Críticas destructivas: un problema del que las hace, no del que las recibe
Sucede que a veces se critica y se juzga sin ningún tipo de intención constructiva. Por alguna razón, siempre hay personas que proyectan su negatividad y sus inseguridades juzgando lo que otros hacen o dejan de hacer, dicen o dejan de decir a través de las críticas… Personas que se dedican a transmitir y difundir lo que a su juicio son defectos y malos ejemplos de conducta.
En mayor o menor medida, todos alguna vez hemos sido víctimas y productores de juicios y críticas destructivas. De hecho, la práctica y la afición de criticar ha llegado a tal magnitud que actualmente proliferan programas de televisión y radio que se basan únicamente en eso: intentar dañar a las personas criticándolas y juzgándolas. Hoy en día, estos programas cada vez son más y tienen niveles de audiencia muy altos. ¿Qué está pasando? ¿Por qué criticamos de esta manera?
Comprender el mecanismo de la crítica nos puede ayudar a tomar conciencia de cómo funciona este patrón de conducta. Es por eso que a continuación se exponen algunas de las principales razones por las que las personas recurrimos a agredir y hacer daño a los demás mediante juicios y críticas no constructivas.
“Todo, absolutamente todo es criticable. Sólo es cuestión de echarle imaginación”.
1. Los sentimientos de inferioridad
Los sentimientos de inferioridad pueden ser una motivación para criticar a los demás. Otras veces esta motivación la constituyen los sentimientos de superioridad. En este sentido, para muchas personas el sentimiento de superioridad solo es un disfraz para su sentimiento de inferioridad, un lugar en el que no se sienten tan inseguras.
Así, intentan satisfacer la necesidad de sentirse poderosos y superiores sin reparar en medios, aunque sea pasando por encima de alguien y dañando su imagen mediante la crítica.
“Cuando a las gentes les faltan músculos en los brazos, les sobran en la lengua”
-Migel Delibes-
El hecho de criticar a otras personas les proporciona una sensación de bienestar por un acto de comparación subyacente: “yo no soy como ese, yo soy mejor”. De esta forma, nos reafirmamos en nuestra valía personal a través de criticar destructivamente a los demás. Sin embargo, lo único que estamos haciendo es cayendo en una espiral insana de pensamientos negativos que nos impiden vivir la vida con alegría y felicidad.
2. La insatisfacción con uno mismo
Criticamos a otros para que nuestros propios defectos se minimicen ante los demás y ante nosotros mismos. Cuando criticamos a otros nos autoengañamos con el espejismo de que el problema está en las otras personas y no en nosotros. Cuando criticamos queremos convencernos de que los demás también tienen errores y que son más grandes que los propios para no sentirnos tan mal.
Así, al criticar muchas veces realizamos reflejos de lo que nos molesta de nosotros mismos. Proyectamos nuestros miedos e inseguridades. De hecho, cuando no aceptamos algunas de nuestras características y las reconocemos en los demás, estas generan un gran rechazo y activan la crítica. Este fenómeno tiene un nombre y se conoce como “yo repudiado”.
Las personas celosas y envidiosas son grandes generadoras de críticas. El sentirse inferiores a alguien activan un mecanismo de defensa que consiste en rebajar las cualidades de la otra persona a través de la crítica. En estos casos es frecuente que se magnifiquen los defectos que se ven o se inventan en la otra persona.
“Estas personas no acostumbran a realizar auto-críticas, sus energías se dirigen a enjuiciar a los demás. En este sentido alejan la mirada de sí mismos porque temen lo que pueden llegar a ver si miran”.
3. La necesidad de integrarnos en comunidad
Las relaciones sociales que tienen algunas personas se basan en criticar a los demás. Los estudios nos dicen que para afianzar nuestra pertenencia a un grupo muchas veces tendemos a criticar a las personas de grupos diferentes. Así, la crítica, en este sentido, actúa como un reforzador de ese sentimiento de pertenencia frente a uno mismo y muchas veces también frente al resto de componentes del grupo (endogrupo).
La crítica en este sentido estará muy mediatizada por la actitud del grupo frente a ella. Si esta es reforzada, lo más probable es que aumenten en intensidad y frecuencia. Por el contrario, si es rechazada, la persona que busca reforzar su sentimiento de pertenencia intentará buscar otros caminos.
