El amor es un secreto que los ojos no saben guardar
Me gustas desde el día en que te vi entrar por la puerta de aquel bar y supe que te quería besar, sin haberte siquiera tocado, pero no me atreví nunca a decírtelo por miedo a tu reacción, por si no me correspondías. Aunque mis ojos no sabe guardar ese secreto.
Y cada vez que te veía sentía algo por ti, una mezcla de amor, de pasión, de ganas de besarte y abrazarte. Pero lo oculté y ahora me arrepiento, porque no tenía nada que perder.
Es mi mirada, la luz que desprende, la alegría que derrama cuando te miro, la belleza que veo en tu corazón, la interrogación que dibuja en el aire cuando no sé si me correspondes. Es ella, mi mirada, la que me traiciona y me delata ante ti.
Cuando amas a una persona…
Cuando te gusta una persona tu corazón se acelera, tus sentidos se potencian, te ríes y lloras sin ninguna razón aparente, tienes ganas de hacer locuras, de besar, de hacer el amor. Pero amar es otra cosa, es algo más, es la profundidad de un sentimiento de complicidad con otra persona, de querer compartir lo bueno y lo malo.
El amor no es solo decir “te amo”, son gestos, son miradas, son sensaciones, son muchas cosas que difícilmente podemos ocultar. El amor se experimenta en lo más profundo de nosotros.
“Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón”.
-William Shakespeare-
Nuestros pensamientos ocultos
Cada uno de nosotros tiene cuatro áreas que se diferencian en función de cómo compartimos la información. Esas áreas se han ilustrado a través de la Ventana de Johari, que es una herramienta de psicología cognitiva creada por Joseph Luft y Harry Ingham, para ilustrar los procesos de interacción humana. Las cuatro áreas son las siguientes:
- Abierta: es el área que incluye lo que conozco de mí mismo y los demás conocen de mí.
- Ciega: lo que los demás ven en mí pero yo no veo.
- Oculta: lo que conozco de mí pero los demás ignoran.
- Desconocida: lo que ignoro de mí y los demás también ignoran.
La información podrá cambiar de un área a otra, en función de la confianza que tengamos con determinadas personas. Cuando sentimos algo por otra persona, por ejemplo, podemos intentar ocultar lo que sentimos, pero los demás (si nos conocen bien), sabrán o intuirán lo que ocurre. Nuestros ojos no saben guardar un secreto.
Los efectos de una mirada
Una mirada es un mundo, una forma de comunicarnos, un océano de sentimientos, palabras, que se ocultan o que salen a la luz, es una forma más de transmitir quiénes somos. Una mirada tienes muchos efectos diferentes:
- Puede ser halagadora o intimidante: no es lo mismo mirar de forma breve que mirar de forma intensa. Si alguien permanece largo rato mirándonos nos puede llegar a intimidar, a dar miedo… todo depende del vínculo y de la forma de relacionarnos.
- Expresa emociones: una mirada es una ventana a nuestros sentimientos, algo que no podemos controlar, que deja escapar nuestras emociones sin que apenas nos demos cuenta. Las miradas están repletas de emociones.
- Añade información a una conversación: una mirada es un elemento fundamental en una conversación junto con las palabras y los gestos. Si estamos alegres mientras hablamos nuestros ojos acompañarán a nuestra sonrisa.
- Informa sobre la relación entre las personas: una mirada nos dice si entre dos personas hay intimidad o son dos desconocidos. No miramos igual a un amigo, a nuestra pareja o a un familiar, cada mirada es distinta.
- Regula una conversación: una mirada indica a quién le toca hablar y a quien escuchar. Miramos a quien habla para prestar atención, para escuchar activamente.
Por eso, si tus ojos no saben guardar un secreto, no temas por ello. Son ventanas a tu alma, herramientas de comunicación, chivatos de tu verdad. Abraza y acepta lo que transmite tu mirada, pues será tu mejor baza para ser una persona que pone la honestidad por delante.
“No sé tu nombre, sólo sé la mirada con lo que me lo dices”.
-Mario Benedetti-
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Los secretos que la mirada no sabe guardar
Una de las principales herramientas para transmitir emociones es la mirada. Una mirada puede decir muchas cosas, puede ser seria, alegre, triste, enfadada, puede mostrar amor, ternura, comprensión.
Podemos utilizar la mirada de forma consciente cuando queremos transmitir algo acompañando nuestras palabras, pero a veces, nuestra mirada nos traiciona y desvela todos nuestros secretos.
La luz que transmite nuestra forma de mirar cuando alguien nos enamora es inconfundible. Podemos disimular los gestos, podemos ocultar palabras, podemos dejar de hacer muchas cosas, pero en el momento en que abrimos los ojos y miramos a quien amamos, nuestro amor se escapará por nuestras pupilas, delatará a nuestro corazón y a sus latidos.
“Hay dos miradas; la mirada del cuerpo puede olvidar a veces, pero la del alma recuerda siempre”.
-Alexandre Dumas-
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