5 formas de manipular nuestra mente
La mente humana no deja de maravillarnos. La ciencia sigue dedicándola años y años de estudio, pero todavía estamos lejos de conocer sus secretos más profundos. Cuanto más se profundiza, más enigmas nuevos aparecen.
Partimos de la idea de que conocemos la realidad a través de nuestra mente. También vivimos de la ilusión de que cuanto más “racionales” somos, más cerca estamos de la verdad. Sin embargo, varios experimentos demuestran que quizás esto no es tan cierto.
“Los sentidos son nuestro puente entre lo incomprensible y comprensible”.
-August Macke-
Hay muchas maneras de engañar a nuestra mente. Diversas investigaciones han probado que se puede inducir a que perciba realidades inexistentes y a que distorsione las existentes. De modo que la mente no solo se orienta a organizar razones, sino también a poblar nuestro mundo de fantasías. A continuación explicamos cinco experimentos que lo prueban.
1. La mente y la ilusión de la mano de mármol
En el año 2014, un grupo de neurocientíficos de la Universidad de Bielefeld (Alemania) realizó un curioso experimento en torno a la percepción de la mente. Los investigadores reunieron a varios voluntarios y les pidieron que se sentaran, apoyando relajadamente sus manos sobre una mesa. Luego, les golpearon suavemente la mano derecha con un pequeño martillo, mientras que al mismo tiempo sonaba un enorme martillo golpeando un trozo de mármol.
Pocos minutos después, todos los participantes comenzaron a sentir que sus manos eran más rígidas, pesadas y duras, como si fueran de mármol. Su cerebro combinó la percepción táctil y la sonora y como esta última era más fuerte, se impuso y creo la ilusión de la mano de mármol.
2. El dilema del prisionero y la temperatura
El dilema del prisionero es una situación hipotética propuesta en la teoría de los juegos que demuestra que para conseguir la mejor solución para todas las personas implicadas en un problema competitivo es que todas cooperen de forma organizada.
En este dilema se parte del supuesto de que hay dos prisioneros cómplices. Se les separa y se les invita a delatar al otro. Les ofrecen varias alternativas que van desde librarse por completo de una condena delatando al otro, hasta que ninguno delate a su compañero y ambos reciban solo 1 año de condena.
Este dilema se reprodujo como un experimento real, pero a uno de los prisioneros se le puso un objeto caliente en la mano y al otro un trozo de hielo. Lo mismo se repitió con varias parejas de prisioneros. El resultado fue siempre el mismo: el prisionero que tenía el objeto caliente en la mano era menos egoísta. Al parecer, la temperatura incide sobre la forma en que nuestra mente procesa la información.
3. El aislamiento prolongado
Se ha comprobado que el aislamiento prolongado ejerce efectos importantes sobre la mente. Un caso muy impactante es el de Sarah Shourd que fue encarcelada y aislada por los iraníes, durante 10.000 horas. Sarah comenzó a experimentar alucinaciones todo el tiempo y llegó al punto en que no podía distinguir si era ella u otra persona quien estaba gritando.
También se ha evidenciado que el aislamiento prolongado, unido a la oscuridad, provoca graves alteraciones en la capacidad de percepción del cerebro. La más importante de ellas es que se pierde el sentido del tiempo y el ritmo corporal. El ciclo diario puede aumentar 48 horas: se tienen 36 horas de actividad y 12 de sueño.
4. El efecto McGurk
La ciencia ha comprobado que los sentidos funcionan de una forma combinada. Son una especie de “mix”. Lo que oímos no es independiente de lo que vemos, tocamos u olemos. La mente une esas percepciones y construye un significado global. Por ejemplo, se ha comprobado que cuando una persona ve la aguja de la jeringa, siente más dolor durante una inyección. No es tan ilógico cerrar los ojos cuando te van a pinchar.
Se han hecho varios experimentos al respecto, con diferentes sentidos. En un estudio realizado en Inglaterra, se le dio a los comensales un apetitoso bistec estando a oscuras. A todos les pareció delicioso. Sin embargo, cuando encendieron las luces y vieron que la carne tenía color azul, la mayoría sintió ganas de vomitar.
5. La ilusión del cuerpo invisible
El cerebro humano confunde la realidad y la fantasía con pasmosa facilidad. Una prueba de ello es un experimento que se realizó en el Instituto Karolinska de Suecia hace algunos años. Un grupo de 125 voluntarios recibió unas gafas de realidad virtual. Al ponérselas, se veían a sí mismos. A su lado había una persona que les pasaba una brocha por encima y con cada pincelazo, iban desapareciendo.
Al mismo tiempo, una persona iba pasando físicamente una brocha sobre sus cuerpos. El resultado fue que cada uno de los participantes sintió que se estaba volviendo invisible. Luego se les expuso a un auditorio exigente y se monitorearon sus reacciones. Todos mostraban un bajo nivel de estrés frente al auditorio. Se sentían más tranquilos porque se percibían como invisibles.
Como vemos, no es tan difícil engañar a nuestra mente. Todos estos experimentos prueban que las percepciones del cerebro pueden ir por un lado y la realidad por otro. En este caso se trata de experiencias físicas, pero con mucha mayor razón esto es válido para las experiencias abstractas. De modo que por más que creamos que no es así, lo cierto es que no estamos tan cerca de la realidad como pensamos.