¿Somos egocéntricos?
“Especiales”,” Únicos”,” Maravillosos”. Los egocéntricos, se consideran portadores de una personalidad excepcionalmente grandiosa. Mientras profesan un culto y adoración hacia sí mismos, evidencian una conducta pedante y altanera respecto a los demás. Los ególatras evalúan la realidad siempre desde su punto de vista. No asumen errores ni equivocaciones.
Su modo de comportarse, intereses, y conceptos, son los correctos y únicos que merecen la pena y a los cuales hay que supeditarse. Suelen ser críticos, y menosprecian a quienes les rodean si no aceptan su forma de comportamiento. Consideran que su necesidad vital, es sentirse adulados y admirados, pero esta circunstancia les juega malas pasadas, puesto que los aduladores exagerando sus virtudes, pronto descubren como manipular sus pensamientos.
No reflexionan sobre acontecimientos, pues consideran que “siempre tienen la razón”. Son incapaces de escuchar, cometiendo por ello errores a lo largo de su vida. Conviven con fantasías y grandezas fruto de su propia vanidad. La familia o su entorno deben claudicar o acompasar sus proyectos de vida a la de ellos. Son grandes utilizadores. Por ello en su entorno laboral, igualmente usaran a sus compañeros para conseguir metas. No reconocerán errores o equivocaciones propias, considerando la envidia de los demás como algo usual hacia ellos.
En psicología, los ególatras, pueden encontrar en la terapia conductual una favorable alternativa, puesto que terapias grupales les harán reflexionar sobre la importancia de escuchar y valorar a los demás y no “exclusivamente” sobre sí mismos. Es improbable que el ególatra asuma cualquier tipo de ayuda u opción, puesto que como siempre tienen la razón, en contadas ocasiones admitirán que “ellos” tienen un problema.