuestra naturalidad y que frena características innatas que no nos permiten demostrar como seriamos en estado puro.
No se trata de no respetar normas, obviar libertades ajenas, o tratar de parecer “naturales”, convirtiéndonos en “histriónicos” o “extravagantes” para que nuestro entorno deposite su atención en nosotros.
Se trata de no almacenar o abandonar en nuestro interior, la expresión más sincera y pura que habita en nuestro carácter. Somos seres individuales y únicos. Expresémonos y alejémonos de la contaminación cotidiana que controla y frena nuestros sentidos, pensamientos, reflejos etc.
Variar, reprimir, o modular nuestros sentimientos permanentemente es un gran error. Tal vez expresar nuestro sentir más profundo y primitivo, nos libre de prejuicios y sorprenda a todos cuantos nos rodean, pero al menos admirarán nuestro coraje y valentía… probablemente porque ellos jamás se atreverían a llevarlo a cabo.