Aceptado sin mentiras
¿Qué logramos afirmando que nuestro hijo aprueba todas a pesar de suspender tres asignaturas? ¿Y diciendo que cobramos 100 euros más que el de enfrente, aunque no tengamos trabajo? Es la autoestima del mentiroso.
Con una vida más bonita, más exitosa, seremos más aceptados: Ese es el lema. Y con ese lema incrustado en el cerebro desde que tenemos uso de razón, no nos quema la conciencia cuando decimos o hacemos cosas que no son verdad. Adornar la vida con méritos de más puede sernos útil en algunas circunstancias (salir airoso de alguna situación, prorrogar el enfrentamiento a algún dilema…) pero no está exento de problemas.
Lo más difícil es vivir con la mentalidad de que tienes muchas mentiras que tener en cuenta, para no cometer ningún fallo. Hay que estar pendiente constantemente de que éstas no se descubran (cosa que nos pondría en ridículo). La mentira puede llegar a ser adictiva y además, mermar la confianza de la gente a la que un principio, se intentó sorprender.
No dudo que todos hayamos mentimos al menos una vez. Pequeñas mentiras, grandes mentiras, mentiras piadosas ¿Está bien?, ¿Está mal? Eso es una cuestión moral. Según tu religión o circunstancias, creerás que mentir es o no relevante. Pero claro, las consecuencias, atacan siempre de la misma manera.
¿Lo mejor en mi opinión? Ser sincero en la vida, que no cuesta tanto. Al fin y al cabo sólo vivimos una vez… Y no estamos para desperdiciar el viaje.