5 claves para combatir el estrés académico
En esta época los estudiantes han de hacer el esfuerzo quizá más pronunciado del año. Los exámenes finales se acercan y, tras jornadas intensas de estudio, queda reflejarlo en ellos. El reto es aprobar todas las asignaturas a las que se enfrentan. Y si es con nota, mejor. Por eso, es bueno que padres e hijos conozcan una serie de claves para combatir el estrés académico.
Hoy en día, el estrés es un problema en aumento que puede volverse crónico si no se interviene a tiempo. Por ello, el primer paso para tratar de paliarlo es entender las razones que nos generan esa cascada de reacciones químicas en el cuerpo y empezar a ponerle solución.
Planificar el tiempo
Una de las causas que genera estrés académico es la falta de planificación. Todo ello, junto a la sensación posterior de haber perdido el tiempo. Organizar cada día de la semana con los temas a subrayar, repasar o estudiar no solo ayuda a interiorizar las ideas, sino a disminuir la inquietud, el nerviosismo y, por supuesto, a prevenir los picos de estrés.
Puedes empezar realizando un horario semanal. Eso sí, sé realista y evalúa el tiempo del que dispones y establece tus prioridades de estudio. Y no olvides tener en cuenta otros aspectos que pueden ser beneficiosos para ti, como el tiempo de ocio y el que dedicas al descanso. Sobre todo en épocas de exámenes, las horas de sueño menguan, olvidando que es tan importante el estudio como el descanso. Dormir ayuda al cerebro a consolidar lo aprendido durante el día.
Evitar distracciones
Pasar largas horas concentrado y asimilando conceptos no es una tarea sencilla. Por ello, necesitamos favorecer este ambiente evitando distracciones. Así, alejar todo aquello que pueda seducir a nuestra atención será una buena idea.
Para empezar, elige un lugar adecuado para el estudio. Un sitio en el que te sientas cómodo y todo lo que necesitas esté accesible: apuntes, ordenador, libros… Allí debes crear un clima agradable y apetecible en el que no interfieran distractores. Evita lugares ruidosos, pon el móvil en silencio y evita que esa luz parpadeante que anuncia las notificaciones compita con por tu atención con los apuntes. Recuerda que ya has establecido un tiempo para dedicar al ocio y que este sabrá mucho mejor si llegas a él con los deberes que te has marcado hechos.
Realizar descansos
Es importante que en la planificación que has realizado el tiempo de estudio aparezca fraccionado. Es necesario para que puedas liberar tu mente, descansar los ojos y estirar los músculos que mantienes en tensión cuando estás sentado.
Estos descansos puedes hacerlos según los bloques de estudio que hayas establecido. Por ejemplo, unos minutos después de acabar un tema o una parte que haya requerido un intenso esfuerzo de concentración. Para estos momentos de recreo, lo mejor es realizar una actividad que no tenga nada que ver con estar sentado y que tenga un principio y un final. Es decir, con un componente fisco, breve y no muy intensa, como tender la ropa u ordenar una estantería.
Hacer deporte
El esfuerzo mental realizado en épocas de estudio puede agotarnos, de hecho nos es raro que después de una época de exámenes nos pongamos malos. Así, podemos necesitar días para la recuperación completa del cansancio acumulado. Frente a ello, el ejercicio físico moderado supone un descanso muy interesante para la forma rutinaria de trabajar que implica el estudio: libera endorfinas, lo que te ayuda a estimular tu memoria y hará que te sientas mejor.
Por eso, si normalmente haces deporte, no dejes de practicarlo en los momentos de más estudio o de exámenes. Prueba a pasear o a correr por un parque o el campo, porque estar en contacto con la naturaleza te ayudará a relajarte y a desconectar más fácilmente.
Pasear o correr por el campo ayuda a combatir el estrés académico.
Técnicas de relajación
Una buena clave para combatir el estrés académico es realizar técnicas de relajación. En la actualidad, están muy extendidas las de mindfulness, que nos permiten ser más conscientes de las actividades que realizamos; y a conocernos más a nosotros mismos. Además de éstas, también existen otras muy beneficiosas para nuestro cerebro. Promueven nuestro bienestar, mejoran nuestra autoestima, reducen la presión arterial y la tensión muscular. Algunas de ellas pueden ser:
- Escuchar música: mejorará tu estado de ánimo, estimulará tu cerebro y te ayudará a “desconectar”.
- Respiración profunda o diafragmática: túmbate mirando hacia arriba, coloca una mano sobre tu abdomen y centra la respiración sobre esta parte.
- Pensamientos guiados: usa la respiración diafragmática, después cierra los ojos y dirige tu pensamiento hacia una escena imaginada que te transmita buenas sensaciones de paz, calma y tranquilidad.
Combatir el estrés académico requiere de un pequeño cambio de hábitos. Si bien puede parecer algo demasiado estructurado al principio, con la práctica verás que muchas de estas acciones las empiezas a hacer automáticamente y sin esfuerzo. No solo te ayudarán en épocas de exámenes, sino que son aplicables al resto de ámbitos en los que en un momento dado puedas sufrir picos de estrés.