Trastorno por estrés postraumático complejo (DESNOS): ¿en qué consiste?
El trastorno por estrés postraumático complejo tiene casi siempre su origen en la infancia. Aparece cuando la persona sufre varios traumas psicológicos durante un largo tiempo. Son situaciones de elevado -y continuado sufrimiento-, como puede ser el ocasionado por los abusos sexuales constantes y la negligencia por parte de los progenitores.
La mayoría ya hemos oído hablar alguna vez del trastorno de estrés postraumático. En algunos casos, es necesario añadir la etiqueta de “complejo” al final porque se manifiestan más condicionantes. Mientras el primero define una experiencia puntual adversa, como puede ser una agresión o un accidente de coche, el segundo tiene más particularidades.
Son experiencias negativas que se repiten y se retroalimentan a diario. La víctima está indefensa y, cuando por fin puede dejar atrás esa vivencia tormentosa y lesiva a todos los niveles, se abre la herida abismal del trauma. Esta condición fue descrita por primera vez en los años 80 y, en la actualidad, alberga mucha más atención por parte de los expertos. Lo analizamos.
“Un trauma que aísla a un niño durante mucho tiempo desgasta su alma y el apego se extingue. El caos de los acontecimientos, la falta de una estabilidad afectiva, el desgarro repetido de los sucesivos destinos tienen un efecto anestesiante sobre la afectividad”.
-Boris Cyrulnik-
Trastorno por estrés postraumático complejo (DESNOS): definición y origen
El trastorno por estrés postraumático complejo también se le conoce como DESNOS (Disorder of Extreme Stress Not Otherwise Specified o trastorno por estrés postraumático extremo no especificado). Cabe señalar que a día de hoy esta realidad psicológica aún no se recoge en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5).
Se asume que el estrés postraumático como tal ya evidencia diferentes grados y que uno de ellos es particularmente extremo. Este sería el caso del trastorno por estrés postraumático complejo, el cual ya fue recogido por la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS (CIE-11). Fue en un trabajo de investigación de la Universidad de Nueva York del 2013 cuando se hizo hincapié en un aspecto.
El estrés postraumático complejo o DESNOS es muy diferente de los demás. Después de analizar cientos de casos desde la unidad de psiquiatría de niños y adolescentes del Centro Médico Langone (Nueva York), se pudo ver una clara evidencia de esta particularidad.
Hay casos de pequeños que, además de estar desatendidos, han sufrido abusos durante años. En ellos, el impacto psicológico es distinto de aquel que sufre un episodio traumático puntual en su vida.
¿Cuáles son los síntomas?
Es importante señalar que el trastorno de estrés postraumático complejo se manifiesta de manera diferente en niños que en adultos. Por ello, cabe hacer una distinción.
Sintomatología del TEPT-C infantil y juvenil
La experiencia temprana de una situación adversa mantenida en el tiempo irrumpe el desarrollo normal del niño. Por lo general, asumen que hay algo malo en ellos. En sus mentes albergan la convicción de que existe algo defectuoso en su persona que justifique que sus padres o figuras de su entorno no les quisieran y abusaran de ellos.
- Evidencian un desarrollo físico y psicológico más lento. Suelen sufrir mayores problemas de somatización y problemas médicos.
- Desarrollan un apego inseguro que dificultará en el futuro establecer relaciones sociales y afectivas.
- Tienen falta de regulación emocional. Son incapaces de comprender y controlar sus emociones.
- No saben expresar sus necesidades.
- Pueden sufrir amnesia selectiva.
- Muestran falta de control de impulsos que a menudo deriva en episodios de agresividad.
- Manifiestas problemas de insomnio, terrores nocturnos, y problemas de la conducta alimentaria.
- Es común que deriven a menudo en las autolesiones.
- Tienen alteraciones cognitivas. Entre las más comunes está la falta de atención, los problemas en las funciones ejecutivas (planificación, análisis, reflexión, memoria…).
- Suelen evidenciar inmadurez en el lenguaje y la comunicación.
- Tienen serias alteraciones en el autoconcepto e imagen personal. Baja autoestima, sentimientos de vergüenza.
El trastorno de estrés postraumático complejo infantojuvenil provoca que con el tiempo desarrollen otros problemas mentales. Asimismo, además de dificultar su correcta maduración física y psicosocial, pueden aparecer tentativas de suicidio al llegar a la adolescencia.
Sintomatología del TEPT-C (trastorno de estrés postraumático complejo) en adultos
El estrés postraumático complejo en adultos surge a raíz de diversas experiencias. Las relaciones de pareja traumáticas, las que se basan en el abuso y el maltrato son un ejemplo. Haber estado en escenarios de guerra o sufrir un secuestro son otros posibles desencadenantes. Conozcamos la sintomatología:
- Uno de las características más comunes del TEPT-C es la disociación. Se trata de un fenómeno que incluye desde la desconexión, a la despersonalización o desrrealización. Son mecanismos de defensa que experimenta la mente para separarse del foco de dolor. Consiste en separarse emocional y cognitivamente del entorno o sentir que uno no forma parte del propio cuerpo.
- Es común también sufrir amnesia o pérdida de la memoria sobre algunos fragmentos del pasado.
- Sentimientos de culpabilidad e inutilidad.
- Problemas para conectar, relacionarse y confiar en los demás.
- Somatizaciones (dolor muscular, alteraciones digestivas, cefaleas, etc).
- Crisis en el sistema de valores.
- Estados de disfóricos, pasar de la efusividad a la irritabilidad, sufrir enfados frecuentes, ataques de ira…
- Autolesiones.
- Ideación suicida.
¿Cómo se trata el estrés postraumático complejo?
En el 2018 se llevó a cabo un estudio en colaboración con la Universidad de Oxford, la Universidad de Sydney de Australia y la de Beijing en China. Se pudo analizar que uno de los enfoques terapéuticos más eficaces para tratar el trastorno de estrés postraumático complejo era la terapia de desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular (EMDR).
El objetivo de este enfoque es que la persona integre esos hechos vividos (a menudo fragmentados u olvidados) de manera que al recordarlos no les genere tanto dolor y sufrimiento. Se intenta reestructurar esas vivencias en el presente de forma que no perturben el bienestar y equilibrio de la persona.
Por otro lado, también es común que se recurra a las terapias farmacológicas, siendo especialmente útiles los antidepresivos. No obstante, como bien sabemos, cada caso es único y excepcional. Lo más decisivo es contar con apoyo especializado lo antes posible para que estas realidades no se agraven ni se lleguen a situaciones límite.
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