7 mitos sobre el «bullying» o acoso escolar
El bullying escolar con todo y sus mitos existe desde siempre, pero por fortuna ya deja de ser una realidad invisible. Lo que sí es nuevo es que este problema penetre en la casa del menor a través de la tecnología; en consecuencia, los niños no cuentan con un espacio de seguridad y esto representa un retroceso.
De este modo, es prioritario que todos los implicados (maestros, padres y alumnos) tengan información sobre cuáles son las formas más frecuentes de acoso en la actualidad y las alternativas de intervención que cosechan más éxito.
Es posible contar con intervenciones más o menos efectivas, pero si las personas que tienen que dar la primera voz de alarma no saben identificar qué sucede, es complicado que lo hagan. De ahí que este artículo inicie hablado de información y conocimiento veraz, porque es el principio de todo lo que pueda suceder o no suceder después.
El bullying afecta a toda la comunidad educativa
Se entiende por bullying el acoso físico, psicológico o social al que es sometido un alumno, de forma sostenida en el tiempo, por parte de sus compañeros de escuela. Aunque en principio es posible considerar que este problema solo implica a la víctima y el victimario, la realidad de este tipo de agresión afecta a toda la comunidad educativa.
Así lo argumenta una publicación de la Extensión Social de la Universidad Católica Andrés Bello, al puntualizar que el cuerpo docente, directivo, padres y estudiantes, no son entes aislados y lo que ocurra a un miembro del aula, incluso a maestros, incide en todos.
Por ejemplo, las consecuencias para los compañeros del alumno acosado, van desde la intranquilidad hasta la impotencia, en muchos casos, por no saber cómo ayudar.
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Los principales mitos sobre el bullying o acoso escolar
Partiendo de la definición básica del acoso escolar, se obtienen claves muy para desbancar algunos de los mitos más comunes que abarca este problema. Conocerlos en detalle es conveniente para hacerse con las herramientas apropiadas e intervenir en la detención del acoso. ¿Cuáles son estos mitos? Detállalos, a continuación.
1. El acoso escolar consiste siempre en agresiones físicas
La agresión física es la cara más visible del acoso escolar, ya que resulta llamativa e innegable; pero no es la única. El bullying puede presentar formas más sutiles como la humillación, el insulto verbal o la exclusión social. Las consecuencias de estas acciones son tan o más graves que las derivadas de los golpes, aunque no siempre se da la importancia que merecen.
Incluso, en los últimos tiempos, el ciberbullying o acoso en redes sociales se ha vuelto uno de los sucesos más frecuentes entre los jóvenes. Este cuenta con el agravante de que «persigue» al niño hasta su hogar, el que antes podía ser su lugar seguro al salir del colegio.
De acuerdo con el III Estudio sobre el Acoso Escolar y Ciberbullying, a través de las pantallas lanzan insultos, amenazas y rumores, por mencionar algunos ejemplos del acoso escolar cibernético. Este suele combinarse con los ataques presenciales en el colegio.
¿Las consecuencias? Es posible que las víctimas soliciten el cambio de escuela, que requieran tratamiento psicológico y que experimenten miedos y que desarrollen algún trastorno psicológico, acota el mismo informe.
2. Todo conflicto que ocurre en el colegio es bullying
Por otro lado, tampoco se ha de caer en el extremo de considerar cualquier altercado o discrepancia entre alumnos es un fenómeno de acoso. Para emplear este término es pertinente la intención de daño, las agresiones reiteradas y un desequilibrio de poder. Si dos alumnos discuten un día puntual o si lo hacen a menudo, pero en una situación igualitaria, no se está ante casos de bullying.
3. «Son cosas de niños»
¿Cuántos padres y maestros han pronunciado esta frase al enterarse de un caso de acoso escolar? Esta afirmación resta importancia a lo que pasa, disminuye la responsabilidad al agresor y deja a la víctima desprotegida. No se trata de «cosas de niños», este es otro de los mitos del bullying.
Las secuelas de las agresiones son severas y duraderas e incluyen daños graves en la autoestima de la víctima, mayor riesgo de ansiedad, depresión e ideación suicida y dificultades para relacionarse en el futuro. Por tanto, algo que genera heridas de tal magnitud en la salud psicológica no puede considerarse una chiquillada.
4. Las víctimas son débiles, más si se quejan
Uno de los peores errores que se cometen al abordar este tema es el de revictimizar a los niños. Es decir, que estos no solo son el blanco de golpes, burlas o exclusión por parte de sus compañeros; además se ven obligados a escuchar (de parte de los adultos que deberían ayudarles) que sufren acoso porque son débiles o porque no saben defenderse.
Es una situación cruel e incierta, pues cualquier niño puede ser víctima de acoso; toda diferencia respecto al grupo, ya sea a nivel físico o de imagen, de actitud o de comportamiento, puede convertirle en blanco de las burlas. Además, es un derecho legítimo alzar la voz y pedir ayuda; es una medida a la que siempre se debería animar a los niños a tomar.
En ocasiones, si las víctimas de bullying se quejan, piden ayuda o hablan de su situación, se les llega a tachar de «soplones», «lloricas» o «niños de mamá o de la profe».
5. Es mejor no tomar partido y dejar que los implicados lo resuelvan
Con relación a lo anterior, tampoco es cierto que sean los alumnos involucrados quienes deben resolverlo, mientras el resto permanece al margen. En realidad, se ha encontrado que la implicación y colaboración de otras figuras relevantes es crucial para luchar contra el bullying.
Así lo demuestra un ensayo aleatorio llevado a cabo en Finlandia y divulgado por European Psycologist, para probar la efectividad del método KiVa frente al acoso escolar. Y es que, al alentar a profesores y alumnos a tomar partido, lograron erradicar el acoso en casi el 80 % de las escuelas.
6. Ocurre solo en lugares de pocos recursos
Otro gran mito sobre el bullying necesario de desmentir es aquel que afirma que este fenómeno es propio de niños, escuelas y lugares pobres y con pocos recursos. Nada más lejos de la realidad: se produce en todo tipo de contexto socioeconómico.
Estudios, como el publicado en 2011 en Uaricha, Revista de Psicología, comprueban que el acoso escolar prevalece en porcentajes similares en los distintos niveles sociales, cambiando únicamente la forma en que se perpetran las agresiones.
7. Es algo inevitable, por lo que se debe pasar
Por último, olvida la idea de que el bullying es inevitable, inherente a la edad o a la escuela. Ningún niño o adolescente debería estar expuesto agresiones constantes en su etapa escolar. Existen formas, estrategias y recursos efectivos a la hora de impedir que un estudiante sea víctima de acoso en la escuela.
Tampoco es una situación que les haga más resilientes o contribuya a que adopten estrategias eficaces para salir de situaciones comprometidas. Al contrario, daña su autoestima, volviéndolos mucho más vulnerables al ataque de agentes externos; lo que aprenden es que de su entorno solo obtendrán desprecio.
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Desmentir los mitos sobre el bullying para tomar conciencia
Es probable que en algún momento hayas compartido afirmaciones como las anteriores. Y es que estos mitos sobre el bullying están muy arraigados en la sociedad.
No obstante, contar con información correcta permite entender la importancia de concienciar, prevenir e intervenir en estos casos. Combatir el acoso escolar es un trabajo de todos.
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