3 frases de Stefan Zweig
Algunos autores, pese a su inmenso talento, pueden llegar a pasar inadvertidos o ser directamente llevados al ostracismo. No siempre descubrimos los motivos. Pero, si en algún momento somos conscientes de ello, es interesante devolverlos a la actualidad más rabiosa. Por ese motivo, vamos a leer aquí algunas frases de Stefan Zweig.
Este autor austríaco, precisamente por su talento literario para construir personajes e historias desde un punto de vista psicológico, jamás debió ser olvidado. Por fortuna, en los últimos años se está produciendo un regreso a sus brillantes letras y obras.
¿Quién fue Stefan Zweig?
Nacido en 1881 en el seno de una acomodada familia judía en Austria, fue un biógrafo, escritor y activista de renombre en su época. Tras estudiar Filosofía en la Universidad de Viena, cursó Literatura e Historia también, aunque no desde el punto de vista universitario. No obstante, esa formación le sirvió para publicar sus primeros poemas en 1901.
Zweig fue un activo luchador contra la Primera Guerra Mundial, convirtiéndose en un activista comprometido. Pacifista convencido, sus protestas contra la intervención alemana en el conflicto fueron muy populares.
La actividad de Stefan Zweig en el mundo literario fue muy productiva en las décadas de los 20 y 30. Realizó biografías de personajes como María Antonieta y María Estuardo. Tradujo a autores como Charles Baudelaire y Paul Verlaine, escribió periodismo, ensayo y teatro y produjo novelas como la antibélica Jeremías o Momentos estelares de la humanidad. Su legado quedó cerrado en febrero de 1942, tras suicidarse en Brasil junto a su esposa.
Frases de Stefan Zweig
Vamos a leer algunas de las frases de Stefan Zweig entre las que consideramos más interesantes. Un escritor de su talento dejó un gran legado del que merece la pena aprender.
La muerte
“Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra”.
Esta frase formaba parte de las cuatro cartas que Zweig y su mujer dejaron para familiares y amigos tras suicidarse. En ella queda reflejado su pensamiento sobre la muerte, pero sobre todo sobre la vida.
La muerte es un tema tabú en las sociedades occidentales. Sin embargo, Zweig optó por acabar con su vida en un momento álgido de su carrera, cuando visitaba diversos países del mundo, aunque también es cierto que no podía volver a Europa por su posición intelectual frente a la I Guerra Mundial.
No obstante, esta sentencia retrata a un autor que refleja su goce, su recreación en lo intelectual. En su palabras hay un recuerdo para la mente como facilitadora de la felicidad en su propio funcionamiento y ejercicio.
El amor
“El amor es como el vino, y como el vino también, a unos reconforta y a otros destroza”.
Para este autor, el amor y el vino serían semejantes en su reflejo. Si miramos a nuestro alrededor, podemos ver cómo muchas personas disfrutan del vino como si fuera una bebida casi sagrada para ellos.
De la misma forma, también conoceremos personas a las que el vino no les gusta en exceso. Es más, para mucha gente, por ser una bebida alcohólica, puede ser casi como si fuera un veneno, una adicción muy peligrosa.
¿Puede ser el amor algo parecido? Es evidente que así lo consideraba Stefan Zweig, quien compara el estar enamorado como un manjar para algunos, pero una peligrosa adicción para otros.
La dicha
“No hay dicha para aquel que no ha recorrido el camino del dolor”
Esta frase, escrita por Zweig, es un tanto pesimista y polémica. También refleja lo que muchos piensan y lo que a muchos nos han enseñado cuando éramos pequeños. Que el triunfo o éxito, entendido como verdadero valor, exige sacrificio.
Hoy sabemos que no es cierto. Conocemos que en un resultado -éxito o fracaso- influyen más variables que el esfuerzo personal o el sufrimiento. Dicho desde la otra cara, el esfuerzo es un facilitador del éxito, pero nunca es una garantía del mismo. El contrario también funciona, la ausencia de esfuerzo tampoco es una garantía de fracaso. Por último, destacar que entre los dos extremos hay muchos puntos de sufrimiento, dolor o esfuerzo.
Estas frases de Stefan Zweig guardan en su interior unas enseñanzas muy propias del pensamiento de su autor. Un hombre que supo sufrir, pero que jamás dio la espalda a los aprendizajes que de ello obtuvo y los supo adaptar para vivir con plenitud hasta que decidió desaparecer.