5 señales de que estás criando un hijo narcisista
La educación en la autoestima es algo que los padres no podemos desatender, pues de ello depende el buen desarrollo emocional de los niños. Sin embargo, a la autoestima infantil se le ha dado tanta importancia que es habitual que muchos padres vayan más allá de lo saludable, hasta el punto de estar convirtiendo a su hijo en un narcisista.
Un estudio reciente sobre la egolatría en la infancia ha revelado que los padres que piensan que sus hijos son mejores que otros niños no les ayudan a ganar autoestima. Al contrario, les perjudican ya que aumentan el riesgo de que se vuelvan narcisistas. El estudio concluye que para potenciar la autoestima lo importante es hacer que los niños se sientan queridos, no que se sientan mejores que los demás.
Según los investigadores, cuando los niños son vistos por sus padres como más especiales y con más derecho que otros niños, pueden interiorizar el punto de vista de que son superiores, una visión que está en el centro del narcisismo. Pero, cuando los niños son tratados por sus padres con afecto y aprecio, pueden interiorizar la idea de son individuos valiosos, una visión que está en la base de la autoestima.
Sin embargo, la sobrevaloración de los padres no es lo único que alimenta a un niño narcisista. Los investigadores recuerdan que, al igual que otros rasgos de la personalidad, el narcisismo está influido por la genética y, en parte, tiene sus raíces en las primeras manifestaciones temperamentales. Así, debido a sus rasgos, algunos niños podrían ser más propensos que otros a convertirse narcisistas cuando se exponen a una sobrevaloración de los padres.
Cómo saber si estás educando un hijo narcisista
Los siguientes rasgos son señales claras de que el estilo de educación y crianza que practicas está favoreciendo la aparición de actitudes narcisistas en tu hijo. Revisar y adaptar estos aspectos te ayudará a conseguir que tu hijo tenga un mejor desarrollo emocional y psicológico y no llegue a convertirse en un narcisista.
No podemos olvidar que, desde el punto de vista psicológico, el narcisismo es un trastorno de la personalidad que tiene muchas connotaciones negativas para la vida de las personas, que en fondo, lo sufren.
Hacer creer a tu hijo que es infalible
A algunos niños les cuesta confiar en sí mismos, a pesar de tener las suficientes habilidades para realizar bien algunas tareas se quedan paralizados porque se sienten aterrados ante la posibilidad de fracasar. Para estimular su autoestima es necesario darles confianza, animarles y elogiarles para que se den cuenta de que pueden hacerlo.
Una cosa es elogiar a los niños, reconocer sus aciertos y triunfos y hacerles confiar en su capacidad para solucionar problemas y tener éxito en las diferentes facetas de su vida y otra muy diferentes es hacerles creer que nunca se van a equivocar.
Es necesario que los niños aprendan a convivir con el error, será la mejor medicina para el niño narcisista. Es más, que lo entiendan como parte del juego y como un elemento consustancial al aprendizaje. Que aprendan a integrarlos, a caerse y volver a levantarse igual que cuando empezaron a andar. El que se equivoca es el que lo intenta, el que se permite la oportunidad de conseguirlo.
Comparar constantemente a tu hijo con los demás para demostrar que es superior
A partir de los 7 u 8 años los niños comienzan a compararse con los demás. A veces, el interés por estas comparaciones comienzan antes alentadas por los padres, que se muestran ansiosos por demostrar lo buenos que son sus hijos o las virtudes que creen que tienen.
Pero estas comparaciones crean mucha presión en los niños, que sienten que no quieren quedarse atrás respecto a su grupo de iguales. Cuando un niño destaca está bien reconocerle sus logros y virtudes, pero sin compararlo con los demás.
Ser bueno o incluso ser mejor en algo no implica ser superior, pero eso los niños no lo ven así ya que su mundo empieza a formarse en trazos gruesos, que poco a poco se irán afinando. Así, echarles una mano a la hora de descubrir matices también es nuestra tarea.
Ofrecer un modelo en el que se es incapaz de escuchar críticas
Escuchar las críticas de los demás es algo bastante desagradable para muchos adultos, imagina para un niño narcisista. Pero hay que saber encajar las críticas de manera constructiva y ofrecer un modelo a los niños para que hagan lo mismo. No se trata de decir que sí a todo y agachar la cabeza, sino de mostrarse críticos con uno mismo, dialogar sobre el problema y comprometerse a cambiar aquello que sea mejorable.
Si los niños ven que sus padres no son capaces de encajar las críticas, que se cierran a la hora de valorar cualquier cambio beneficioso o que actúan como si tuvieran siempre la razón, sin tener en cuenta nada más, no es de extrañar que los hijos hagan lo mismo.
Más aún, algunos padres tampoco son capaces de encajar las críticas que se hacen a sus hijos y reaccionan de forma irracional con tal de no bajar a su hijo del pedestal de perfección y superioridad en el que lo han subido, lo cual es todavía peor.
Alardear del niño y excusar sus faltas
Seamos honestos. Una cosa es estar orgulloso de un hijo y otra muy diferentes es alardear de él y defenderlo de todo para demostrar que es el mejor, excusando cualquier fallo o defecto. Esto no lo va a hacer mejor. Unos niños reaccionarán rebelándose ante sus padres y otros alimentando su narcisismo. Ninguna de las dos opciones es un camino fácil ni saludable para ellos.
No está mal que los niños metan la pata de vez en cuando. No pasa nada. No hay que sentir vergüenza. Excusar los comportamientos en lugar de mostrarles uno no siempre puede ser perfecto le al niño una oportunidad de aprendizaje.
Hablar mal de los niños diferentes o “inferiores”
Un niño que es diferente o un niño con menos capacidades no es un niño inferior. Sin embargo, si los padres le critican por cualquier motivo, da igual que sea intelectual, físico o por vestir de manera diferente, los niños terminan pensando que están por encima de ellos, que los otros son inferiores.
Algunas veces esta forma de hablar negativa sobre los demás es una forma que tienen algunas personas para intentar resaltar aquellos aspectos en los que se piensan mejores. Pero, por poner un ejemplo, que uno sea más feo no convierte a otro en más guapo o más listo.
No es necesario sacar lo peor de los demás para que lo bueno de uno mismo aflore. Pero, si un padre se empeña en hablar mal de otros niños para que su hijo se sienta más importante solo va a conseguir que su hijo pierda la verdadera perspectiva sobre sí mismo y sobre su valor.