5 preguntas para saber si realmente te quieres
Si te quieres a ti mismo (amor propio), la vida se vuelve más fácil. En parte porque el amor propio está muy relacionado con la autoestima y l a autoestima es un pilar fundamental para gozar de salud mental. Sin embargo, la estima que uno se profesa no es algo que permanezca inmutable. Hay momentos y etapas en las que somos más dados a querernos y otras en las que te cuesta ver tu lado bueno.
Cuando te quieres a ti mismo, la vida fluye con más sentido. Además, es más probable que aciertes en tus elecciones y que las relaciones con los demás ganen en fluidez. Por eso, si las cosas no están saliendo bien, es importante que te preguntes cómo es la relación que tienes contigo mismo.
Hay algunas preguntas que pueden ayudarte a evaluar si te quieres lo suficiente como para que ese amor te ayude. Son una guía y no abarcan todos los aspectos, pero sí los más esenciales. A través de ellas podrás hacer un repaso general de la forma en la que te percibes y te tratas. Cinco de esas preguntas son las siguientes.
“Ten fe en lo que existe allí adentro”.
-André Gide-
1. ¿Aceptas tus defectos y limitaciones?
Aceptarte es comprender que cometes errores y que tienes defectos y limitaciones, pero no enfadarte ni inquietarte, ni avergonzarte por esto. No se trata de que seas conformista, sino de que no tengas problema en admitir que, como los demás seres humanos, eres alguien que está en proceso de crecimiento.
La autoaceptación es una evidencia de que te quieres, o al menos de que te das la oportunidad de hacerlo. Para aprovecharla, necesitas primero conocerte. También contar con una visión realista, comprensiva y amplia acerca de lo humano. Implica no compararte con los demás, sino reconocer y otorgarle valor a tu propia historia y tus propias particularidades.
2. ¿Valoras tus virtudes y logros? Una clave para saber si te quieres a ti mismo
Tan importante como identificar los defectos y limitaciones es reconocer las virtudes y los logros. Sobre todo, darles su justo valor. Dicho valor no depende del juicio de los demás, sino de la evaluación propia de lo que significan. Solamente tú sabes cuánto esfuerzo has invertido en alcanzar lo que tienes. Solo tú sabes cuánto has crecido.
El orgullo por lo que has conseguido con tu esfuerzo es una prueba de lo que te quieres. Ese orgullo no es vanidad ni soberbia, sino un sentimiento de dignidad que nace de una percepción objetiva y serena de lo que eres. Valorarte no es vanagloriarte, sino sentirte merecedor de respeto y aprecio.
3. ¿Comprendes y te perdonas los errores?
El tema de comprender y perdonar nuestros errores no es tan fácil como parece a primera vista. Se vuelve sencillo si lo que está en juego no es determinante o si los demás no le ponen mayor énfasis en la equivocación. En cambio, cuando un error nos lleva a una consecuencia importante o quienes nos rodean nos fustigan, deja de ser fácil perdonarnos a nosotros mismos.
A nadie le gusta cometer errores, pese a que son estos los que nos permiten crecer. Lo cierto es que nos gustaría hacerlo y decirlo todo bien. Pero eso no es posible. Si te quieres, será más fácil el proceso entre el reconocimiento del error, la molestia por haberlo cometido y el proceso de aceptación, aprendizaje y perdón.
4. ¿Te permites expresar los sentimientos, aunque disgusten a otros?
Todos nos hemos encontrado alguna vez con alguien que ha cuestionado lo que sentíamos. Hemos asistido a cómo nuestro miedo, nuestra tristeza era puesta en duda y juzgada. Incluso es probable que nosotros hayamos caído también en esta tentación alguna vez.
Si te quieres, la duda o la crítica de los demás no impedirá que expreses lo que sientes. Entenderás que te asiste el derecho de manifestar lo que hay en tu mundo interior y que si los demás no lo aceptan, o no lo toleran, el problema lo tienen ellos y no tú.
5. ¿Cuidas de tu cuerpo y de tu mente?
Una de las más claras manifestaciones de que te quieres es que realizas acciones para cuidar y preservar tu cuerpo y tu mente. Acciones como estar atento a tu nutrición, hacer ejercicio, practicar meditación, hacer deporte, leer, divertirte, etc.
Cuando nos apreciamos a nosotros mismos, es más probable que edifiquemos un estilo de vida que nos favorezca. Le damos importancia al trabajo, pero también al descanso. A las metas, pero también al ocio. Al desarrollo profesional y también a nuestras relaciones sociales y afectivas.
Los seres humanos somos dinámicos y tenemos altibajos constantes. La autoestima sube y baja también, pero cuando trabajamos por fortalecerla, se mantiene en unos niveles adecuados. Vale la pena hacer el esfuerzo porque así sea. Esto hace que nuestra vida sea más tranquila y plena.
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- Bonet, J. V. (1997). Sé amigo de ti mismo: manual de autoestima (Vol. 36). Editorial Sal Terrae.