Somos las emociones que comunicamos
Nuestro cerebro emocional es más rápido que nuestro cerebro racional, y es por ello que se nos define como seres emocionales. Estas emociones además tienen otras cualidades fundamentales para la comunicación, como por ejemplo, que no podemos ocultarlas en nuestro rostro, que el cerebro es capaz de interpretarlas, o algo todavía más crítico: que se contagian. Por tanto, ¿Somos lo que somos, o somos lo que comunicamos?
Las emociones se contagian como un proceso natural, resultado de millones de años de nuestra evolución; así, son las emociones que tenemos, las que generan más emociones en las personas con las que nos comunicamos. Por tanto, si queremos comunicar un mensaje positivo, antes debemos sentir emociones positivas.
Normalmente nos empeñamos en mejorar nuestras palabras y lenguaje corporal para comunicar, creyendo que serán éstas las herramientas que causen mayor impacto en nuestro interlocutor, sin pararse a entender que será nuestro estado y emoción el determinante para generar algo en la persona que está frente a nosotros.
Además, aunque podamos entrenar el disimulo de una emoción, en ningún caso podremos llegar a eliminarla por completo; y esto se relaciona directamente con la comunicación, porque internamente, contamos con una extraordinaria máquina (nuestro cerebro) que nos permite interpretar el significado de dichas emociones (1).
Así, este artículo defiende una idea de comunicación basada en no cometer tres errores bastante comunes: comunicar sin emoción, comunicar sin sentido y comunicar sin mensaje.
COMUNICACIÓN CON EMOCIÓN
Antes del lenguaje y de las palabras, ya teníamos las emociones; y las expresábamos para sobrevivir. Cuando un mamut venía a atacarnos, era nuestra expresión emocional de miedo la que alertaba a nuestros compañeros para defendernos. Hoy ocurre exactamente lo mismo, lo que comunicamos con nuestra emoción, lo captan nuestros interlocutores, y por tanto la pregunta sería: ¿Sentimos lo que comunicamos? ¿Sabemos lo que comunicamos? Y es que a los ojos del que escucha, no somos lo que somos, sino que somos lo que comunicamos; concretamente, las emociones que comunicamos.
COMUNICACIÓN CON SENTIDO
El sentido nos lleva a estados emocionales insospechados. Cuando hablamos de la mayor motivación de nuestra vida (una creencia, un hijo, un proyecto, una idea…) llegamos a un estado emocional de éxtasis que se refleja en nuestra comunicación, en nuestros ojos, en nuestro rostro, en nuestro cuerpo; en definitiva: en nuestra emoción. El sentido por algo, nos transporta a un estado emocional superior. Cuando Martin Luther King hablaba y convencía, no era sólo por ser buen orador (que también) sino por hablar con un sentido que le llevaba a un estado emocional que transmitía a través de la expresión de sus emociones (2). Por tanto, si tiene sentido para nosotros lo que comunicamos, tendrá mayor impacto emocional en nuestros receptores.
COMUNICACIÓN CON MENSAJE
“Curso para ser buen padre, impartido por una persona sin hijos”; aunque puede tener una base teórica increíble, normalmente, la falta de experiencia real, le resta credibilidad comercial a los asistentes… ¡Y a la comunicación del profesor!
“Curso para ser buen padre, impartido por una madre con catorce hijos excelentes”, además de por la credibilidad que emana, normalmente, su comunicación será mucho más veraz por hablar desde la experiencia, causa que hace que nuestra intensidad emocional sea mayor. No es lo mismo hablar de un hecho impactante que vimos en las noticias, que de un hecho que hemos vivido; y eso al comunicar se expresa emocionalmente, por lo que, se contagia con más potencia.
En resumen; nos estamos acostumbrando a coger mensajes de otras personas porque creemos que venden más, causan mayor impacto o tienen más credibilidad; cuando lo realmente fundamental, para una buena comunicación sincera, sería hablar desde nuestras emociones, dándole nuestro sentido y relatando únicamente nuestra experiencia.
A continuación, la conferencia TEDx, donde se desarrolla un poco más la idea:
1 Para más información de este tema, es recomendable consultar los estudios de Paul Ekman.
2 Para más información acerca del sentido, consultar las investigaciones de Viktor Frankl.