Tomar decisiones en un contexto de incertidumbre, ¿cómo hacerlo?
Tomar decisiones importantes nunca es fácil, pero la dificultad aumenta de manera notable si debemos hacerlo en un contexto de incertidumbre. Con esa expresión nos referimos a aquellos contextos en los que hay una alta inestabilidad, y existen muchos factores que no están bajo control.
La crisis que comenzó en 2020, y que aún persiste, ha dado lugar a un contexto de mucha incertidumbre. En realidad, nadie pudo proyectar con eficacia lo que ocurriría en los meses y años siguientes. De hecho, hoy, la mayoría creemos saber mucho menos del futuro que antes y somos bastante más prudentes a la hora de hacer planes a largo plazo.
Los contextos de incertidumbre no solo corresponden a situaciones globales. También hay situaciones personales en las que podemos llegar a sentir que los acontecimientos pueden seguir muchos cursos. El trabajo, la familia, los ingresos son variables que estamos lejos de controlar y que pueden llegar a producir una gran inestabilidad. A veces es necesario tomar decisiones en entornos de ese tipo y no siempre sabemos cómo hacerlo. De esto hablaremos.
“Cada vez que las melodías del incierto se acercan resonantes, me refugio dentro de ellas. Son el suspiro del destino acariciando mis oídos”.
-Santiago Orlando-
El contexto de incertidumbre
Uno de los elementos fundamentales para tomar decisiones es contar con suficiente información. Sin datos de soporte, cualquier decisión que tomemos puede ir acompañada de un gran riesgo. En los contextos de incertidumbre eso es lo que más hace falta: información. La que está disponible no es suficiente o no nos ofrece demasiada confianza.
Esa falta de información hace que sea muy difícil adelantar las consecuencias o efectos de una decisión. Para prever escenarios futuros, es necesario tener claras las condiciones pasadas y actuales. Esto es lo que ayuda a prever cómo será mañana alguna situación.
Todo esto nos da algunas claves para tomar decisiones en contextos de incertidumbre: lo mejor es esperar un poco, hasta que haya un panorama más claro. Hasta ahí, todo bien.
El punto es que a veces no es posible esperar, o la espera prolongada tiene consecuencias muy negativas. Por lo tanto, existen situaciones en las que sí o sí se debe decidir en un contexto de incertidumbre. ¿Qué hacer en esos casos?
Reenfocar la decisión
Si no hay más remedio que tomar decisiones en un contexto de incertidumbre, lo indicado es recopilar la información que esté disponible. Puede ser escasa, pero aun así es importante tenerla. Lo indicado es acudir a fuentes autorizadas y descartar todos los datos que resulten sospechosos o poco fundamentados. De todos modos, es mejor contar con algo de información que no contar con ninguna.
Una vez hecho esto, lo adecuado es explorar alternativas a mediano plazo. Por ejemplo, si lo que alguien quiere es emprender un negocio, pero el contexto muestra señales de crisis, se podría pensar en la posibilidad de llevar a cabo solo una parte de ese negocio. También de implementarlo de una manera que implique menos riesgos.
Si quiero vender una casa, pero no parece haber intención de adquirir vivienda en el mercado, ni tampoco los bancos están facilitando las cosas, quizás la opción sea alquilarla durante algún tiempo. Si quiero viajar a Tailandia, pero cierran y abren vuelos a cada rato, y no sé si me quedaré atrapado allí, quizás la opción sea elegir un lugar más cercano.
Descomponer la decisión
Otra alternativa para tomar decisiones en un contexto de incertidumbre es la de descomponer la decisión. Esto es, dividirla en partes o convertirla en un proceso compuesto por etapas. La clave está en comenzar por lo que implique menos riesgos, de tal modo que un error no tenga grandes consecuencias.
Veámoslo con un ejemplo. Supongamos que una persona debe decidir si mudarse al campo o seguir viviendo en la ciudad; se lo está planteando porque últimamente se siente muy insegura en la gran urbe. Esta persona busca tranquilidad, pero no está segura de si alejarse de la ciudad es buena idea, ya que al hacerlo también se alejaría de personas a las que quiere. Tampoco sabe si la sensación de inseguridad va a desaparecer al cambiar las condiciones de su domicilio.
Para salir del dilema, esta persona podría plantearse la decisión como un proceso. La etapa uno sería visitar la zona rural de su elección, con frecuencia, para familiarizarse con el entorno. La etapa dos, si la anterior resulta prometedora, sería mudarse al campo de manera temporal, durante algunos meses. La etapa tres, ya con la experiencia y la información acopiada, estará en una posición muy favorable para tomar la decisión definitiva.
En este punto, volvemos al comienzo: tomar decisiones en un contexto de incertidumbre no es fácil. Sin embargo, las dificultades no son amenazas, sino problemas a resolver. Se debe evitar la parálisis y la temeridad. Lo mejor es avanzar paso a paso.
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