Aprende de tus errores
A lo largo de la vida enfrentarás momentos difíciles, situaciones en las que tomarás un camino equivocado. Eres humano y, por tanto, tendrás fallos y tropiezos. Sin embargo, será la actitud que adoptes ante estas circunstancias la que definirá quién eres y cómo deseas vivir. Aprende de tus errores y habrás conquistado el miedo.
Algunas personas cuentan con unas características personales que les hacen más proclives a sufrir ante el fallo. Una tendencia perfeccionista, una personalidad rígida y una alta intolerancia a la frustración son algunos de los ingredientes principales del miedo al fracaso. La excesiva autoexigencia nos hace vivir en una prisión mental, en la que nuestro diálogo interno se vuelve el crítico más feroz.
Quien no se permite equivocarse, ve limitada su libertad. Cada actividad es una prueba, en lugar de una aventura. Y cada error, un gran fracaso personal. El miedo atenazante a no estar a la altura lleva al individuo a mantenerse en su zona de confort, y a privarse de la oportunidad de experimentar lo nuevo.
Permanecer en un lugar dañino, en una situación dolorosa le resultará más aceptable que aventurarse a cambiar de rumbo. Pues esto supondría admitir que se ha fallado. Y cada error cometido se carga como un pesado lastre que mina nuestra autoestima, recordándonos que no fuimos suficientes.
El error es una parte esencial del camino
Es primordial cambiar la concepción que tenemos del error. Hemos de desprendernos de esa valoración negativa, de esa asociación con el fracaso o la incompetencia. El error es parte del camino de todos nosotros, nadie pasa por la vida sin cometer un fallo. Pero además, no solo es una parte del camino, sino un elemento esencial.
Cometer errores es el paso previo al aprendizaje. La enseñanza que se obtiene de un error es mucho más valiosa y relevante que la que se desprende de los buenos momentos. Fallar nos enseña sobre nosotros y sobre el mundo, nos ayuda a clarificar quienes somos, lo que deseamos y lo que no. Nos muestra qué acciones nos llevan a la felicidad y cuales a la frustración.
Suspender un examen nos hace conscientes de la necesidad de llevar el temario al día o de cambiar nuestros métodos de estudio. Una ruptura de pareja nos muestra cuáles son nuestros límites interpersonales y qué deseamos, necesitamos y merecemos realmente. Dejar un trabajo que no nos hace felices nos conduce a trabajar por nuestra verdadera pasión.
Por tanto, el error jamás será un fracaso, sino un salto de gran magnitud en sabiduría y experiencia. Suspender, divorciarte o quedarte sin empleo no hablan de tu incapacidad sino del trayecto que ya has recorrido, el trabajo que ya has hecho y las lecciones que ya has aprendido para llegar a tus metas.
Aprende de tus errores
Por tanto, si cambias tu perspectiva, cambiará tu realidad. Comienza a ver el error como un aliado y no como un enemigo, y te encontrarás cada vez más cerca de cumplir tus objetivos.
- Acepta el error como parte de la vida. Has de alejar de tu mente concepciones perfeccionistas, rígidas e inflexibles. Todos cometemos errores, tú también. Por tanto, acéptalo y permítete fallar, sin miedo y sin culpa. Atrévete a probar, explorar, dar media vuelta y cambiar de rumbo. Integra el error como parte de la existencia y deja de temerle, no permitas que te condicione.
- Utiliza el error como un impulso y no como un lastre. Cuando falles analiza la situación y extrae una enseñanza. No duele para que sufras, duele para que cambies. Por tanto, evalúa que mensaje te trae el error: ¿qué ocurrió?, ¿qué parte fue tu responsabilidad?, ¿qué pudiste haber hecho diferente? Seguramente ahora te conozcas mejor en términos de tus deseos, tus necesidades y tus límites. Ancla este aprendizaje a tu mente.
- Asume tu responsabilidad y perdona. Es importante reconocer que tenemos un papel protagonista en lo que nos ocurre y hacernos cargo de nuestros actos. Asentarnos en el papel de víctima nos deja sin poder, a la deriva ante las circunstancias y actos ajenos. Asumir los errores nos acerca al cambio. Del mismo modo es necesario perdonar a los demás implicados y seguir adelante sin rencor.
- Aprende de tus errores y aplica los aprendizajes en el futuro. No temas volver a empezar, ya no partes de cero sino de la experiencia.
- Cultiva un pensamiento flexible. Para no caer en el mismo error, es importante que observes otras perspectivas. Esto implica hacer las cosas diferente para obtener resultados distintos. Si no hacemos estos cambios, es muy probable que aparezcan las zonas de confort. Por tanto, visualiza el contexto desde otro punto de vista, así el aprendizaje será más enriquecedor.
- Trabaja en tu inteligencia emocional. Habrá errores que afectan más que otros; aquellos que tienen un mayor impacto suelen perjudicar nuestra emocionalidad. Por tanto, el desarrollo de nuestra inteligencia emocional es vital para afrontar y superar las situaciones más difíciles.
- Busca apoyo. Hablar de nuestros fallos y escuchar a los demás sobre los suyos puede ayudarnos a aprender de los errores, pues es una excelente forma para cambiar la perspectiva actual y hacer las cosas diferente.
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