9 formas en que invalidan tus emociones
Hay muchas formas en que invalidan tus emociones. De hecho, es muy posible que lo hayan hecho en más de una ocasión durante tu infancia. Puede incluso que este sea un problema recurrente en tu relación de pareja. Porque la capacidad de permitir que el estado emocional de otra persona tenga su espacio y sea respetado, no es algo que todo el mundo entienda o facilite.
Decía Friedrich Nietzsche que debemos comprender más lo que dice el corazón, porque si lo descuidamos, pronto se pierde también el control de la cabeza. Y, en efecto, esta idea ilustra muy bien a modo de metáfora lo que sucede cuando descuidamos e incluso se maltrata el universo de los estados psicofisiológicos que constituyen nuestras emociones.
La validación es una herramienta de comunicación esencial y también un canal extraordinario para expresar amor y aceptación en el seno de las relaciones. Hacerlo (y hacerlo bien) constituye un nutriente básico en la crianza, en el correcto desarrollo psicológico de los más pequeños y también es el lenguaje que debemos usar en todo tipo de vínculo con las personas que nos rodean.
Formas en que invalidan tus emociones
El tema de la invalidación emocional es más complejo de lo que parece. De algún modo, hasta nosotros mismos invalidamos sin saberlo los estados emocionales de los demás. Lo hacemos porque nos han inculcado unos códigos, unas formas e incluso una serie de percepciones. Así, a la persona que llora o sufre no dudamos en decirle aquello de “cálmate, no pasa nada, eso que te preocupa pasará tarde o temprano”.
Consolamos y conferimos apoyo con toda la buena intención sin saber que esa buena intención, en ocasiones, coarta y bloquea. Es más, estudios como los realizados en la Universidad Wayne State de Michigan, por ejemplo, nos señalan algo de gran trascendencia. La correcta validación de la madre hacia sus hijos durante la crianza favorece el buen desarrollo de la conciencia emocional y la salud psicológica de esos niños el día de mañana.
Dominar esta artesanía de las relaciones humanas revierte en muchas más áreas de las que pensamos. Es decisivo, por tanto, detectar esas prácticas incorrectas, esas actitudes y expresiones que hacen daño, que nos invalidan emocionalmente. Las analizamos.
1. No es para tanto
En efecto. En algún momento de nuestras vidas nos han dejado caer un “no es para tanto” o alguno de sus más clásicos símiles “eso no es nada” o “es que tú te preocupas por todo”. Con ese tipo de expresiones nos hacen sentir los reyes del drama o peor aún personas incapaces de abordar las dificultades de la vida, criaturas poco competentes en materia emocional.
Entre las formas en que invalidan tus emociones esta es, sin duda, la más común y también, la que más nos repiten en la infancia. Tengámoslo claro: toda experiencia que vive una persona es única y debemos respetarla.
Es más, validar una emoción no significa estar de acuerdo con eso que siente la otra persona. Es darle un espacio para que la exprese, la sienta y se perciba acompañado y entendido.
2. ¿De verdad estás llorando por eso?
¡Cómo se te ocurre llorar por esa tontería! ¿Enserio? ¡Si no vale la pena preocuparte por esas cosas!…Aquí tenemos otro claro ejemplo de cómo dañan nuestra autoestima al minimizar o infravalorar nuestra preocupación, tristeza, decepción o enfado.
A día de hoy, la expresión y el desahogo emocional a través de las lágrimas sigue viéndose con incomodidad.
3. No deberías sentirte así, tienes que ser fuerte
“¡Tienes que ser fuerte!”, nos dicen. “¡No vale la pena sentirse así!”, nos insisten. Ahora bien… ¿qué pasa si ahora mismo me siento abatido, triste y enfadado? ¿Soy una persona débil por experimentar esta serie de emociones? Evidentemente, no. Pero otra de las formas en que invalidan tus emociones es cuando insisten en esto mismo, en que debes ser fuerte, en que alguien como tú, no debería sentirse de ese modo.
Estos razonamientos transmiten desprecio y superioridad. Negar la perspectiva emocional de una persona puede hacer que se sienta pequeño, débil e incapaz de gestionar su vida. No lo permitamos.
4. No pienses en eso, sigue adelante
Imagina por un momento que llevas más de un año preparándote para hacer una importante maratón. Ahora bien, un mes antes, sufres un accidente y te rompes una pierna. Ante esta situación, no puedes evitar sentirte desolado, triste y enfadado. Sin embargo, alguien cercano a ti, un hermano, un amigo o tu pareja te dice que no pienses demasiado en lo sucedido, que sigas adelante.
