El trauma infantil aparece en los escáneres cerebrales

Haber sufrido maltratos, abusos o abandonos entre los 4 y los 7 años deja marca en el cerebro. Los escáneres y técnicas de neurodiagnóstico revelan pequeñas alteraciones que explican el desarrollo de trastornos psicológicos posteriores.
El trauma infantil aparece en los escáneres cerebrales
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 23 agosto, 2023

Con el desarrollo de las tecnologías de neuroimagen se están realizando descubrimientos clave en medicina y psicología. Uno de ellos es poder ver con exactitud cómo el trauma infantil aparece en los escáneres cerebrales. Grandes y pequeñas zonas neuronales quedan tocadas, marcadas por sutiles alteraciones que merman por completo el bienestar de la persona.

Una infancia de maltrato deja marca profunda. El abuso, los gritos, el abandono, los golpes, los vacíos y la sombra persistente del miedo no solo asientan las bases del estrés postraumático. Ahora sabemos incluso que el niño que fue maltratado entre los 4 y los 7 años se convierte en un adulto con una menor esperanza de vida.

Se ha descubierto que este núcleo de la población tiene un riesgo mayor de sufrir desde diabetes hasta enfermedades cardiovasculares. Así, y más allá de lo impactante de este tema, cabe señalar que hay una puerta a la esperanza. Este tipo de descubrimientos nos permite desarrollar abordajes médicos más efectivos para mejorar la vida de la persona.

El término “trauma” procede del griego y significa herida. Si bien es cierto que estas experiencias tempranas alteran el desarrollo óptimo del niño y afectan a su salud mental, hay estrategias para tratarlo. Los traumas no son condenas de por vida.

Niño triste mirando por la ventana para representar cómo el trauma infantil aparece en los escáneres cerebrales

El trauma infantil aparece en los escáneres cerebrales y esto es lo que nos revela

Un ejemplo de cómo esculpen las vivencias traumáticas en el cerebro infantil es la elevada tasa de depresión mayor que se evidencia en la edad adulta. Sin embargo, este trastorno psicológico se desarrolla en estos pacientes de una manera particular. Es más persistente y se observan incluso alteraciones en la arquitectura cerebral.

Antes de llegar a ese trastorno depresivo de mayor gravedad entre los 20 y los 30 años, es común que a lo largo de la infancia y adolescencia transiten ya por toda una serie de problemas. Falta de concentración, retraso académico, alteraciones del sueño, hiperactividad, problemas en el control de impulsos, enfermedades somáticas, conductas autolesivas…

Si hay algo que asumen estas personas es que nadie puede entender su sufrimiento. Que vivir es sufrir, que no es fácil encontrar a alguien que les quiera de verdad y que el mundo es un escenario dañino. Esos sentimientos persistentes de soledad y desamparo son la voz de la herida psíquica, el eco del trauma alojado en la más profunda arquitectura cerebral.

Lo analizamos.

El trauma infantil interfiere con el desarrollo del cerebro

El trauma infantil aparece en los escáneres cerebrales y ahora lo hace de manera más detallada. Hace solo unos meses, la Universidad de Alberta en Canadá presentó un interesante estudio sobre este tema. Algo en lo que concluyeron fue que las experiencias traumáticas comprendidas entre los 4 y los 7 años impiden que el cerebro se desarrolle con normalidad.

Son pequeñas alteraciones que hacen a las personas más vulnerables a la hora de desarrollar ansiedad, estrés postraumático, depresiones, falta de control de impulsos, mala gestión emocional, etc. Ahora bien, esto no es determinante en el 100 % de los casos. Es solo una variable de riesgo.

Asimismo, también se ha visto que existen déficits de los transmisores de serotonina y norepinefrina. Esto se traduce en una mayor reactividad ante el miedo, la preocupación y la incertidumbre. La persona es más tendente a experimentar angustia, lo cual reactiva a su vez el recuerdo de las vivencias traumáticas.

Amígdala e hipocampo las áreas más afectadas

Un aspecto que también pudo apreciar el equipo de investigación de la Universidad de Alberta fue cómo dos de las regiones más afectadas eran el hipocampo y la amígdala. Si el trauma infantil aparece en los escáneres cerebrales lo primero que se apreciará será una alteración en el volumen de estas áreas (es más reducido).

  • El hipocampo y la amígdala se relacionan con la emoción y la memoria. Así, las personas que pasaron por experiencias tempranas traumáticas, evidencian dificultades para procesar el miedo, la tristeza y los conflictos.
  • Asimismo, esas variaciones en el volumen de estas regiones, se traduce también en bloqueos a la hora de solucionar problemas y una tendencia mayor a actuar por impulso. Esto se traduce a menudo en conductas de riesgo, como pueden ser consumo de sustancias, involucrarse en relaciones afectivas dañinas…

Los niños que sufren traumas experimentan angustia porque carecen  de un soporte, de la protección física y emocional de los demás. Esto se traduce en un miedo constante que altera la arquitectura cerebral y que el día de mañana puede dar forma a una depresión mayor.

hombre en terapia tras verse que el trauma infantil aparece en los escáneres cerebrales

El trauma infantil aparece en los escáneres cerebrales y esto podrá mejorar los tratamientos

En un trabajo de investigación de la Universidad de Stanford y publicado en la revista Nature descubrió que más del 62 % de las personas que padecen depresión mayor sufrieron traumas en su infancia. Así, entre ese grupo, aquellos que sufrieron esas vivencias de manera más temprana no responden a tratamientos como la sertralina (antidepresivo).

Ahora que el trauma infantil aparece en los escáneres cerebrales y puede estudiarse cada caso de manera individualizada, los métodos de abordaje pueden mejorar. De hecho, se ha podido demostrar que a menudo estas experiencias ralentizan el crecimiento de la amígdala basolateral y que esto se traduce en comportamientos más ansiosos. Por tanto, es más idóneo otro tipo de fármaco sumado a una terapia psicológica concreta y específica.

De momento, no es común que se pidan resonancias magnéticas en cada paciente que sufrió un trauma en su niñez. Sin embargo, cabe la posibilidad de que esto sea un recurso esencial dentro de poco para decidir el enfoque terapéutico más idóneo.


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