¿Cómo afecta la actitud mental a tu capacidad para resolver problemas?

¿Cómo afecta la actitud mental a tu capacidad para resolver problemas?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 19 julio, 2019

A veces resolver el más simple de los problemas se puede convertir en toda una odisea. Esto puede suceder por tener un mal día, aunque muchas veces la dificultad para solucionar un problema puede deberse a nuestra actitud mental, es decir, a cómo sea nuestra disposición frente a esa dificultad.

Aplicar las soluciones que han funcionando en el pasado a problemas que tienen características similares es algo, sin duda, inteligente. Sin embargo, insistir en esta estrategia, cuando ya hemos comprobado que no funciona con un determinado problema es una actitud muy negativa, que nos va a impedir avanzar. Así, es igual de inteligente utilizar este tipo de estrategia entre nuestras primeras opciones como saber renunciar a ella y buscar otras, cuando toca.

¿Cómo afecta la actitud mental a tu capacidad para resolver problemas?

Una buena actitud va a ahorrarnos mucho tiempo a la hora de resolver problemas. El primer paso de esta actitud constructiva pasa por el afrontamiento activo y no por la evitación, la huida o un intento de ignorarlos. En determinadas fases de un problema es cierto que lo más adecuado es esperar, el siguiente paso no depende de nosotros y de nada sirve forzar la situación; sin embargo, estos pasos que recomiendan esperar no suelen ser los primeros.

Mujer pensando seria

El segundo paso que caracteriza a una buena actitud es la decisión de ser pro-activos ante el problema y de asumir la responsabilidad de encontrarles una solución, ya sea para que desparezcan o para que, si de alguna forma tenemos que tener paciencia, situarlos en la mente de manera que nos afecten lo menos posible.

El tercer paso tiene que ver con construir un plan de acción. Una hoja de ruta que una vez trazada libere la mayor parte de los recursos mentales posibles para afrontar específicamente el tramo o la fase en la que estemos, de dicho plan. Además de liberarnos de el estrés que supone intentar abarcarlo todo de golpe, como si pretendiéramos comer una manzana introduciéndola entera en nuestras bocas

La actitud mental pueden ser útil

Sin embargo, la actitud o disposición mental que nos empuja a repetir estrategias exitosas del pasado puede ser muy útil. Mediante el uso de estrategias que han funcionado antes, a menudo somos capaces de llegar rápidamente a soluciones correctas. Esto puede ahorrar tiempo, pero también puede crear problemas.

En el día a día, la actitud mental puede impedir que la solución de un problema relativamente sencillo se convierta en algo muy complejo. Pero también puede ocurrir al contrario, incluso puede suceder que la toma de una decisión importante se complique por no ser capaz de abrirse a nuevos puntos de vista.

A una escala mayor, la actitud mental podría impedir el descubrimiento de algo importante por falta de flexibilidad a la hora de enfocar el problema o la toma de una decisión equivocada por no ser capaz de valorar otras alternativas o enfoques.

La fijación funcional

La fijación funcional es un tipo de actitud mental que implica ser capaz de ver solamente las soluciones que implican el uso de objetos en su forma normal o esperada. Se trata de un sesgo cognitivo que puede poner en peligro nuestra capacidad para pensar en soluciones nuevas a los problemas.

Personas pensando

La fijación funcional a menudo nos impide pensar en soluciones alternativas a los problemas usando diferentes los objetos para diferentes usos. Esto en sí mismo no es malo, pero sí puede resultar limitante, ya que cierra la puerta a muchas posibilidades para hacer las cosas de forma más fácil o incluso para resolver situaciones que no son tan complicadas como parece.

Un ejemplo de fijación funcional es el conocido problema de la vela, diseñado por  psicólogo Karl Duncker hace casi 70 años. El experimento consiste en dar a la persona varios elementos y una consigna. Los elementos son una caja con chinchetas, cerillas y una vela. La consigna es “fijar la vela en la pared de forma que se pueda evitar que se escurra cera hacia abajo”. Después se mide el tiempo que tarda el sujeto en encontrar la solución al problema.

Duncker encontró que los resultados cambiaban cuando se presentaban exactamente los mismos elementos, pero dispuestos de forma distintas. En un caso ponía la caja de las chinchetas con ellas dentro y en otro caso ponía las chinchetas por una parte y su caja por otra.  Por lo general las personas tardaban menos en resolver la consigna en este segundo escenario, cuando la caja de las chinchetas se mostraba vacía.

Esto se debe a que en el primer caso se asume que la función de la caja es sostener las chinchetas y no se ve como parte de la solución, pues ya se le ha asignado ya una función. En el segundo caso, al mostrarse la caja de las chinchetas sin las chinchetas dentro, la caja aparece como un elemento al que hay que darle una función.


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