Trastornos de conducta alimentaria y emoción expresada en sus familiares
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se definen como perturbaciones o alteraciones del comportamiento vinculado a la alimentación, y por ende a su ingestión, que se mantienen a largo plazo y que conllevan un desgaste en la salud física de la persona, así como un deterioro de su ámbito psicológico, social y muy posiblemente familiar.
A pesar de ser un trastorno psicopatológico de muchísimo interés sociosanitario por su prevalencia en la población, y más concretamente por su incidencia en el colectivo adolescente—se estima que hasta el 4% de las mujeres adolescentes y jóvenes adultas presentan esta patología en el mundo occidental—, los estudios sobre familiares de personas con trastornos de Conducta Alimentaria son aún muy escasos.
Esto se torna como un reto ineludible y apremiante, puesto que dado el enorme porcentaje de adolescentes que se encuentran en riesgo de padecer un TCA, es una problemática que puede ser trasladada al ámbito familiar y repercutir de forma feroz en el seno de este. Es a su vez harto relevante puesto que los familiares también pueden influir de forma taxativa en el transcurso del trastorno.
Factores precipitantes y mantenedores de los trastornos de conducta alimentaria
Numerosos han sido los estudios que tratan de buscar no solo los factores precipitantes de los TCA, también los factores de mantenimiento. Modelos como el multifactorial de Vohs, Bardone, Joiner, Abramson y Heatherton (1999) ya ponían de manifiesto el papel del perfeccionismo en el desarrollo de la sintomatología de la anorexia nerviosa.
Este perfeccionismo en estudios más recientes como el llevado a cabo por la Universidad Nacional Autónoma de México en 2010 se define como una extrema preocupación por cometer errores o como indecisión para la acción.
También se subrayan la insatisfacción corporal y un autoconcepto negativo, el inicio de una dieta estricta, un aumento de peso, conflictos familiares o constantes críticas al peso y a la figura como factores de riesgo para el desarrollo de un TCA.
Respecto a los factores de mantenimiento de la patología, se encuentran la restricción dietética, las conductas purgativas y un entorno social muy reducido, en el que se recogen las actitudes de los familiares.
¿Qué es la emoción expresada en familiares de personas con trastornos de conducta alimentaria?
La emoción expresada (EE) se define como el estilo de comunicación emocional dentro de la familia y se postula también como un factor mantenedor de los trastornos de conducta alimentaria. La EE es un constructo que comenzó a tomar forma en la década de los 50 en el Instituto de Psiquiatría Social de Londres. En un primer estudio se observó cómo la mayor parte de las recaídas de las personas con esquizofrenia tenían lugar en aquellas que, después de haber sido ingresadas durante una temporada, volvían a senos familiares en los que se incluían sus padres o sus parejas.
A raíz de esto, se llevaron a cabo investigaciones para dilucidar cuáles eran los elementos del seno familiar que tenían algo que ver en las recaídas de aquellas personas que volvían a sus hogares. Brown, Birley y Wing encontraron tres aspectos que se relacionaban con el desarrollo y mantenimiento de la patología:
- Hostilidad.
- Sobreimplicación Emocional.
- Comentarios Críticos.
Otros autores, como Muela y Godoy, incluyen también calidez y comentarios positivos. En los familiares de personas con TCA, el constructo de EE presenta aspectos parecidos a los encontrados en investigaciones anteriores en esquizofrenia.
Componentes de la emoción expresada
- Comentarios críticos: evaluación negativa por parte de un familiar de la conducta de la persona con TCA (el contenido no solo denota crítica, también la entonación).
- Hostilidad: rechazo por parte de un familiar a la persona con TCA. No es solo una crítica a algo que hace, es en general a su persona.
- Sobreimplicación emocional: respuesta emocional intensa por parte de los familiares en un intento de controlar la conducta de la persona con TCA. La respuesta emocional puede ir desde sollozos y llantos constantes por la situación, a autosacrificios por la exigencia de la patología o sobreprotección excesiva.
- Calor: respuesta emocional adecuada por parte de los familiares que conlleva empatía, afecto, interés.
- Comentarios positivos: comentarios verbales de afecto a la persona.
Todos estos componentes parecen tener un papel esencial en el transcurso de la patología de la persona o miembro de la familia con TCA. Cuando existen altos niveles de, por ejemplo, comentarios críticos, hostilidad y sobreimplicación emocional, el contexto familiar de la persona con el trastorno es un contexto más coercitivo, más vigilado y mucho menos flexible.
Estudios longitudinales del ámbito muestran que existen diferencias entre los TCA que duraban menos, respecto a los que se tornaban crónicos. Se observa que solo el 6% de los familiares de aquellas personas que se recuperaron rápidamente de un TCA mostraban altos niveles de Emoción expresada (EE).
Numerosos autores han estudiado también la relación de la emoción expresada en familiares y el desarrollo de la patología, no solo el mantenimiento una vez desarrollada. Los resultados exponían que entre un 55-60% de los familiares de personas con trastornos de conducta alimentaria presentaban una alta EE.
La relevancia de los familiares en los trastornos de conducta alimentaria
Se insiste por todo lo expuesto anteriormente en la necesidad de incluir en el tratamiento psicológico de los TCA (anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastornos por atracón) una parte de psicoeducación, y si fuera necesario, intervención en los familiares de la persona con el trastorno.
Un buen ajuste emocional familiar, donde todos los miembros sean capaces de gestionar sus emociones y de contar con una ventilación emocional en los momentos adecuados, parece ser de vital importancia para la mejora de las personas con patologías alimentarias.
La implicación de los familiares es de suma importancia, más aún cuando la mayor parte de los afectados por un TCA son adolescentes. No es de esperar, sin embargo, que ellos sepan manejar un TCA y por ello se incide en la idea de incluir a los familiares durante todo el tratamiento, pues no solo la EE será objeto de intervención.
Así, seguramente se tornará necesario desculpabilizar a los familiares, que aprendan a desetiquetar a la persona con un TCA, que aprendan a emitir refuerzos de las conductas alternativas y las mejoras de la persona con TCA o insuflar calma y paciencia ante una patología que puede alargarse en el tiempo.
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