Técnicas de autosugestión, qué son y para qué sirven
Las técnicas de autosugestión, también conocidas como técnicas de autohipnosis, constituyen vías o formas para influir sobre nuestros pensamientos y comportamientos. El objetivo es modificar o encauzar emociones, reflexiones y conductas, con la idea de producir una transformación positiva.
El pionero de estos métodos fue Émile Coué, un farmacéutico del siglo XIX que notó un efecto interesante en quienes acudían a él por medicinas. Encontró que, si les hablaba positivamente de los medicamentos, estas personas se volvían más eficaces. Intuyendo el efecto, lo evidenció en un registro; así descubrió lo que hoy se conoce como efecto placebo.
El tema llegó a interesarle mucho a Coué, tanto que lo condujo a investigar sobre la hipnosis. Descubrió que ninguna persona podía ser hipnotizada en contra de su voluntad. También que el impacto de esta disminuye al recuperar la conciencia. Debido a ello, se inclinó por diseñar otro procedimiento que fuera más eficiente. Así nació la autosugestión.
«En efecto, la autosugestión es un instrumento que poseemos al nacer, y este instrumento o, mejor esta fuerza, está dotada de una inaudita e incalculable potencia, tal que, según las circunstancias, produce los mejores o los peores efectos. […] Y por otra parte, puede con el uso consciente de la misma, provocar bienes que traigan la salud física a los enfermos, la salud moral a los neuróticos (víctimas inconscientes de autosugestiones anteriores), y sobre todo a personas que tienen tendencia a mezclarse con lo desagradable».
-Émile Coué-
Las técnicas de autosugestión
Las técnicas de autosugestión que se utilizan en el marco terapéutico son métodos para autoinducir pensamientos positivos, de modo que orienten la conducta y las emociones hacia el bienestar. Para ello, se emplean afirmaciones motivadoras, así como visualizaciones imaginativas, orientadas al objetivo que se pretende conseguir.
Por lo general, al hablar de tales técnicas se hace en sentido positivo, es decir, en función de aumentar el bienestar. Sin embargo, también existe autosugestión negativa, cuando una persona autoinduce ideas pesimistas o debilitantes sobre su conducta.
Émile Coué fue el primero en desarrollar un proceso básico, que se rige por cuatro principios. Son los siguientes:
- «Si es el inconsciente el que nos guía, y nosotros aprendemos a guiarlo, entonces, aprendemos a guiarnos a nosotros mismos».
- «Al contrario de lo que se piensa, no es la voluntad la primera facultad del hombre, sino la imaginación».
- «Todos los días, en todos los aspectos, voy de mejor en mejor». Se considera una afirmación muy poderosa y llama a practicar la autosugestión de forma continua para que se vean sus efectos.
- «Toda la idea que tenemos en el espíritu deviene una realidad en el dominio de la posibilidad». Quiere decir que, si el mejoramiento en algo es posible, mediante la autosugestión se logra. Y si no se consigue del todo, de cualquier manera, aumenta el bienestar.
Principales técnicas de autosugestión
Detrás de la autosugestión hay dos ideas básicas: la autoafirmación y la visualización. No obstante, a partir de ellas se han construido muchas variantes. De todos modos, esos ambas son el corazón de esta práctica. Veamos de qué se trata cada una.
Las autoafirmaciones
Las autoafirmaciones son frases o sentencias que tienen suficiente poder como para motivarse y no perder de vista los objetivos. Deben tener más influencia que los posibles obstáculos o dificultades que se encuentren en el camino. Es necesario repetirlas en forma constante, en especial en los momentos difíciles. Corresponden a afirmaciones como: «soy capaz», «puedo hacerlo» y «estaré bien», por ejemplo.
La visualización
La visualización es una de los métodos de autosugestión más conocidos. Para ponerla en práctica deben aplicarse los pasos listados enseguida:
- Ubicarse en un lugar tranquilo y adoptar una postura cómoda.
- Cerrar los ojos y respirar profundamente, hasta sentir que estamos relajados.
- Enfocar la atención hacia una de las autoafirmaciones generales o específicas. Por ejemplo, «yo puedo» (afirmación general) o «yo puedo pasar el examen» (afirmación específica).
- Comenzar a construir una imagen mental en la cual se haya conseguido el objetivo. Añadir tantos detalles como sea posible, hasta armar un escenario mental muy completo.
La eficacia de la autosugestión
Las tácticas de autosugestión funcionan de una manera similar al efecto placebo. Esto quiere decir que llegan a ser muy eficaces. Sin embargo, hay que tener en cuenta el primer principio de Émile Coué y que llama al realismo. Por más que aplique muy bien el método, no va a conducir a lograr algo que sea imposible. En un ejemplo, nadie se puede autosugestionar lo suficiente como para volverse invisible.
Asimismo, es muy importante que estas técnicas se practiquen de modo continuo. La repetición es precisamente el factor que genera la autosugestión. De lo contrario, es posible que su eficacia se reduzca de manera notable.
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