5 sensacionales frases de Kenzaburo Oé
Muchas de las frases de Kenzaburo Oé son un reflejo de sus tragedias personales y de los terribles hechos sociales de los que ha sido testigo. Es uno de los escritores más vitales y profundos del siglo XX. También uno de los más leídos en todo el mundo.
Kenzaburo Oé nació en una pequeña aldea de Japón. Provenía de una familia muy humilde. Su deseo de progresar lo llevó a vivir a Tokio, en donde se licenció en Filosofía y Letras. De todos modos, sufrió un choque cultural, pues su aldea natal era muy diferente a la gran ciudad que encontró. Esto lo llevó a elaborar sus primeros escritos.
“Desde niño tengo interés en cómo nuestro limitado cuerpo encaja el sufrimiento”.
-Kenzaburo Oé-
La mayoría de las frases de Kenzaburo Oé son cortas y directas. Tiene una esencia humanista, con tintes existencialistas . Su estilo es ágil y contundente, con gran riqueza en imágenes poéticas y reflexiones hondas. Estas son algunas de sus afirmaciones más conocidas.
1. Una de las frases de Kenzaburo Oé sobre el miedo
El miedo aparece varias veces en las frases de Kenzaburo Oé, bien sea de manera explícita o implícita. Sin embargo, lo suyo no es sucumbir al miedo, sino razonarlo. Este maravilloso escritor, Premio Nobel de Literatura en 1994, también cree en la capacidad del ser humano para liberarse de sí mismo.
Una de esas frases de Kenzaburo Oé que reflejan este espíritu dice: “Para dominar el miedo , tienes que aislarlo. Y para ello tienes que definir su objeto con precisión”. Estupendo consejo. Precisar cuál es el objeto del miedo es una forma de comenzar a superarlo.
2. Dos facetas del mundo
Una de las frases de Kenzaburo Oé dice: “Cuando quiero mirar nuestro mundo con los dos ojos, lo que percibo son dos mundos superpuestos: uno luminoso y claro, sorprendentemente nítido; el otro impreciso y sutilmente sombrío”.
En este texto queda reflejada esa ambigüedad de la existencia, que también es ambigüedad del ser humano. La dualidad que nos habita: lo bueno y lo malo, lo brillante y lo sombrío, lo grandioso y lo miserable… A esa paradoja nos enfrentamos constantemente, a lo largo de la vida.
3. El buen escritor
Kenzaburo Oé también ha reflexionado en muchas ocasiones sobre el oficio mismo de la escritura. Más allá de una vocación, la escritura es también una posición frente a la existencia. Al mismo tiempo constituye un testimonio, una terapia y un ejercicio cultural.
Al respecto señala: “Un buen escritor no debe estabilizarse nunca”. Se refiere al hecho de que uno de los motores que lleva a escribir es precisamente la inestabilidad. Si no fuera así, básicamente no habría razones para imaginar otros mundos posibles a través de la literatura.
4. En fantasma de la bomba atómica
Uno de los hechos que más impactó a Kenzaburo Oé fue el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki. No solo por la devastación que originó, sino también por la impresionante cantidad de secuelas, físicas y psicológicas, que dejó en los japoneses.
Son muchas las frases de Kenzaburo Oé dedicadas a este tema. Una de ellas señala: “La importante lección del drama de Hiroshima es la dignidad”. Se refiere a la voluntad inclaudicable de su pueblo por reconstruir la nación, tras ese terrible hecho. Los japoneses lograron dimensionarse al momento histórico, primero con la rendición y luego con la reconstrucción.
5. El acto de mentir
El objetivo de Kenzaburo Oé no es moralizar a través de su literatura. No intenta dar lecciones de moral, ni pretende postular modelos de conducta. Sin embargo, el cuestionamiento ético está en la base de todas sus novelas y ensayos. Más como pregunta, que como planteamiento explícito o dogma.
Una de sus frases dice: “Si uno miente para salir de un apuro, debe hacerlo de manera que no necesite mentir otra vez cuando se conozca la verdad”. Como se ve, no pretende condenar la mentira, sino señalar su inconveniencia. Da por hecho que la verdad sale a la luz y que, por lo mismo, ese hecho debe ser tomado en cuenta al momento de emitir una falsedad.
Además de la bomba atómica, lo que más ha angustiado a Kenzaburo Oé es el hecho de haber tenido un hijo con discapacidad intelectual. Esto le dio un giro total a su vida y también a su literatura. Quizás por eso al leerlo se tiene la impresión de estar frente a alguien que, seguramente, ha soñado con descifrar el sentido de lo imposible.