Pero ¿cómo hacerlo si tienes la pierna rota? El dolor está ahí, no puedes andar, no puedes moverte y la decepción tras tanto esfuerzo realizado no puedes esconderla, ni taparla ni ignorarla.
5. No voy a discutir por eso contigo
Otra de las formas en que invalidan tus emociones se da a menudo en las relaciones de pareja. Algo muy común es que en el momento en que surge alguna diferencia, desencuentro o un problema cualquiera, la otra persona nos avisa de que no va a discutir con nosotros. Normalmente, lo hacen levantando la voz a modo de advertencia y de forma tajante.
Esta expresión es un ejemplo de comunicación violenta. No solo es un modo de invalidarnos, es una forma de menospreciar nuestra opinión, perspectiva y necesidades.
6. Te enfadas por todo, contigo no se puede hablar
Puede que a muchos les sea conocida esa expresión, esa en la que se nos dice que todo nos lo tomamos a mal, que no se puede hablar con nosotros porque nos enfadamos por nada. Compartir vida con un familiar o una pareja que nos repite de manera constante esta frase puede ser muy lesivo.
7. No hace falta que te pongas así
Otra forma en que invalidan tus emociones es cuando te dicen que pares, que calmes, que no te pongas así. Esta frase, este recurso, es sin duda el más común y el que nos encontramos con mayor frecuencia. Si se lo decimos a un niño intensificaremos aún más sus emociones y no le ayudaremos a lidiar con su realidad interna.
Si usamos este comentario con un amigo o familiar, menospreciaremos su situación, sus sentimientos y la experiencia que siente en ese instante.
8. Eres demasiado sensible
¡Eres demasiado sensible, todo te afecta! Muchos nos hemos visto en esta misma situación, esa en la que alguien nos critica que sobredimensionemos determinadas cosas, que reaccionemos de manera tan intensa. Este tipo de situaciones nos hacen sentirnos solos e incomprendidos.
9. Formas en que invalidan tus emociones: yo ya he pasado por eso, podría ser peor
Hay una situación que quien más y quien menos ha vivido en piel propia. Es esa en la que alguien infravalora nuestra realidad emocional al señalarlos que las cosas podían ser peor. Es más, tampoco dudan en señalarnos que ellos mismos han pasado por lo mismo que nosotros y que la cosa “no es para tanto”.
Cuando alguien sufre, cuando alguien lidia con un instante de elevada complejidad emocional, lo último que esperamos es que se recurran a los narcisismos, al “eso no es nada, lo mío fue más importante” o al “es que tú te ahogas con un vaso de agua y yo sé nadar entre tiburones”.
Es evidente que siempre nos encontraremos a figuras con este perfil, personalidades con esa falta de atino, baja competencia y nula habilidad en materia emocional. Lo decisivo es que sepamos reaccionar ante este tipo de invalidaciones. Porque quien no respeta nuestras emociones, no nos respeta como personas.
¿Cómo pueden validarse las emociones?
Para empezar, cuando las personas nos damos espacios para conversar sobre nuestro día a día, las cosas que nos pasan, nos molestan, nos alegran o nos sorprenden y, al mismo tiempo, nos ponemos en actitud de escucha receptiva, estamos dando un paso muy importante en la validación emocional, propia y de los demás.
Hablar de nuestras emociones es un reto, por lo que hacerlo implica un ejercicio de confianza, cariño y respeto que no con todo el mundo es posible construir, por lo que también es fundamental ser selectivo en cuanto a con quiénes hemos de compartir nuestro universo emocional.
Otra forma de validación emocional se halla en el hecho de decirle a los demás, de corazón: “te entiendo” o “entiendo por lo que estás pasando” o aún más “entiendo por qué esta situación te genera molestia”. En muchas ocasiones más que consuelo, deseamos sentirnos escuchados y validados, saber que alguien es capaz de empatizar con nuestras emociones, que nos comprende y que nos apoya.
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- Lambie, J. A., & Lindberg, A. (2016). The role of maternal emotional validation and invalidation on children’s emotional awareness. Merrill-Palmer Quarterly, 62(2), 129–157. https://doi.org/10.13110/merrpalmquar1982.62.2.0129