Finalmente, cuando pensamos que somos expertos en alguna materia, podemos llegar a criticar a los demás para demostrar lo que sabemos y reafirmarnos en nuestra posición. Esto obedece a una falta de autoestima y un deseo de admiración no resuelto o mal resuelto, en cualquier caso, insatisfecho.
4. Venganza y cobardía
Una de las razones que pueden llevar a que alguien critique a otra persona puede ser los deseos de venganza. Puede haber situaciones que no se asimilaron del todo y que quedaron sin resolver o sin perdonar. En estos casos se utiliza la crítica como herramienta de humillación y venganza. Cuando no hemos tenido el valor suficiente para decirle a la cara a una persona algo que nos ha herido recurrimos a la crítica para encubrir nuestra frustración, enfado o insatisfacción.
“La crítica es, en realidad, un lugar donde ponemos nuestro enojo. ¿Entonces, qué hacemos? Nos ponemos a criticar, que es mejor que sentarse a mirar nuestra propia rabia”.
-Jorge Cassieri-
La crítica como venganza tiene que mucho que ver con la venganza como manipulación. A veces se critica con la perversa intención de poner a alguien en contra de la persona criticada, para apartarla del grupo, aislarla…
5. Narcisismo y egocentrismo
Cuando nos sentimos con derecho a un trato o condición especial y creemos que no lo estamos recibiendo podemos sentir que nos deben algo. A veces, por un sentimiento narcisista, nos apuntamos a la idea de que los demás se deben poner a nuestro servicio. Cuando sentimos que esto no está siendo así, podemos usar la crítica para quejarnos, empequeñecer y hacer sentir mal al otro.
“En lugar de criticar a los demás, elógialos. Verás como en un mes notarás un gigante cambio en ti”.
-Alejandro Chaban-
Sin embargo, en este punto conviene preguntarnos, ¿por qué creemos que merecemos un trato especial? ¿Por qué nos molesta cuando este trato no existe? Indagar en el origen de este pensamiento nos puede llevar a una reconexión con nosotros mismos que nos podrá conducir por el saludable camino de la humildad.
Actitud ante las críticas
Es incuestionable que las críticas, sean cuales sean sus formas y vengan de quien vengan son inevitables. En este sentido, tal y como explica Stamateas, se aplica la “ley de los tres tercios“. Hay un tercio de gente que nos ama, otro de personas que nos odian y otro tercio son las personas que no nos conocen pero igualmente opinan de nosotros.
Sin embargo, no hay que desestimar el poder negativo y destructor que pueden llegar a tener algunas críticas. Winston Churchill comparó la crítica con el dolor que podemos llegar a sentir a nivel físico. Y un estudio reciente ha desvelado que las experiencias de rechazo, las críticas y la humillación son procesadas por la misma zona del cerebro que se encarga de procesar el dolor.
“Con las piedras que con duro intento los críticos te lanzan, bien puedes erigirte un monumento”.
–Kant-
Mejor lejos…
Para gestionar y convivir con esta tóxica epidemia social de críticas destructivas hay que tener clara la pauta más importante: alejarse o protegerse de las personas contaminantes. Estas personas son seres negativos que tienen como patrón el dedicarse a envenenar a los demás, lo que comúnmente se llama “malmeter”.
Lo más sensato es mantener las distancias y más aún cuando nos intentan hacer “cómplices” de las críticas. No olvidemos que la interacción con este tipo de personas, además de ser pobre, puede dañar nuestra salud emocional y social. Dejar que sus críticas aniden en nuestra mente puede hacer surgir un comportamiento que antes no teníamos: el de ser nosotros quien también critique.
Juntarnos con gente que critica nos resta energía. Pero no debemos olvidar que vivimos en sociedad y, en ocasiones, no queda más remedio que aguantar a un compañero de trabajo que parece que sólo sabe criticar. En ese caso, deberemos tener una buena dosis de paciencia e intentar no contagiarnos por ese comportamiento.
En definitiva, la clave está en no dejarse contaminar y en no tomarse personalmente ni dejarse afectar por las críticas cuando el blanco de las mismas seamos nosotros. Recordemos que la crítica habla más del que crítica que del criticado y que es un problema personal del otro, no nuestro.
“Para evitar la crítica no hagas nada, no digas nada, no seas nada”.
-Elbert Hubbard-