4 medicamentos no estimulantes para el TDAH
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) dificulta el día a día. A los niños y adultos con esta condición les cuesta concentrarse, se sienten inquietos y agitados y tienen poco autocontrol. Es posible que necesiten ayuda para estar más calmados, organizarse y gestionar su atención. Entre las alternativas disponibles, resaltan los medicamentos no estimulantes para el TDAH.
Es importante mencionar que no en todos los casos se requiere una intervención farmacológica. Además, la mayoría de los medicamentos considerados de primera línea en este diagnóstico son los denominados estimulantes. No obstante, en ocasiones, se precisa un fármaco no estimulante en sustitución o como complemento. Te contamos más al respecto.
Tratamiento farmacológico del TDAH
El TDAH es una condición que cursa con dificultades atencionales, impulsividad e hiperactividad. Esto parece deberse a una alteración en el funcionamiento de neurotransmisores como la dopamina y la norepinefrina (Clark et al., 1987).
Ambas sustancias se relacionan con la capacidad de regular la conducta, orientarse hacia metas, anticipar eventos y mantener la alerta a mediano plazo. Por ello, su alteración produce distractibilidad, ansiedad o inquietud motora.
Para corregir este fenómeno se utilizan medicamentos denominados estimulantes, con base en metilfenidato o anfetaminas. Quizás te suenen nombres comerciales como Concerta, Ritalin o Adderall, los cuales generan una activación en el sistema catecolaminérgico de dopamina y norepinefrina (Aboitiz et al., 2012).
Estos medicamentos cuentan con décadas de estudio e investigaciones que avalan su eficacia en cuanto a la mejoría de los síntomas. No obstante, hay fármacos no estimulantes que suponen una ventaja o un complemento en ciertos casos.
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¿Qué son los medicamentos no estimulantes para el TDAH?
Los medicamentos no estimulantes son una alternativa más reciente que logra aliviar o mejorar los síntomas del TDAH. Son fármacos seguros y eficaces que, al no emplear estimulantes, no generan adicción y, por tanto, se consideran sustancias no controladas. Veamos los principales tipos.
1. Atomoxetina
Este fármaco está dentro de los inhibidores selectivos de la recaptación de norepinefrina. Esto quiere decir que actúa bloqueando la reabsorción de dicha sustancia y aumentando sus niveles en el espacio sináptico. De este modo, contribuye a mejorar la atención y a reducir la impulsividad e hiperactividad.
En la actualidad, la atomoxetina se considera una opción de primera línea en el tratamiento del TDAH (Montoya et al., 2009) y es el primer fármaco de su categoría en incluirse.
Además, pese a que aún cuenta con una menor evidencia científica que los medicamentos estimulantes, muestra eficacia en la minimización de los síntomas. También tiene un papel positivo en el tratamiento de otros trastornos comórbidos como la depresión o el trastorno negativista desafiante (Cheng et al., 2007).
2. Viloxazina
Recientemente se aprobó otro fármaco no estimulante para el tratamiento del TDAH y parece prometedor. La viloxazina, al igual que la atomoxetina, actúa modulando los niveles de norepinefrina en el cerebro. Se requiere mayor investigación, pero parece ser efectiva al reducir la severidad de los síntomas, además de ser bien tolerada (Johnson et al., 2020).
3. Guanfacina
Existe otro grupo de medicamentos no estimulantes conocidos como agonistas alfa adrenérgicos. La guanfacina se une al receptor adrenérgico alfa-2A postsináptico, generando resultados similares a los de la noradrenalina (Álamo et al., 2016). Esto beneficia el rendimiento cognitivo y del control de impulsos.
La investigación respalda su uso para tratar el TDAH y sugiere que, de igual modo, sería eficaz mejorando la hiperactividad en niños con trastornos generalizados del desarrollo, señala un artículo de CNS Drug Reviews.
4. Clonidina
Esta tiene el mismo mecanismo de acción que la guanfacina, pues es un agonista alfa. Existe una clonidina de liberación prolongada y una clonidina de acción más rápida usada como monoterapia o terapia adyuvante. Tal como recoge una revisión en Adolescent Health, Medicine and Therapeutics, ambas variantes muestran mejoría de los síntomas de TDAH en niños y adolescentes.
¿Por qué utilizar medicamentos no estimulantes para el TDAH?
Los fármacos estimulantes tienen amplía trayectoria y, por ende, un mayor aval científico. No obstante, según sugiere el Child Mind Institute, los medicamentos no estimulantes para el trastorno en cuestión pueden emplearse cuando los primeros no parecen funcionar, no se toleran bien o en la persona existe un antecedente de adicción a sustancias.
También son preferibles si el paciente tiene algún síntoma (como la ansiedad) que se vea empeorado o exacerbado por los estimulantes. De igual manera, pueden combinarse ambos tipos para obtener los resultados deseados, todo depende del caso en concreto.
Ahora bien, conviene tener en cuenta los siguientes aspectos sobre estos fármacos:
- Tienen una duración de 24 horas, contrario a los estimulantes que duran entre 6 y 12 horas.
- Su acción no es inmediata. Pueden requerirse de dos a cuatro semanas para observar un efecto completo.
- Aunque suelen ser bien tolerados, pueden tener efectos secundarios como náuseas, pérdida de apetito, cambios de humor y somnolencia. Además, deben controlarse los niveles de presión arterial, ya que estos fármacos podrían elevarla o disminuirla.
- Es crucial llevar un seguimiento médico durante todo el proceso. Solo un profesional puede pautar la medicación y realizar los cambios pertinentes, en caso de efectos adversos o poca eficacia. Asimismo, la medicación ha de retirarse de forma gradual y bajo supervisión médica.
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Los medicamentos no estimulantes para el TDAH son una ayuda
Los medicamentos no estimulantes para el TDAH puede recetarlos el profesional o solicitarlos el paciente o la familia. No obstante, no son la única opción de tratamiento; puede juntarse con fármacos estimulantes y, además, hacer una gran combinación junto a la psicoterapia.
Si bien estas medicinas colaboran en estabilizar o mejorar los síntomas, no eximen de aprender una serie de habilidades de autorregulación para funcionar mejor en el día a día. Así, asociar ambas alternativas, contribuye con el bienestar y la calidad de vida del paciente.
Por ejemplo, un estudio publicado en Cognitive Therapy and Research encontró que, a ojos de los padres, la atomoxetina junto con psicoterapia parece ser superior en la mejora de los síntomas de TDAH en los niños. En definitiva, si tienes un diagnóstico de TDAH es fundamental que acudas con un profesional que evalúe el caso, sugiera y paute el abordaje apropiado.
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