Apatía y aburrimiento: dos dimensiones muy distintas
Apatía y aburrimiento no son lo mismo, aunque sus semánticas se toquen. Tedio, cansancio, sensación de que la vida va despacio y que todo carece de impulso, sentimientos de vacío, frustración, malestar con uno mismo y el propio mundo… Podríamos describir de mil modos lo que se experimenta cuando transitamos por estas realidades psicológicas, pero lo cierto es que ambas son muy distintas.
Decía Rollo May, conocido psicólogo existencialista, que lo opuesto al amor no es el odio, es la apatía. Es ese estado de desinterés en la propia relación donde el entusiasmo se ha desvanecido. Es la falta de chispa en las risas compartidas y del cosquilleo de la motivación cotidiana. Cuando aparece el estado apático entramos en una dimensión más problemática a la del propio aburrimiento.
Saber identificar uno y otro nos puede ser de gran ayuda por varias razones. La primera a detectar en qué situación anímica nos encontramos, puesto que en muchos casos la apatía es una característica de la depresión. Por otro lado, siempre es bueno saber qué emociones las integran para lidiar mejor por esas situaciones tan molestas.
Lo analizamos.
Apatía y aburrimiento: ¿en qué se diferencian?
Todos hemos experimentado aburrimiento, conocemos la sensación. No obstante, no nos equivocamos si señalamos que la apatía es una dimensión que nos ha visitado con menos frecuencia. Bien es cierto, eso sí, que ambas esferas las vivimos de manera negativa. La mayoría sabemos lo que es esperar horas en un aeropuerto cuando hay un retraso en los vuelos. También nos es familiar estar en una reunión o en una clase nada motivadora ni interesante.
Además, sabemos lo complicado que es lidiar con un niño aburrido. Sin embargo, como bien intuimos, pocas cosas hay más útiles que permitir que un niño se aburra para estimular en él la capacidad innata del aburrimiento. Sin embargo, los adultos no siempre echamos mano de la imaginación, sino que vivimos muy a menudo este estado con frustración y lo intentamos eludir con conductas poco saludables, como comer en exceso.
Es importante saber diferenciar apatía y aburrimiento. De hecho, la literatura científica no ha prestado atención a estas dimensiones hasta hace muy poco, revelándose hace solo unos años como decisivas para nuestra salud mental. Profundizamos en ello.
La mente no comprometida: el aburrimiento
El aburrimiento es un estado aversivo que aparece cuando lo que nos rodea externamente no atrae nuestro interés. Aparece cuando no hay estímulos ambientales atrayentes o desafiantes, también cuando estamos obligados a realizar tareas que no son gratificantes para nosotros. Cuando nada satisface, interesa o motiva, el aburrimiento nos atenaza a través de un estado emocional muy concreto.
En esta realidad psicológica se combina el tedio con la desazón, la frustración con la negatividad. No obstante, cabe señalar que una de las diferencias entre apatía y aburrimiento es que esta última tiene una duración más corta.
Asimismo, estudios como los realizados en la Universidad de York (Estados Unidos) definen al aburrimiento como ese estado en el que la mente no se compromete consigo misma y es además incapaz de focalizar la atención en algo y se limita a divagar.
Como señalan Eastwood, Frischen, Fenske y Smilek (2020), cuanto más divagemos, más aburridos nos sentiremos. Lo esencial, es focalizar la mente con alguna actividad para que esa sensación se diluya.
Saber diferenciar apatía y aburrimiento para cuidar de la salud mental
El doctor Yael Goldberg de la Universidad de Waterloo en Reino Unido dirigió un estudio en el que destacar la relevancia de saber diferenciar apatía y aburrimiento. ¿La razón? La apatía suele estar detrás de la depresión y de estados neurodegenerativos como el alzhéimer. Comprendamos por tanto cómo identificar los estados de apatía:
- La apatía es un estado más estable en el tiempo que el propio aburrimiento.
- Apatía significa literalmente “falta de sentimiento”. De ese modo, mientras en el aburrimiento aparecen numerosas emociones, en la apatía hay un vacío. Nada emociona, nada estimula ni interesa.
- Por otro lado, la apatía también se relaciona con la anhedonia, es decir, la disminución o incapacidad de experimentar placer y disfrute. Según el DSM-V, esta característica se corresponden a síntomas asociados a una depresión.
- Asimismo, si bien es cierto que la apatía puede aparecer durante una época de nuestra vida y desaparecer cuando hallamos nuevos motivantes; en algunos casos, podemos estar ante algún trastorno psicológico.
- La apatía aparece también en el trastorno bipolar, la depresión mayor y los estados de ansiedad.
El aburrimiento apático
Este dato es interesante. Si bien, como hemos señalado, es importante diferenciar apatía y aburrimiento, hay otra dimensión que debemos considerar. Estudios recientes realizados por un equipo de investigadores de Canadá, Estados Unidos y Europa han identificado un tipo de aburrimiento: se trata del aburrimiento apático.
Esta realidad mental integra sentimientos como la negatividad, la desesperanza y la indefensión aprendida. Además, aparecen tres características muy reveladoras para su identificación:
- Incapacidad para concentrarnos o prestar atención.
- Conocimiento de que no nos es posible focalizar la atención en las cosas del día a día.
- Sensación de culpa al no poder rendir al 100 %.
Para concluir, como podemos entrever, apatía y aburrimiento son dos esferas diferentes, pero en ocasiones, pueden aparecer juntas para perfilar una situación de elevado desgaste psicológico. La motivación y la capacidad para ilusionarnos cada día son el mejor antídoto para este tipo de situaciones.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Eastwood JD, Frischen A, Fenske MJ, Smilek D. The Unengaged Mind: Defining Boredom in Terms of Attention. Perspectives on Psychological Science. 2012;7(5):482-495. doi:10.1177/1745691612456044
- Goldberg, Yael & Eastwood, John & LaGuardia, Jennifer & Danckert, James. (2011). Boredom: An Emotional Experience Distinct from Apathy, Anhedonia, or Depression. Journal of Social and Clinical Psychology. 30. 647-666. 10.1521/jscp.2011.30.6.647.