Acúfenos y el ruido del tráfico, un vínculo significativo según la ciencia
De pronto, puede llegar un día en que el silencio deje de existir. Cuando los acúfenos irrumpen en nuestra vida, la calma se pierde y queda turbada por un zumbido, un súbito chasquido o unos pitidos irritables. Es un fenómeno perceptivo que no se puede controlar y que, en buena parte de los casos, se convierte en una afección crónica. Llega para quedarse.
Cada vez disponemos de más investigación científica que nos permite comprender la experiencia de los tinnitus. Sin embargo, hace un siglo era ese malestar turbador del que no se sabía nada y que podía confundirse a menudo con estados alucinatorios. ¿A qué se debía, si no, que alguien escuchara un sonido en su cabeza u oídos que no existía en el mundo externo?
Ahora entendemos que dicha experiencia es real y que tiene que ver con varias partes del cerebro, y no solo con aquellas vinculadas a la audición. También se ha demostrado que puede causar gran angustia psicológica y que hay un riesgo mayor de desarrollar depresiones y trastornos de ansiedad.
Sin embargo, queda en el aire comprender con exactitud los mecanismos que median en la aparición de este fenómeno que sufre cerca del 15 % de la población. Ahora, una investigación muy reciente, nos aporta un posible desencadenante que vale la pena tener en cuenta.
Los acúfenos pueden afectar el desempeño laboral, afectar a nuestra calidad del sueño y alterar nuestra salud mental. Conocer sus desencadenantes nos puede ayudar a prevenirlos.
Los acúfenos y el ruido del tráfico
La facultad de ciencias de la salud de la Universidad del Sur de Dinamarca publicó una investigación hace unas semanas revelando la relación entre los acúfenos y el ruido del tráfico. Vivir cerca de una carretera muy transitada eleva el riesgo de desarrollar tinnitus en algún momento de nuestra vida.
El estudio se llevó a cabo con más de tres millones y medio de daneses y resultó de lo más revelador. Los datos demostraron cómo el hecho de estar expuestos al sonido persistente de los coches circulando cerca del propio hogar termina por alterar la salud. Cuanto más se elevan los decibelios asociados al tráfico, más aumenta la probabilidad de que experimentemos pitidos en los oídos.
La doctora Manuella Lech Cantuaria, una de las autoras de este trabajo, apunta que, desde un punto de vista médico, deberíamos ser conscientes de cómo tener cerca una autovía o carretera merma nuestra calidad de vida. De hecho, en el 2021 ya se encontró incluso una correlación entre el ruido del tráfico y la aparición de la demencia. Veamos más datos asociados a los tinnitus.
Necesitamos reestructurar nuestras ciudades y sus carreteras para reducir la contaminación acústica. No podemos dejar de lado que el sonido del tráfico no afecta solo a nuestra audición, también eleva el riesgo de infartos cerebrales.
Variables que aumentan la aparición de los acúfenos
Los acúfenos y el ruido de tráfico evidencian una relación significativa cuando aparecen, además de una serie de factores. Tener un mal descanso y experimentar un elevado estrés, provoca que, en algún momento, pueden surgir esos zumbidos o siseos en el oído de la persona.
Recordemos que el acúfeno se origina por un error del sistema auditivo, el cual provoca la vibración de los tejidos que rodean al propio oído. En ocasiones, puede aparecer también alguna anomalía vascular o contracciones inusuales en los músculos del oído medio o en los que rodean la mandíbula. El problema reside en saber qué provoca esos fallos, esas particularidades estructurales.
Parece que algo tan común en ciertas partes de las ciudades como es vivir al lado de una carretera con mucho flujo de vehículos, puede desencadenar este problema. Sobre todo, si además, dormimos mal y el estrés es un compañero de vida casi constante…
Más de 58 decibelios, un umbral peligroso
La investigación destaca el peligro que se deriva para nuestra salud cuando estamos expuestos a un sonido del tráfico persistente que supera los 58 decibelios. Tengamos en cuenta que los camiones, por ejemplo, emiten entre 70 y 90 decibelios (dB), mientras que las sirenas de los vehículos de emergencias superan los 120 dB.
Lo más problemático es que este tipo de fauna sonora es constante en nuestras ciudades. Y el cerebro se resiente. Lo que hace en estas circunstancias es sobreactivar dos regiones clave, como son la corteza auditiva y la amígdala. Es tal la estimulación que experimentan estas áreas que se eleva el flujo de la adrenalina y el cortisol.
Esas alteraciones metabólicas no solo nos convierten en insomnes que desarrollan tinnitus, sino que nuestra salud general se ve afectada. Se eleva, por ejemplo, el riesgo de sufrir dolencias no auditivas, como son la depresión, la ansiedad y ese estrés que deriva a menudo en enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.
El ruido del tráfico es un asesino silencioso.
¿Qué hacer si vivo cerca de una carretera y ya sufro acúfenos?
Lo primero que debemos saber es que a día de hoy no existe ningún tratamiento que haga desaparecer la experiencia desgastante del tinnitus. Lo segundo es que el sonido de las grandes ciudades, la contaminación acústica, es casi tan nociva como la ambiental. Nos va quitando la vida en silencio, mermando nuestra salud y nuestra preciada audición.
En vista de que los acúfenos y el ruido del tráfico guardan una relación significativa… ¿Qué podríamos hacer para prevenir o para lidiar con nuestros tinnitus en caso de que ya los suframos? Estas son algunas ideas para reflexionar.
Necesitamos cambios en nuestras ciudades en materia acústica
Sustituir los coches de combustible por los eléctricos, en realidad, no soluciona nada. El principal problema acústico del tráfico está en los neumáticos y el asfalto cuando estas dos superficies entran en contacto. Ese es el sonido persistente que se filtra en nuestro cerebro y que lo enferma.
Ante esta realidad, las ciudades deberían reducir la circulación nocturna para facilitar el descanso de sus ciudadanos. Colocar barreras acústicas a lo largo en las carreteras o idear otro tipo de asfalto que reduzca el sonido de los neumáticos, serían estrategias muy beneficiosas.
Si tenemos acúfenos, aceptemos su presencia
Los tinnitus no se curan, así que la opción que nos queda es aceptar su presencia. Sabemos que aquellos pacientes que han logrado integrar y asumir este fenómeno neuroauditivo, logran un mayor bienestar. Se reducen los niveles de ansiedad, de depresión y de estrés.
Así pues, en lugar de pelearnos con él, de decirnos «esto no lo voy a aguantar, me volveré loco», asumamos su presencia sin frustración y sin desesperación. Han llegado para quedarse y cuanto menos nos peleemos contra dicha realidad mejor. Dejemos que suenen, que emitan su zumbido, su pitido. Hay vida más allá de esos límites internos donde nos resuenan.
En caso de que nos superen no dudemos en solicitar ayuda psicológica. Aunque no podamos escapar del tinnitus, hay estrategias psicológicas para impedir que dominen nuestra existencia.
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- Manuella Lech Cantuaria, Ellen Raben Pedersen, Aslak Harbo Poulsen, Ole Raaschou-Nielsen, Ulla Arthur Hvidtfeldt, Gregor Levin, Steen Solvang Jensen, Jesper Hvass Schmidt, Mette Sørensen. Transportation Noise and Risk of Tinnitus: A Nationwide Cohort Study from Denmark. Environmental Health Perspectives, 2023; 131 (2) DOI: 10.1289/EHP11248