Aprende a relativizar para ser más feliz
¿Recuerdas el rasgo físico que te acomplejaba durante tu adolescencia y que hoy parece totalmente irrelevante? ¿Recuerdas aquel suceso que, en el momento parecía, catastrófico y actualmente es solo un vago recuerdo sin importancia? Con frecuencia, necesitamos que el paso del tiempo suavice la intensidad emocional de los acontecimientos. Pero, ¿cuánto sufrimiento nos ahorraría saber hacerlo en el presente? Aprende a relativizar y serás mucho más feliz.
Esta es una realidad que habrás experimentado por ti mismo en numerosas ocasiones. Quienes padecen o han padecido una enfermedad grave han comprendido, a las malas, que mucho de lo que nos preocupa es realmente insignificante. Y es que una discusión con la pareja, un error en el trabajo o una travesura de nuestros hijos son asuntos que palidecen ante un impacto de tal magnitud.
¿Por qué esperar a que un revés de la vida nos muestre lo verdaderamente valioso? ¿Por qué no aprender a gestionar esa mente que hace montañas de granos de arena? Relativizar es quitar la atención de esa piedra en el camino y levantar la mirada hacia el majestuoso paisaje que la rodea. Pero, ¿por qué nos cuesta tanto y cómo podemos lograrlo?
¿Por qué te cuesta relativizar?
El cerebro está diseñado para garantizar tu supervivencia, no para hacerte feliz. Por lo mismo, te resulta mucho más sencillo identificar dificultades y contratiempos que detectar oportunidades y bendiciones. Los seres humanos tenemos inclinación natural a enfocarnos en lo que va mal y dar por sentado lo que va bien. Basta con comprobar que solo una de las cuatro emociones básicas está relacionada con afectos positivos.
Así, cuando nuestro incesante radar detecta un contratiempo, enfoca toda nuestra energía mental en esa dirección. Una mancha en la ropa o en el mantel, un comentario desafortunado de nuestra pareja o ese amigo que nos cancela un plan son suficientes para mantenernos todo el día de mal humor. ¿Cómo podemos contrarrestar esta tendencia?
Aprende a relativizar para ser más feliz
Seguramente tú ya eres consciente de que esto sucede y te gustaría evitarlo. Sin embargo, es complejo modificar la forma en la que llevamos pensando, reaccionando y actuando durante años. A continuación, te presentamos algunas claves que pueden ayudarte a lograrlo.
Método 10-10-10
Esta técnica fue ideada por Suzy Welch, una periodista económica, para facilitar la toma de decisiones difíciles. No obstante, puede sernos también de ayuda para aprender a relativizar. Así, ante cualquier acontecimiento que te perturbe, pregúntate: ¿cómo me afectará esto en 10 minutos? ¿Y en 10 meses? ¿Y en 10 años? Este sencillo ejercicio nos aporta una interesante perspectiva y nos ayuda a contemplar la importancia real de un suceso.
Que tu hijo deje caer un vaso y se rompa apenas tendrá importancia en 10 minutos, y mucho menos más adelante. ¿Vale la pena enfadarse, gritarle o iniciar un conflicto por esto? Si olvidas entregar un proyecto a tiempo en el trabajo puedes tener consecuencias negativas. Pero, ¿qué relevancia tendrá esto en 10 años? ¿Hasta qué punto es necesario, entonces, que te tortures por este error? Aprende a relativizar.
Ocúpate en lugar de preocuparte
Es cierto que la mente tiene una cierta predilección por los problemas, pero con el fin de resolverlos. Muchas veces somos nosotros los que magnificamos la importancia de un suceso al pensar demasiadoantes de decidirnos a pasar a la acción.
¿Puedes ponerle remedio a lo ocurrido? Entonces, hazlo: cámbiate la camisa manchada, recoge el vaso roto del suelo o dialoga con tu pareja para hacer las paces. ¿No puedes hacer nada? Entonces, ¿para qué preocuparte si no está en tus manos? Siente, sí, pero gestiona esos sentimientos; no te quedes atrapado en ellos.
Aprende a relativizar aplicando psicología positiva
La psicología positiva se ocupa de fomentar y potenciar las fortalezas del ser humano que le acercan a la felicidad y la autorrealización. Y muchas de estas cualidades son grandes aliadas para aprender a relativizar: la gratitud, el perdón o el optimismo nos colocan en un estado mental sosegado y apacible. Son excelentes herramientas para comenzar a enfocarnos en lo positivo y abordar las dificultades con templanza y resiliencia. Practícalas cada día y notarás los cambios.
Decide ser feliz
Nuestra felicidad es, al fin y al cabo, el resultado de las decisiones que tomamos cada día. Ante cada circunstancia podemos escoger cómo interpretarla, qué pensar al respecto y, por tanto, cómo sentirnos. Los eventos tienen la importancia que tú quieras otorgarles, cambia tu escala de medida y tu vida cambiará.
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- Welch, S. (2009). 10-10-10: A Life-Transforming Idea. Simon and Schuster.
- Martínez Martí, M. L. (2006). El estudio científico de las fortalezas trascendentales desde la Psicología Positiva. Clínica y salud, 17(3), 245-258.