3 pasos para salir de una tormenta mental
Una tormenta mental es ese estado en el que surgen muchas ideas negativas al mismo tiempo. Su fuerza es tal, que nos bloquea. Es como si de pronto desapareciera el rumbo a seguir. Nos sentimos completamente cercados por pensamientos pesimistas, desalentadores, irritantes y depresivos al mismo tiempo.
La tormenta mental a veces tiene lugar después de una experiencia muy fuerte. Un despido, una ruptura amorosa, o una decepción, por ejemplo. En otras ocasiones, se produce después de una larga temporada en la que hemos venido “aguantando” situaciones adversas. No nos sentimos cómodos con la vida que llevamos y llega un momento en que se produce un clic que lo desata todo.
“La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”.
-Bertolt Brecht-
Se trata de un estado en el que pesimismo se apodera de nosotros y solo sentimos ganas de no avanzar. De renegar de todo y quedarnos ahí, sin más. Es normal que en algún momento de nuestra vida sucumbamos a una tormenta mental. Si esta llega, hay tres pasos que nos pueden ayudar a salir de ahí. Profundicemos.
1. Observa la tormenta mental y tranquilízate
Piensa en una gran tormenta meteorológica. Cuando se presenta, lo que hacemos es buscar un refugio, ya que se trata de un fenómeno imposible de encarar de otra manera. Una vez encontramos un sitio seguro, muchas veces la contemplamos. Estamos bajo la tormenta, pero es como si la viéramos desde fuera.
Lo mismo hay que hacer con una tormenta mental. Lo primero es encontrar ese sitio seguro en nosotros mismos, como un estado de serenidad. Para lograrlo, lo que se debe hacer es respirar profundamente durantes unos 15 minutos. Si es posible, dar un pequeño paseo, cuidando de respirar pausadamente.
El siguiente paso es tomar nota de todo lo que está ocurriendo. ¿Cuáles son esas ideas que llegan a tu mente durante la tormenta mental? Anótalas. Haz un listado, pero no pienses en ello. Simplemente apunta, como quien toma un dictado. Por ahora, no hay nada más qué hacer.
2. Examina las opciones que tienes
Una vez que te hayas calmado y que tengas frente a ti un listado que contenga todo el panorama que estás viendo, lo que sigue es comenzar a buscar la luz que está entre las nubes. No pienses todavía en salir de la tormenta mental. Simplemente observa si hay alguna vía, algún camino, para salir de ese estado.
En otras palabras, lo recomendable es que pienses si tienes alguna alternativa para estar mejor. La pregunta que debes hacerte es: ¿Qué puedo hacer para lograr que este momento sea mejor? Concéntrate solo en eso: en el momento actual, aquí y ahora. No abordes soluciones a medio y largo plazo.
Lo que necesitas no es resolver todos tus problemas, sino encontrar un camino para salir de esa tormenta mental. ¿Qué necesitas y quieres? ¿Un abrazo? ¿Escuchar una canción que te motive? ¿Hacer un poco de ejercicio? ¿Comer algo que te encanta? Lo que sea que te gratifique, es válido.
3. Ponte manos a la obra
Cuando hayas detectado lo que te puede confortar en ese preciso momento, no esperes. Ve tras ello. Haz lo que tienes que hacer y hazlo pronto. Si no detienes una tormenta mental a tiempo, te sentirás cada vez peor. Además, si dejas pasar mucho tiempo, será más difícil para ti salir de ahí. Por eso, sencillamente debes actuar.
Lo que sucede durante una tormenta mental es que se produce un pequeño colapso en nuestros pensamientos y emociones. Dejamos de ver la realidad tal cual es y distorsionamos el panorama. Todo se ve mucho más grave y difícil bajo ese estado. No es cierto que el mundo sea así. Lo percibimos de esa manera porque estamos bajo unas circunstancias que nos han privado de la imparcialidad, inundadas de miedos y expectativas.
Por eso es importante salir tan pronto como sea posible de la tormenta mental. Hay que recuperar la serenidad y volver a tomar el control. En instantes así, no pienses en otra cosa, solo en volver a tu centro. Deja lo demás de lado. Tu mente y tu corazón te están diciendo que hagas un alto para recomponer lo que ocurre. Haz caso a esa voz que te lo sugiere. Después de la tormenta llega la calma y podrás ver todo de otra manera.