Aaron Beck y su nueva teoría integradora de la depresión
El famoso psicólogo cognitivo Aaron Beck, conocido por revolucionar la concepción de la depresión y su tratamiento, acaba de publicar un artículo en Clinical Psychological Science en el que actualiza su teoría llamado “A Unified Model of Depression: Integrating Clinical, Cognitive, Biological, and Evolutionary Perspectives”. En este artículo plantea una Teoría Integradora de la depresión desde las perspectivas clínica, cognitiva, biológica y evolutiva.
En esta nueva Teoría Integradora para la depresión, Beck y su colega Keith Bredemeier, ambos profesores en la Universidad de Pennsylvania, han intentado integrar los hallazgos de todas estas disciplinas, la clínica, la cognitiva, la biológica y la evolutiva, para hacer de su modelo una explicación más global y coherente sobre la depresión.
Con todo ello, han establecido un nuevo marco que da cuenta de la sintomatología y del curso natural de la depresión, pero sobre todo destaca la predisposición natural de las personas a la recuperación. En este artículo trataré de explicaros en qué consiste esta nueva teoría integradora de la depresión y sus implicaciones.
“Todos los hallazgos relacionados con la depresión se pueden unir entre sí para proporcionar un modelo integral del trastorno que explica sus características más desconcertantes”
¿En qué consiste la Teoría Integradora de la depresión?
Esta Teoría Integradora se basa en la premisa de que la depresión representa una adaptación a la percepción de una pérdida de los recursos humanos esenciales, que proporcionan acceso a las necesidades básicas de la vida del individuo.
Esto quiere decir que la pérdida -no necesariamente una muerte- de un miembro de la familia, una pareja, o un amigo acentúa el riesgo de depresión, especialmente en personas que tienen otros factores de riesgo para desarrollar la enfermedad. Así, esta pérdida, para estas personas, es más probable que sea vista como una pérdida devastadora e insuperable.
Después de esta pérdida, la elevada reactividad fisiológica y los sesgos cognitivos llevan a estos individuos, generalmente en riesgo de depresión, a activar las creencias negativas sobre uno mismo, el mundo y el futuro, es decir, lo que se conoce clásicamente como “tríada cognitiva negativa”.
Estas creencias desencadenan emociones tales como la tristeza, anhedonia, y la culpa. Todas ellas características de la depresión, así como las respuestas fisiológicas y de comportamiento que incluyen la retirada y la inactividad.
Esta inactividad desencadenada a partir de la pérdida tiene sentido: se produce porque el individuo trata de conservar la energía de cara a la percepción de esa pérdida de recursos que está sufriendo. Es decir, la falta de inactividad en el marco de la depresión tiene un sentido protector, en post de guardar energía, temiendo que otras necesidades puedan ser amenazadas.
Con el tiempo, al que han llamado “el programa de la depresión” que consiste en guardar la energía, refuerza las creencias negativas. Es el propio sujeto el que se aísla, haciendo que las pérdidas se multipliquen y disminuyendo la cantidad de refuerzos cotidianos.
Es importante destacar que se puede detener este programa cuando se restablecen los recursos vitales, ya sea debido a que nueva información surge y “corrige” los sesgos negativos o porque la propia situación cambia. Factores externos como el apoyo de amigos y familiares, la orientación de un psicoterapeuta, y el tratamiento biológico (por ejemplo, antidepresivos) pueden ayudar a detener el ciclo de la depresión.
Aun así, en la conclusión de su artículo, Beck y Bredemeier dicen que esperan “que este modelo sirva para motivar a un mayor desarrollo de un nuevo (y más integrador) enfoque para tratar o prevenir la depresión”, por lo que en futuras publicaciones puede que extiendan su Teoría Integradora con nuevos hallazgos.
¿En qué se diferencia la Teoría Integradora de su Teoría Cognitiva para la depresión?
Si no conoces bien la Teoría Cognitiva para la depresión de Aaron Beck, puede que hayas pasado por alto las diferencias de ambas teorías en cuanto a la explicación de depresión, pero pueden distinguirse al menos dos aspectos claros que marcan la diferencia entre ambas.
El primero de ellos, es el llamado “programa de la depresión”, que recoge el propósito evolutivo de la inactividad y aislamiento propios de los sujetos depresivos como una forma de conservación de la energía. Esta “política conservativa” es consecuencia de sentirse inmerso en un mundo de pérdidas emocionales, adaptándose así a la nueva situación.
Este avance ofrece una nueva explicación sobre la gran efectividad que tienen los diferentes tratamientos cognitivo-conductuales para la depresión, sobre todo aquellos que se basan en la activación conductual como parte esencial de la terapia, porque rompería ese programa de inactividad causado por la depresión; por ello serían las terapias más eficaces.
El segundo de los avances presentados por esta teoría, tiene que ver con la inclusión de elementos biológicos como participantes de la depresión. Hablamos de las respuestas fisiológicas producidas por la experiencia de pérdida en estas personas, explicando así el funcionamiento de la medicación antidepresiva como tratamiento efectivo para la depresión.
*Nota de la autora: No he encontrado referencias en español a este artículo, por lo que la traducción de diversos términos como el de “programa de la depresión” podría cambiar según distintas versiones.*