3 aprendizajes que obtendrás tras ser despedido
Por duro que parezca, ser despedido aporta grandes aprendizajes. Estamos de acuerdo en que nadie quiere pasar por una situación así; lo ideal es irte cuando quieres y no por decisión de un tercero. Lo cierto es que muchas personas vivimos este tipo de experiencias y sabemos que no es el fin del mundo.
De hecho, ser desincorporado del trabajo es un acontecimiento que marca un antes y un después en la vida, pero de forma positiva. Sí, te pone al frente de un cambio obligado, pero depende de ti que te lleve a algo mejor o no.
Después del despido, tu tarea central es aceptar y asimilar lo sucedido. No es nada sencillo, en especial, si la situación te toma por sorpresa. Pero lo logras si no permites que esto mine la confianza que tienes en ti y si aprovechas la mala experiencia para cultivar nuevas enseñanzas.
«El sueño del trabajo indefinido se ha esfumado. Hay que encontrar en esa incertidumbre cierto placer de la aventura que exige una continua adaptación, ideando en todo momento nuevos modos de hacer las cosas».
Ser despedido: una oportunidad de aprendizajes
El despido no solo conlleva la pérdida de un empleo, también trae consigo una serie de desafíos emocionales. Una investigación de la revista American Journal of Epidemiology advierte que esta experiencia puede aumentar la angustia, los síntomas psiquiátricos y la autolesiones. Este escenario pone de manifiesto los posibles efectos secundarios que tiene tal hecho para la salud mental.
Es relevante mencionar que las personas despedidas llegan sentirse muy preocupadas por su futuro, sobre todo, si tienen una familia que depende de ellas. En consecuencia, quizás experimenten emociones como las siguientes:
- rabia,
- culpa,
- miedo,
- tristeza,
- ansiedad,
- impotencia,
- frustración.
Estas reacciones son bastante normales, ya que el trabajo es un medio de crecimiento económico y de autorrealización. Además, se afecta la autoestima, puesto que la persona cuestiona su valor y siente inseguridad de sus capacidades. A su vez, esto la cohíbe de buscar nuevos retos y empleos, por no considerarse apta para llevarlos a cabo.
Pese a sus consecuencias negativas y de su posible impacto en la salud mental, es posible que ser despedido resulte en una oportunidad de aprendizajes, siempre que se sepa afrontar. A continuación, te presentaremos grandes enseñanzas derivadas de esta adversidad.
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1. Evolución en el principio de realidad
El despido genera un impacto emocional considerable. A menos que no te agrade ese trabajo, pasas por un proceso de duelo en el que cuesta aceptar el hecho y es imposible evitar la tristeza por lo sucedido, refiere un artículo de Scandinavian Journal of Psychology. De igual modo, atraviesas etapas de desconcierto y pasividad. No obstante, si le imprimes buen talante, lo superas.
El principio de realidad es un concepto, en esencia psicoanalítico, referente a los límites que les impone la realidad externa a nuestros deseos. Desde que nacemos lidiamos con esa tensión entre lo que queremos y lo que es posible en la práctica. Una y otra vez renunciamos a algo que deseamos, en función de adaptarnos a lo que impone la realidad.
Ser despedido es una de esas situaciones que obliga a adaptarte. ¿Qué ganas con ello? En el fondo, mucho. Reconocer y aceptar los límites de lo posible aporta realismo, madurez y salud mental. Si pierdes la frontera entre lo posible y lo imposible te neurotizas e, incluso, llegas a enfermarte. Volver a poner los pies sobre la tierra ayuda a ser más fuerte y capaz, aunque al principio no lo notes.
2. Desarrollo de la autocrítica
Es probable que lo primero que pase por tu mente al ser despedido es que fuiste víctima de una injusticia. La reacción normal es descalificar a quien te puso «de patitas en la calle» y buscar razones para quitarle validez a esa decisión.
En realidad, hay muchas situaciones en las que no es nada fácil definir qué es lo justo y qué no. Asimismo, rara vez las decisiones son perfectas, pero la gente las toma porque convienen.
Si quieres adquirir un aprendizaje a partir del despido, lo más razonable es superar el señalamiento a los demás. En lugar de esto, enfócate en una autocrítica sana. Al fin y al cabo, quien te despidió saldrá de tu vida; en cambio, convivirás contigo para siempre. Por lo tanto, es más provechoso prestar atención a lo que te concierne.
Lo que no debes hacer es fustigarte. Simplemente, intenta identificar las posibles fallas en las que incurriste y condujeron a la determinación de despedirte. Trata de ponerte en el lugar de quien te echó fuera y comprender sus razones.
A medida que te embarcas en un proceso de autocrítica, es esencial buscar el respaldo de tus colegas. Utiliza tu red de contactos para explorar nuevas oportunidades laborales. Este rumbo fue adoptado por muchos líderes exitosos que enfrentaron despidos en el pasado, según un artículo publicado en Harvard Businees Publishing.
3. Sentido de la adversidad y resiliencia
Los seres humanos olvidamos con mucha facilidad que la adversidad existe, sobre todo, cuando pasamos por épocas de bonanza o estabilidad. Sin embargo, nadie se salva de sortear tiempos oscuros, varias veces, durante la vida.
Ser despedido es uno de esos eventos que vuelve a mostrarte el rostro de la adversidad. Si lo miras con detenimiento, esto es un gran estímulo para incrementar la resiliencia.
Esta es la capacidad de sobreponerte a un revés, tomando las riendas de tu destino y enriqueciéndote del aprendizaje que una experiencia negativa deja. El punto es que si no enfrentas situaciones difíciles, tampoco tienes ocasión de desarrollar tu resiliencia.
Volvamos al comienzo: ser despedido no es agradable para casi nadie. Pero si pones en juego tu inteligencia emocional, también sería el comienzo de una nueva versión de ti mismo, más completa y acabada.
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Conclusión
Aunque ser despedido es una experiencia difícil, estresante, frustrante y angustiante, también proporciona valiosas enseñanzas y oportunidades de crecimiento y autorrealización.
Al aceptar la situación de manera positiva, adquieres habilidades como el principio de realidad, la autocrítica y la resiliencia. Es importante recordar que, a pesar de que tendría consecuencias negativas en la salud mental y emocional, ser despedido es una fuente de grandes aprendizajes y de desarrollo personal y profesional.
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