Atreverse implica perder por un momento el equilibrio

Atreverse implica perder por un momento el equilibrio
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 08 septiembre, 2020

El atrevimiento siempre tiene algo de optimista. Atreverse es formar parte de la resistencia que forman los seres extraordinarios, quienes logran construir y avanzar. No atreverse, en cambio, puede implicar vivir a medias, como en un ensayo eterno que nunca llega a estrenarse.

Atreverse implica perder el equilibrio. Para ello hay que tener el valor y la decisión de salir a buscarlo, aun sabiendo de antemano que detrás hay una buena dosis de riesgo, temor e inseguridad. Pero, de no hacerlo, atraemos el peligro de perdernos al no encontrarnos. El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son, a modificar nuestra mirada de esa manera.

Todo lo que queremos conseguir está fuera, porque lo que ya llevamos dentro nos pertenece. Tenemos que lanzarnos, solo así no nos perderemos lo bueno de la vida. Todo el mundo puede hacerlo, pero no todo el mundo tiene el valor de intentarlo. Tarde o temprano nos convertiremos en nuestros pensamientos.

“Sólo aquellos que se arriesgan a ir demasiado lejos pueden descubrir hasta dónde se puede llegar”.

-T. S. Eliot-

Mujer saltando feliz

En muchas ocasiones, solo es cuestión de atreverse

El miedo, si dejas que tome el control, no duda en convierte en su esclavo. Además, lo hace de una manera tan sigilosa que, cuando te quieres dar cuenta, ya eres prisionero. La llave de este candado en muchas ocasiones pasa por armarnos de valentía, incluso de osadía en ciertos momentos, de fe en nosotros y en nuestras posibilidades. Piensa que no podemos nadar hacia nuevos horizontes si no tenemos el valor de perder de vista la costa.

Todos nosotros, al menos una vez, nos hemos encontrado en la encrucijada de tener que decidir si nos lanzarnos, arriesgándolo todo, o si se sentarnos a ver el paso de los triunfadores. Hemos sentido ese temor, pero al mismo tiempo esa ilusión de ponernos manos a la obra y conseguirlo, de vencer a las dificultades y disfrutar del proceso.

Todo progreso se debe a que la gente se atreve a ser diferente. Pensad en los vehículos autopropulsados por vapor del siglo XVIII. Nadie, excepto su creador, Nicolás-Joseph Cugnot, creía en esta ilusión que solo él se atrevió a plasmar. Recordad cuantas cosas nos parecían una locura hasta que se hicieron realidad y pensad si no podríais haber participado o creado alguna de ellas.

Si nos quedamos en el prólogo de nuestra vida, difícilmente lo sabremos, porque la mayoría de las respuestas solo se encuentran en la acción. Ya lo dijo Robert Lee  Frost poeta estadounidense considerado como uno de los fundadores de la poesía moderna: “En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido acerca de la vida: sigue adelante”.

“Si una idea en su origen a alguien no le parece una auténtica locura es que no vale la pena”.

-Albert Einstein-

Mujer tapándose la cara por miedo

La motivación es cuando tus sueños se ponen la ropa de trabajo

Fernandez Abascal, docente en psicología y experto en motivación, nos dice  que la motivación explica en buena medida cómo y por qué se inicia una conducta y no otra. Los investigadores coinciden en que la motivación es un concepto que activa, dirige y mantiene el comportamiento. 

La mayoría de los genios, considerados así por hacer algo audaz, no necesariamente piensan que lo son ni actúan con la motivación de serlo o de que los demás les consideren de esta manera, solo hacen lo que están motivados por hacer. Los estudios nos dicen que l a gente que no consigue sus objetivos, en general, se caracteriza por una laxa disciplina y por renunciar demasiado rápido a lo que se propone. Es cierto que en muchos casos la dificultad aconseja prudencia, pero no es menos cierto que en muchos casos la falta de fe es, en sí, la verdadera dificultad.

  La vida es una atrevida aventura o nada. La seguridad es principalmente una superstición, no existe en la naturaleza. La motivación o la falta de esta, nos deja a entrever las causas que desencadenan nuestro comportamiento, e intenta dar respuestas al porque de nuestras acciones. Así, aunque atreverse sea perder momentáneamente el equilibrio, es en muchos casos un precio necesario a pagar para que el nuevo equilibrio que alcancemos sea todavía más sólido y, sobre todo, más ilusionante. De esta manera, en el fondo, todos tenemos una misión: hacer que ocurra.

“¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?”.

-Vincent Van Gogh-


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