Un hipocondriaco en mi universo
Un enfermo interroga a su médico sobre su salud diciendo: Doctor, hoy he sudado más que de costumbre. Cómo va mi enfermedad? -Eso va bien dijo el médico. Doctor, hoy tengo temblores y escalofríos. Cómo va mi enfermedad? -Eso va bien -dijo el médico. Una tercera vez, interroga: Doctor, hoy tengo diarrea y náuseas. Cómo va mi enfermedad? -Eso va bien -dijo el médico, y se marchó. Un familiar fue a visitar al enfermo y le preguntó que cómo iba. -Me muero -contesto- a fuerza de ir bien. (Fábula Esopo )
La preocupación desorbitada por sufrir enfermedades que no se padecen realmente, se denomina hipocondría.
En ocasiones, si se experimentan síntomas de enfermedades banales, pero que no justifican preocupaciones tan desmedidas. Pequeños síntomas físicos, molestias vagas, etc., generan una angustia y un miedo, que impiden realizar actividades cotidianas (trabajo, familia,…) con normalidad. Los hipocondriacos, mantienen una preocupación permanente por la autobservación de su cuerpo y por la aparición de múltiples enfermedades. Imaginan síntomas que dañan su salud y analizan las consecuencias, esto genera un estado de ansiedad y grandes cambios en su estado de ánimo, que les impide distinguir entre temores reales e imaginarios. Continuamente comunican a propios y extraños sus dolores y síntomas, acuden reiteradamente a citas con especialistas y doctores para encontrar una explicación a su enfermedad, emplean tiempo para buscar información (internet, libros, asociaciones…) sobre su malestar, y descuidan actividades sociales y saludables por miedo a recaer. La persona hipocondríaca dedica la mayor parte de su vida a estar enfermo. Trata de llamar la atención a través del sufrimiento.
La impotencia que sufren los compañeros de dichos enfermos imaginarios no es desdeñable. En muchas ocasiones, las circunstancias nos obligan a cambiar nuestra actitud, sin que el tiempo nos aporte madurez suficiente para evolucionar correctamente. En multitud de momentos, todos necesitamos de alguien que nos ayude a comprender nuestra vida y los mensajes que el alma envía a nuestro cerebro. Pero inevitablemente, el remedio esta exclusivamente en uno mismo, el enfermo tendrá que preguntarse el motivo por el cual para sentirse seguro , protegido, y valorado, necesita que su salud sea el centro de atención en su vida y la de los demás.
Cada vida individual es un mundo, y cada persona es un universo completamente diferente. Para salir de una enfermedad imaginaria, tendremos que escoger entre ser víctima o verdugo. Los psicólogos afirman que amor, protección y respeto, serán las primeras armas, para recuperar una existencia, dedicada a imaginar un dolor físico que no es real.