Trastornos de alimentación y redes sociales

En las redes sociales, el contenido valioso y válido se mezcla con contenido especulativo o apoyado por muy pocas evidencias. Y esto puede tener graves consecuencias en la salud física y mental.
Trastornos de alimentación y redes sociales
Andrea Pérez

Escrito y verificado por la psicóloga Andrea Pérez.

Última actualización: 06 noviembre, 2022

En la era de Instagram, Twitter, TikTok y otras redes sociales, el volumen de información que nos llega es inabarcable. Nunca antes la información había estado tan democratizada. Solo hace falta hacer un clic en nuestra pantalla para tener acceso ilimitado a todo tipo de datos, consejos, recomendaciones y tesis de expertos.

Toda la información, antes relegada a sectores especializados, se encuentra ahora disponible y accesible para quien quiera informarse. A veces, gracias a los algoritmos con los que funcionan estas plataformas, ni siquiera es necesario que exista una búsqueda activa sobre ello. ¿Pero realmente es oro todo lo que reluce?

Uno de los campos divulgativos que más popularidad y presencia ha tomado en los últimos tiempos en las redes sociales es el de la nutrición. No es raro este auge, teniendo en cuenta la preocupación por el aspecto y la salud física.

Queremos cuidarnos y queremos comer bien, de manera saludable y sostenible. Nos preocupa nuestra apariencia física, pero también nos preocupa nuestra salud. Cada vez tenemos más en cuenta la calidad de los alimentos que consumimos. La alimentación es nuestra gasolina y buscamos darle al cuerpo el combustible de mejor calidad posible, para asegurarnos que nuestro motor seguirá funcionando en óptimas condiciones durante mucho tiempo.

Con las condiciones sociales a su favor, los perfiles expertos en el campo de la nutrición cada vez tienen más presencia en las redes sociales. Un sector, antes relegado a consultas privadas que para muchas personas resultaba inasumibles económicamente hablando, ha conseguido salir de su nicho para concienciar y educar a través de nuestras pantallas. Las cuentas con un perfil nutricionista o enfocados a una vida saludable no dejan de acumular likes y seguidores.

Adolescente preocupada mirando el móvil
Las redes sociales pueden tener un impacto muy negativo en los trastornos de alimentación.

Las redes sociales son un arma de doble filo en los trastornos de alimentación

Si nos paramos a pensarlo, quizá esa democratización de la información especializada no es tan inocua como podamos pensar. Sí, resulta genial que los expertos nos hablen de sus conocimientos a través de las redes sociales de manera abierta. Que interactúen con nosotros y resuelvan nuestras dudas sin necesidad de acudir a una consulta presencial o gastarnos el dinero en ello. Es magnífico que la información cada vez llegue a un mayor número de personas.

Pero debemos recordar que ni Instagram, ni TikTok, ni cualquier red social de similares características obliga a quien se abre una cuenta a acreditar sus conocimientos sobre el tema que va a tratar. Con tan solo saber un poco sobre posicionamiento web, visibilidad e interacción para “gustar” al algoritmo, cualquier perfil puede alcanzar un número estratosférico de seguidores. Y con cualquier persona, nos referimos también a aquellos que se autodenominan expertos en una materia sin serlo.

El intrusismo en las redes sociales está a la orden del día. Como followers, debemos tener muy claro que un mayor número de seguidores no hace a una cuenta más profesional o mejor informada que otra. Tan solo la trayectoria académica y profesional de quien nos comunica sirve como indicador de su buen hacer y su profesionalidad.

Este intrusismo resulta extremadamente peligroso en un tema tan complejo y sensible como es el de la nutrición. Varios estudios han comprobado la relación directa que existe entre los trastornos de alimentación (TCA) y el uso de redes sociales, tanto en adultos como en adolescentes. Estos trastornos alteran gravemente la salud física y mental de quien los padece. Y las redes sociales, mal usadas y en las manos inadecuadas, resultan un gran imán para ellos.

¿Nutricionista o influencer?

Imagina que estás tranquilamente en casa o en un descanso del trabajo o estudios y decides meterte a Instagram. Navegando, entre fotos, reels y stories, te topas con el video de un señor que dice ser experto en nutrición y te habla de alimentos prohibidos, de trucos para reducir calorías y adelgazar más rápido o de cómo recuperarte rápido de los excesos veraniegos.

Tiene miles de seguidores. La gente comenta sus publicaciones agradeciendo el valor del contenido que comparte. Ese señor les ha abierto los ojos, cual Moisés abriendo las aguas del Mar Rojo. Y le sigues tú también. Porque tampoco quieres dejar pasar la oportunidad de acceder a ese conocimiento tan valioso -si tiene un apoyo tan grande, es que debe ser una fuente de autoridad-.

Como has empezado a seguir a ese señor experto, la plataforma te sugiere perfiles similares. Poco a poco, te vas haciendo con todos los truquitos para mejorar tu aspecto físico. Y así, con un clic, vas adoptando conductas de compensación, empiezas a satanizar alimentos o incluso grupos de alimentos enteros. Vas obsesionándote con el número que marca la báscula. Comienzas a aumentar el ejercicio hasta la extenuación.

Tu autoestima va desapareciendo, como las calorías en tu dieta. Empiezas a sentir remordimientos cuando comes algo “indebido”. Aparecen a surgir atracones debido a la ansiedad. El malestar emocional cada vez se descontrola más. Has caído de lleno en uno de los muchos trastornos de alimentación existentes. Quizá este ya existía previamente y se ha engrosado.

Seguramente ese señor no se levantó un día con la idea de provocar trastornos mentales a la gente o empeorarlos. Puede que incluso sí que tenga algo de formación sobre nutrición (o al menos eso queremos creer), pero su manera de tratar la información y divulgarla no es ética ni profesional.

Estos dos conceptos, la ética y la profesionalidad, resultan imprescindibles cuando se está divulgando información tan delicada. Cuando se dejan de lado a favor de likes, follows y comentarios positivos, no estamos ante una cuenta experta en nutrición. Estamos ante un influencer. Y como tal es experto, pero simplemente en conseguir seguidores y en sacar rédito económico a una red social.

Mujer grabando un vídeo de alimentación
No todas las personas que divulgan sobre nutrición son expertas o están especializadas en los contenidos que ofrecen.

Solo tú eliges a quién quieres seguir

Como consumidores de redes sociales, no está en nuestras manos decidir qué cuentas deberían cerrarse o cuáles deberían tener más reconocimiento. Más allá de no interactuar con ciertos contenidos intentando poner nuestro granito de arena para no darles visibilidad, o denunciar aquellos que consideres que promueven efectos nocivos sobre la salud, ya sea física, mental o ambas, no existen muchas más herramientas a nuestra disposición.

En cambio, sí tenemos la facultad para decidir a quién queremos seguir y con qué contenido queremos quedarnos. Si realmente nos interesa información en un campo, tenemos la opción de buscar perfiles realmente expertos. Solo una visión crítica de los mensajes que llegan a nosotros puede librarnos de la contaminación informativa.

Igual que seguir a alguien en redes sociales es tan fácil como pinchar un botón, también lo es dejar de seguirlo. Si sufres alguno de los trastornos alimentación existentes o crees que puedes estar derivando hacia uno, lo que te recomendamos es que acudas a consulta para que un especialista pueda ayudarte de manera individual; de esta manera no solo estarás acompañado en un momento difícil, sino que estarás siguiendo un plan individualizado que se adapta mucho mejor a tus circunstancias que cualquier iniciativa generalista.


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